Con el poquísimo viento, 4 ø 5 nudos, sol espléndido y mar bastante calma, de un azul cobalto espectacular, decidimos tomarnos la mañana libre. Desenrollamos el genova y apagamos motor. Nos vale con navegar a dos nudos porque llevamos cierto adelanto horario. Hay que compensar la tensión de la salida. Navegábamos con tan poco viento que el genova gualdrapeaba y en alguna ocasión incluso se acuartelaba. En uno de los vaivenes vimos que la riostra, barra de inox de un metro de longitud, que sujeta el arco de protección del radar, se había soltado y colgaba de un solo tornillo, boca abajo. Sin pensarlo dos veces, !arriba!. La first mate, al winche manual del mástil, con sobreprotección en la cabeza, doble gorra por si la barra se desprendía y caía a pico sobre el cráneo, fue izando lentamente al capi, que esta vez llevaba menos cagazo que las ocasiones anteriores, porque solo hay que llegar a mitad del palo. Una vez arriba y a pesar de la calma reinante, los bandazos machacan piernas y costillas. Se consiguió una sujeción de emergencia y palo abajo a descansar. El capi bajó, como de costumbre, molido. Una duchita y un poco de relax lo arreglaron. No hizo falta Ibuprofeno. A estas edades, estos esfuerzos nos están empezando a sobrepasar. Para completar la jornada diurna lúdica, hicimos trasvase de gasoil de garrafas a tanques. Como siempre nos salió el gasoil hasta por las orejas y hoy aún queda cierto tufillo. En un par de ocasiones avistamos aves marinas deambulando por estas recónditas latitudes. Lejos van las pobres a buscarse la vida. Navegación espléndida, salvo que a motor, toda la jornada. Noche tranquila, de nuevo estrellada y con media luna. Temperatura nocturna superior a 23° y a disfrutar de la noche en cubierta. Esta mañana hemos dejado por el través, a 80 Nm. el atolón de MURUROA, aquel que llevábamos en cartera para hacer escala en caso de emergencia. No hizo falta acercarse porque el riesgo de reapertura de la vía de agua, creemos que ya no existe en las condiciones actuales de navegación. No obstante, cada hora o incluso menos, revisamos sentinas y festejamos, cada vez, !!!!pas de l’eau!!!! Hemos superado el ecuador de esta pequeña travesía, el día hoy también es soleado, caluroso y feliz. Seguimos a motor y con previsión meteorológica de más calmas. Nuestra Posición a las 9 de la mañana hora local, del domingo 9 de octubre de 2016, es: Latitud.- 20° 34’89 S Releyendo la crónica, nos hemos acordado de una anécdota que nos contó nuestro amigo Luc del FOLAVOALH. Hace años, Luc era importador de pizarra gallega. En una de las visitas a una mina de pizarra, subterránea, iba acompañado por un ingeniero alemán que se sorprendió de la falta de seguridad en los túneles. – Estos mamparos son muy flojos, se deben instalar otros de mayor consistencia. A lo que responde el gallego, propietario de la mina: – No se preocupe, los mineros son portugueses y llevan casco. De ahí que la first mate que solo es de León, se puso doble gorra de protección. Y por si acaso, se escondió, todo lo que pudo, bajo la botavara. |
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Hoy el Pacífico es pacífico
Hace 24 horas que zarpamos. Se va consolidando la idea de que la reparación funciona. Agua cero, a pesar de que el mar hasta la mitad de la noche estuvo bastante agitado. Ayer salíamos del fondeo con cierta pena, como ocurre siempre que partimos de aquellos lugares en que hemos pasado largo tiempo. Desde sus barcos, el MAYA y el EMMA LOUISE, nos decían adiós con las bocinas y las manos, los últimos amigos que quedaban en el fondeo. Al través de la casa de Yves, en la falda de la montaña, a la salida de la bahía, le llamamos por teléfono para volver a despedirnos y transmitirnos cariños y buenos deseos. Decíamos en la mini de ayer que la navegación, para primer día, fue bastante incómoda. Salíamos con previsión de viento medio, decreciente y así fue, pero la ola se mantuvo más tiempo. Toda la noche hemos avanzado a motor y ahora, con un viento de 5 nudos por el través, hemos vuelto a desenrollar el génova y vamos navegando a 3 nudos. Hemos apagado el motor porque al ritmo que llevábamos nos tocaría aguardar fuera del atolón de Hao toda la noche, a esperar la baja mar que coincide con el amanecer y una hora después es el momento ideal para entrar con poca corriente. Hemos leído en las guías que en este paso llamado Kaki y en condiciones extremas, llega a haber corrientes de hasta 22 Kts. Nuestra Posición a las 9 de la mañana, hora local, es: Ayer nos hacíamos la reflexión de que podríamos haber disfrutado más de la estancia en Gambier, si no hubiéramos estado tan condicionados por la vía de agua. Disfrutamos mucho con las visitas a las islas de Aukena y Taravai, nos faltó conocer Akamarú, que todos dicen que es la más bonita. Tiene una entrada al fondeo con poca sonda, sobre metro y medio y eso nos echó atrás, después de lo vivido. Tampoco visitamos el atolón que en algunos lugares forma pequeños motus con cocoteros. En Rikitea la opción de confraternizar con la gente local está muy condicionada por el idioma, el francés de la first mate, un poco oxidado y el acento de los lugareños influenciado por su otra lengua, el mangarevi, hizo que las relaciones fueran más hacia los otros veleros. Esto suele ser lo más frecuente. Durante la segunda etapa, el fondeo que en principio había sido casi francés en su totalidad, se abrió más al mundo, dos barcos ingleses, un alemán, un belga, un suizo, un chileno y un español, una mini ONU a flote. El tiempo fue mejorando, disfrutamos de días soleados y noches estrelladas. En el silencio de la noche, solo el run-run molesto del generador que produce la energía eléctrica para la isla, allá a lo lejos, distorsionaba la paz. Nuestras sensaciones en Rikitea no han sido de las mejores que hemos vivido, habrá que esperar a que el paso del tiempo mejore nuestra percepción actual, descontando la parte de la avería y dejando solo lo exótico del lugar y la emoción que nos provocó ver sus Montes desde la lejanía, tras haber culminado la larga travesía del Pacífico. Quedarán en el recuerdo sus fiestas, que tanto nos gustaron y la especial simpatía y amabilidad que esos días la gente derrochaba. |
Al fin zarpamos
Según lo previsto, esta mañana, a las 9,00 horas, hemos levado ancla y puesto rumbo al atolón de Hao, a 460 millas. Al salir del atolón de Gambier, mar movido. Inspección a sentinas cada media hora. Al principio entró un poco de agua, como medio vaso, seguramente la acumulada en el sándwich del casco que con el movimiento pasó a la sentina. Llevamos navegando diez horas, a velocidad moderada, mitad a vela, mitad a motor. El viento suave o casi nada y el mar bastante agitado. Durante todo el día hemos llevado la mosca detrás de la oreja, ha llegado la noche y hasta este momento la reparación parece haber funcionado, esperamos que así sea. El tiempo ha estado bastante desapacible, varios chubascos nos han caído encima. También tuvimos tormenta en los alrededores. Esta mini crónica es solo para que estéis tranquilos, nosotros lo estamos. Mañana escribiremos un poco más. |