Una vez más, la vida no es como una película, cuando después de unas imágenes de temporal, tremendas olas, viento aullando, cielo con nubes que avanzan a gran velocidad, solo con un cambio de plano aparece la calma más absoluta, esa que dicen que viene después de la tempestad en el viejo dicho. Aquí después de dos días en que no se podía parar quieto, con unos zarandeos y una vista exterior que era mejor no contemplar, solo muy poco a poco, va disminuyendo la intensidad del viento y bajando el tamaño de las olas, pero eso, poco a poco.

El día 23, todo estaba en contra nuestra. Durante la mañana los chubascos se suceden, con vientos que en alguno de ellos llegan a los 39 kts.. con el primero nos echamos a la bañera y enrollamos el génova, cambiándolo por el foque de menor tamaño. Cada vez que pasa el chubasco, el viento baja y el barco disminuye la velocidad. Pensamos en volver a sacar génova, pero sin solución de continuidad, uno y otro chubasco nos disuaden. Por la tarde, cesan los chubascos y el viento se estabiliza en torno a los 22 kts. Por una parte lo ya comentado del tamaño de las montañas de agua que se nos venían encima, entrando por la proa golpes de mar que ascienden por la red, trepan al techo de la cabina, pasan el flybridge y caen en catarata por la popa, dando tremenda ducha al motor del dinghy que va colocado en la popa y otras directamente atacando la banda de estribor y descargando contra los portillos una auténtica catarata de agua salada. Todo esto, sabiendo por la meteo, que la situación se iba a prolongar dos o tres días e incluso empeorar, sobre todo si la extraña BAJA que se formó en el medio de la merienda, nos daba alcance.

Para completar el panorama, el piloto automático, el maldito piloto FURUNO, dio error de servo en el timón. Error que se repitió dos o tres veces. El barco pierde el rumbo y hay que salir a gobernar a la rueda inmediatamente, mientras hacemos los cambios para volver a utilizar el secundario. Este, como siempre, parece ir bien y aunque muy desanimados, volvemos a respirar tranquilos.

En la Rueda Argentina, Alejandro nos dice que la BAJA está siendo estudiada por el Centro de Huracanes de Miami, que le han dado nombre INVES92 y que no hay acuerdo sobre su comportamiento. ¡Viva la madre superiora!

La noche, tremenda. Todo parece adquirir vida propia a bordo. Todo menos nosotros,
que nos movemos lo imprescindible y siempre afincados antes de dar un paso.

El día 24, más de lo mismo, tenemos que seguir ciñendo a rabiar si no queremos que nos alcancen los vientos del centro de BAJA, dea la que tenemos controlada la situación con los meteos Ugrib que sacamos cada día. Solo comemos bocadillos de pan de pita e intentamos no dejarnos vencer por el desánimo en ningún momento. Las pocas horas que dormimos, lo hacemos con mucha intensidad, el cuerpo está machacado, con uno que esté de guardia es suficiente y las horas transcurren monótonas y aburridas, solo nos sirven de distracción las net, a traves de la BLU, que nos dan un breikesito, como dicen en Puerto Rico a hacer una pequeña parada de descanso. Hablamos por la mañana con el resto de la flota española amiga, por la tarde con Miguel Angel desde Palma de Mallorca y un poquito después en la Rueda Argentina.

Día 25. La vida sigue igual, solo con un poco menos de viento y en algunos ratos un poco más de estabilidad. Cuando llega la hora de preparar la comida, decidimos cambiar un rato el rumbo porque es imposible hacer nada en estas circunstancias. Ponemos rumbo a Canadá y la calma se instala en nuestras vidas. Carlos, que no para de inspeccionarlo todo, ve rozado el cabo del enrollador del foque, que ha perdido algo de tensión con esta última maniobra y muestra su problema. Chaleco, arnés y a proa para hacer una ligadilla que proteja la zona dañada.

La tarde transcurre algo más tranquila, con el viento instalado en torno a los 15-17 kts. aunque las olas aún no se han enterado de este cambio y seguimos recibiéndolas, al igual que el viento, por la amura de estribor entre 50 y 60º.

A pesar de la ceñida y de lo que llevamos bregado, el panorama es que cuando estemos a unas 700 millas de las Azores, el viento será del Este, esperemos que flojo y que vamos a tener que acabar a travesía a motor.