Hoy el Pacífico es pacífico

Hace 24 horas que zarpamos. Se va consolidando la idea de que la reparación funciona. Agua cero, a pesar de que el mar hasta la mitad de la noche estuvo bastante agitado.

Ayer salíamos del fondeo con cierta pena, como ocurre siempre que partimos de aquellos lugares en que hemos pasado largo tiempo. Desde sus barcos, el MAYA y el EMMA LOUISE, nos decían adiós con las bocinas y las manos, los últimos amigos que quedaban en el fondeo.

Al través de la casa de Yves, en la falda de la montaña, a la salida de la bahía, le llamamos por teléfono para volver a despedirnos y transmitirnos cariños y buenos deseos.

Decíamos en la mini de ayer que la navegación, para primer día, fue bastante incómoda. Salíamos con previsión de viento medio, decreciente y así fue, pero la ola se mantuvo más tiempo.

Toda la noche hemos avanzado a motor y ahora, con un viento de 5 nudos por el través, hemos vuelto a desenrollar el génova y vamos navegando a 3 nudos. Hemos apagado el motor porque al ritmo que llevábamos nos tocaría aguardar fuera del atolón de Hao toda la noche, a esperar la baja mar que coincide con el amanecer y una hora después es el momento ideal para entrar con poca corriente. Hemos leído en las guías que en este paso llamado Kaki y en condiciones extremas, llega a haber corrientes de hasta 22 Kts.

Nuestra Posición a las 9 de la mañana, hora local, es:
Latitud.-         21° 49′ 65 S
Longitud.-   136° 37′ 04 W
Millas navegadas en 24 horas.- 125
Temperatura del agua: 25,6 a 26,4°
Temperatura del aire: 22,1 a 27,5°
Distancia a destino: 337 Nm

Ayer nos hacíamos la reflexión de que podríamos haber disfrutado más de la estancia en Gambier, si no hubiéramos estado tan condicionados por la vía de agua. Disfrutamos mucho con las visitas a las islas de Aukena y Taravai, nos faltó conocer Akamarú, que todos dicen que es la más bonita. Tiene una entrada al fondeo con poca sonda, sobre metro y medio y eso nos echó atrás, después de lo vivido.

Tampoco visitamos el atolón que en algunos lugares forma pequeños motus con cocoteros.

En Rikitea la opción de confraternizar con la gente local está muy condicionada por el idioma, el francés de la first mate, un poco oxidado y el acento de los lugareños influenciado por su otra lengua, el mangarevi, hizo que las relaciones fueran más hacia los otros veleros. Esto suele ser lo más frecuente.

Durante la segunda etapa,  el fondeo que en principio había sido casi francés en su totalidad, se abrió más al mundo, dos barcos ingleses, un alemán, un belga, un suizo, un chileno y un español, una mini ONU a flote.

El tiempo fue mejorando, disfrutamos de días soleados y noches estrelladas. En el silencio de la noche, solo el run-run molesto del generador que produce la energía eléctrica para la isla, allá a lo lejos, distorsionaba la paz.

Nuestras sensaciones en Rikitea no han sido de las mejores que hemos vivido, habrá que esperar a que el paso del tiempo mejore nuestra percepción actual, descontando la parte de la avería y dejando solo lo exótico del lugar y la emoción que nos provocó ver sus Montes desde la lejanía, tras haber culminado la larga travesía del Pacífico.

Quedarán en el recuerdo sus fiestas, que tanto nos gustaron y la especial simpatía y amabilidad que esos días la gente derrochaba.

2 thoughts on “Hoy el Pacífico es pacífico

  1. Hola Pratis,
    Ojalá que el Pacífico se comporte y las velas del cata beban buen viento para llevaros sin problemas hasta vuestra próxima recalada. Aunque hace tiempo que no «posteo», sigo con interés vuestro viaje.
    Buena proa y unos abrazotes desde la aldea gala de la estepa castellana.

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