Navegando las Tuamotú

Las Islas Tuamotú han sido bautizadas como el archipiélago "dangereux" (peligroso) porque sus islas, atolones,  son muy bajos y no se hacen visibles a los yates, en el mejor de los casos, hasta una distancia de 8 millas o menos. No hace tanto  tiempo que los veleros querían solo localizarlas y pasarlas lejos para no tener problemas. Ahora con mejores sistemas de localización GPS y radares, se visitan normalmente algunos de sus atolones,  si bien las guías advierten de sus potenciales peligros. Muchos barcos perdidos y otros con problemas de varadas en  los arrecifes, prueban que los peligros son reales.

Esto sin olvidar la dificultad de las entradas y salidas a los atolones, los famosos passes,  por las fuertes corrientes que montan barreras de olas, en algunas ocasiones infranqueables.

Ayer leíamos con mucha atención el relato del velero español PIROPO,  que pasó por estas aguas en septiembre de 2.014. Concretamente su experiencia en el atolón de Tahanea, que describe como espectacular por sus bellos corales y la variada fauna subacuática. Narran con todo detalle la dificultad en la entrada al atolón y que se pasaron siete horas de espera e incertidumbre, a pesar de estar preparados en el passe a la hora oportuna. Cuentan también de otro velero que venía de Gambier y que no pudo entrar en Hao, por el passe Kaki, por las fuertes corrientes, a pesar de ser un barco con motor de gran potencia.

Esto nos puso en sobre aviso para la salida de ayer de Hao.

A las 9,  hora local, soltamos amarras y con suave brisa, arrastrados por el génova, navegamos las 6 millas que nos separan del passe. De lejos observamos como una barrera de espuma blanca parecía cerrar el paso, pero según nos fuimos acercando a la perpendicular del passe, vimos que había barreras a ambos lados del canal, pero no en el centro. Al llegar a la enfilación de salida enrollamos génova por seguridad, arrancamos ambos motores y lanzamos el barco por el canal, hacia mar abierto. La corriente no superó los 3 nudos a favor y sin embargo formaba un tren de olas que,  sin llegar a ser rompientes, nos bazuquearon por breves momentos.

Ya fuera del atolón volvimos a navegar a vela, primero solo con el génova y poco después acompañado por la mayor. Viento suave 10-13 nudos durante todo el día.

El sol un poco de vacaciones, salía, entraba, sin decidirse mucho, a pesar de lo cual la navegación diurna resultó muy bonita. Atardecer con rojizos en la proa y poco después luna llena, por la popa mar de plata y perspectiva de hermosa noche de navegación a vela.

Sobre las diez de la noche hubo un role del viento, superior a 60°, bajada de intensidad  casi a cero y torrencial chubasco. En el través el atolón de Marokau. Aguantamos malamente, cambiando rumbos de continuo y soportando el gualdrapeo de las velas. El atolón Marokau, del que divisamos algunas luces en su extremo norte, dista unas 6 millas y no hay riesgo potencial.

Los chubascos se sucedieron uno tras otro. Tuvimos cuatro bien fuertes y el ultimo nos obligó a bajar el trapo. Habíamos entrado en una calma absoluta. Seguía lloviendo torrencialmente y quedamos empapados en esta última maniobra.

Navegamos a motor un par de horas y de nuevo se estableció un viento del E de 10 nudos,  con el que seguimos navegando suavemente con el génova, rumbo directo a Tahanea.

Hasta este momento, los hilillos de Rajoy han desaparecido, lo que quiere decir que éstos si eran de verdad hilillos. Parece.

A las 9 hora local, del domingo 16 de octubre de 2.016, la Posición es

Latitud.-         17° 43’62  S
Longitud.-    142° 50’43 W
Millas navegadas en 24 horas.- 118
Millas acumulas: 118
Temperatura del agua: 28,4 a 29,4°
Temperatura del aire: 23,7 a 33,1°
Distancia a destino: 120 Nm