Paciencia

En el fondeo, dando vueltas y más vueltas a la cabeza, pensamos en la posibilidad de resolver el problema de la vía de agua, transportando el catamarán sobre un mercante hasta Tahití, donde poder repararlo.

Aquí hay un dique de hormigón, sin atención portuaria de ningún tipo, donde atracan regularmente  un par de mercantes de suministros.

El martes, día 16 de agosto, atracó el CLAYMORE II, éste era nuevo para nosotros. Es un pequeño mercante de pasaje, que hace la ruta Nueva Zelanda – Pitcairn, con escala en Rikitea, para embarcar algún pasajero que llega aquí en avión. Pitcairn que tiene 50 habitantes y cero aeropuertos, está a unas 300 millas hacia el  SE y es inglesa.

Consultamos con el armador, que casualmente estaba a bordo, la posibilidad de subir el cata al mercante y transportarlo hasta Tahití. Dijo que era posible y que a la vuelta de Pitcairn, la semana siguiente, concretaríamos.

El martes, media 23, llegaron juntos el CLAYMORE II, que quedó fondeado y atracó el TAPORO VIII, que es el mercante que cada 2 ó 3 semanas, trae los suministros a la isla. Este es más grande y con una grúa central potente.

Nos fuimos a hablar con su capitán que estaba conduciendo una carretilla elevadora, en plena vorágine de la descarga. Nos dijo que era posible, aunque costaría una fortuna. Nos anticipó el precio por m3 y casi nos dio la risa floja.  No obstante, que lo habláramos con el patrón, en Papeete.

El CLAYMORE II, nos da la otra mala noticia de que no puede hacer el traslado, que el cata no cabe longitudinalmente y atravesado, con 2 m. en voladizo por cada costado, puede ser inseguro en caso de mala mar.

Resultó curiosa la descarga del TAPORO, 6 horas con las dos grúas trabajando a full. Dos carretillas elevadoras moviéndose a modo de coches de choque de feria, entre camionetas, coches, containers, personas humanas caminando sin despeinarse, bajo las cargas suspendidas y en una perfecta, aparente, anarquía. Todo el mundo se va llevando sus cosas, bidones de gas-oíl, gasolina, víveres, materiales de construcción, boyas de granjas perleras, electrodomésticos, pequeños contenedores con productos congelados, etc, etc, etc.

Asombroso, todo fluye como la seda.

Coincidió durante la vorágine la llegada de la lancha que trae los pasajeros del avión. En un lugar tan tranquilo como este, en una mañana hemos gastado la actividad de todo el mes.

Al habla con el patrón del TAPORO, en Papeete, se confirma la barbaridad del precio, además  que sería bajo nuestra responsabilidad las maniobras de carga, descarga y traslado. No le mandamos a donde se manda a este tipo de usureros monopolistas,  porque nunca se sabe lo que puede ocurrir en el futuro, pero ganas………….

Total, hoy es día 27 y llevamos aquí casi un mes sin progresar en resultados.

Ahora mismo contamos con la colaboración de un francés europeo, Yves, afincado en la isla, que conoce muy bien la idiosincrasia de la Polinesia Francesa y sus gentes. Se encarga, sobre todo, de las comunicaciones en francés y también aporta buenas ideas.

El plan de actuación en estos momentos es:

Hacer limpieza, con una rotaflex neumática, del antifouling en la zona de contacto con el coral, aplicar de nuevo masilla epoxi y sujetar con zunchos el casco para evitar la apertura de las fisuras,  con las torsiones que se producen en navegación, con mar agitada.

Los materiales y herramientas tienen que venir de Papeete y seguramente demorará, pero estamos en marcha.

Una vez hecho esto, esperar una ventana climatológica de encalmadas, para navegar despacio, rumbo a Tahití,  hasta el primer atolón con fondeo y habitado, Hao, a 460 millas. En medio queda el atolón de Mururoa, donde Francia, allá por los años sesenta hizo sus ensayos nucleares, explosionó 40 bombas atómicas. Ahora es zona excluida de navegación y fondeo, salvo emergencias. Pero está ahí.

Esta última semana hemos tenido buen tiempo, sol y poco viento. La semana anterior tuvimos fuertes vientos con rachas atemporaladas en el fondeo. Por estar próximos a la falda del monte se producen vientos catabáticos, desordenados, que levantan cortinas de agua y dan pánico. Los barcos en el fondeo se mueven caprichosamente, con el consiguiente riesgo de colisiones. Puntualmente, pasamos una noche de aúpa.

Parece que el invierno va pasando, los días crecen y mejora el tiempo. Aún no sabemos si esto continuará hacia la primavera.

Segundo rehúse

Esta vez tampoco pudo ser.

Después de las pequeñas reparaciones de estos últimos días, cuando parecía que la entrada de agua estaba controlada, llegamos a tener 0,3 litros a la hora, organizamos el zarpe para hoy sábado al despuntar el día.

Nuestro amigo Frederic del CAP A CAP, ayer nos ofreció acompañarnos navegando a vista, adaptándose a la necesidad de nuestra navegación. Una cosa es navegar en conserva que lo único  que se consigue es coincidir en el punto de zarpe y el de arribada y otra cosa es el compromiso serio de alguien que te ofrece su ayuda incondicional. Ante este ofrecimiento, nos quitamos de la cabeza las sombras que aún nos acechaban y decidimos zarpar. Gracias, gracias, nuestro profundo agradecimiento al  al CAP A CAP.

A una hora de la salida y aún dentro del atolón, navegando contra el viento, de F-5  y con ola bien movida, vimos que el agua estaba entrando en la sentina como la vez anterior. Sin pensarlo dos veces, otra vez media vuelta. Nos despedimos del CAP A CAP, que venía tras nosotros y al cruzarnos, con gestos les enviamos besos y agradecimiento a Dominique y Frederic, con profunda emoción y nos quedamos mirando su estela que se iba alejando.

Ya estamos de nuevo en el fondeo. Hemos hablado con nuestra compañía de seguros porque ya está bastante claro que hay que buscar solución más contundente. El astillero CATANA, con el que nos hemos puesto en contacto, opina que el problema puede estar centrado en la unión de los dos semicascos que fue donde, aunque suavemente, se apoyó el barco sobre la cabeza de coral.

La solución definitiva puede ser compleja ya que aquí no hay posibilidad ninguna de sacar el barco a tierra.

Ahora estamos a la espera de lo que nos indique nuestro seguro. En cualquier caso, lamentablemente, ya nos hemos hecho a la idea de que nuestra travesía por la Polinesia Francesa, esta temporada, ha finalizado.

Rikitea seguirá siendo nuestra casa por algún tiempo.

Rikitea, con sol y sin viento

Ha salido el sol, estos últimos días han sido de cielos azules y sin viento. El estado de ánimo mejora sensiblemente cuando el tiempo es bueno.

El fin de semana los barcos amigos se fueron a fondear cerca del atolón para pescar langostas, al regreso supimos que ni las vieron. Nosotros quedamos casi solos en el fondeo controlando la vía de agua que poco a poco fue yendo a menos. El lunes, el capi hizo repaso de los parches de epoxi y en algunos de ellos aplicó sykaflex por alguna zona que estaba algo levantada. Cada intervención, aunque despacio, mejora el problema.

Hoy martes hemos salido a navegar para ver el comportamiento de la reparación con el barco en movimiento. Todo va bastante bien, el caudal de entrada lo tenemos durante la navegación, en 1,25 litros hora, que hace 30 litros al día, lo que es perfectamente asumible.

La incertidumbre y el desánimo se van quedando atrás. Hoy casi tenemos decidido zarpar el sábado con la flotilla de franceses que arrumban hacia Tahití. En este caso navegar en conserva y con paradas intermedias nos da cierta tranquilidad.

Vía de agua y el regreso a Rikitea

La crónica desde Taravai, pintaba en oros. A la noche, según lo previsto, comimos unos confit de pato a la brasa magníficos y disfrutamos de la hoguera y la compañía. Cerramos la velada en el PRATI y nos despedimos.

Temprano levamos ancla y arrumbamos hacia Marquesas. Todo perfecto, viento del E de 10-12 Kts. sol y el PRATI avanzando a 7 Kts.

Nada más salir, habíamos visto que la sentina de estribor tenía un poco más de agua que los últimos días. Desde la varada en el coral, habíamos tenido unas gotas de agua, medio litro al día, en la sentina. Una posible entrada era por el portillo de emergencia y se selló por dentro y por fuera con sykaflex, con lo que supusimos resuelto el problema. En Taravai, aprovechando lo cómodo del fondeo, hicimos limpieza de cascos a espátula. Ahí comenzó a entrar un poco más de agua.

Ya navegando y con este aumento del agua en sentina, nos dimos un margen de 24 horas por si la entrada de agua iba a más. Dos horas después, a unas 20 millas, la cosa se puso sería, al comprobar que entraba un cubo de agua, de unos 12 litros, cada 10 minutos. No nos lo pensamos, de inmediato, vuelta hacia el fondeo de Rikitea.

Una vez fondeados, pedimos ayuda a los demás barcos y nos la brindaron. Quedamos para la mañana siguiente, con buena luz. Mientras nosotros pusimos en marcha el sistema de bombeo del barco y la bomba eléctrica portátil de gran caudal que nunca se había utilizado. Saber que todo funcionaba bien, nos dio cierta tranquilidad.

Llamamos por teléfono al hermano del capi para que lo supieran también el resto de familia y amigos.

Al día siguiente escribimos a Toni:

Hola Toni

Como ya te contó Luis, estamos de vuelta en Rikitea. La vía de agua no tiene un motivo claro. Han buceado el casco con atención y solo se ha visto una pequeña huella en el casco a la que se ha aplicado resina epoxidrica y sin embargo sigue entrando el agua igual.

Aquí no hay ningún lugar donde hacer trabajos, solo la colaboración de los barcos vecinos que están portándose estupendamente. Hay incluso una persona muy experta, Philipe, que ha hecho su propio barco y trabajado como profesional en astilleros. Nuestro amigo Frederic CAP A CAP, está ayudando en todo y haciendo de intérprete. Siguen desmontando lo que se puede para ver si consiguen llegar al origen del problema.

Las bombas de achique automáticas funcionan perfectamente y hemos probado también una manual que achica en segundos una gran cantidad de agua. O sea, que no hay riesgo ninguno.

Seguiremos en contacto.

El nos pide más noticias y que hay gente que nos sigue y puede estar preocupada. Le escribimos este otro correo.

Hola Toni:

Tienes toda la razón. Cuenta en la Web y en LTP lo que ha ocurrido, incluye el correo que te enviamos ayer y este.

Seguimos intentando tapar posibles fisuras.

Ayer desmontamos y rompimos medio barco, es un decir, buscando por dentro alguna pista y no encontramos ninguna. Nos centramos ahora en el casco por el exterior, ya que con los pequeños parches de masilla epoxi que se pusieron el martes, la entrada de agua se ha reducido casi a la mitad.

Prisa no tenemos, nuestra intención de subir ya a Marquesas es buscando mejores temperaturas, aquí se está bien pero el agua no está a temperaturas tropicales. A cambio aquí  contamos con la ayuda de los otros barcos.

El miedo a la vía de agua grande se lo estamos perdiendo, al ver que los sistemas de bombeo funcionan bien.

Según vayamos avanzando en la reparación, iremos contando.

Hoy, viernes, día 5 de agosto, Philipe ha vuelto a repasar, por tercera vez, los parches de epoxi que ha ido colocando e incluso puso alguno nuevo. Total de aplicación, un kilo de masilla epoxi de dos componentes, de la que sirve para aplicación subacuática y que tiene una curación y endurecimiento similar a la que se aplica en el exterior. Con este tipo de  masilla navegamos desde Salvador de Bahía a Trinidad, cuando nos tragamos la putaboya cerca de Itaparica en 2.009. El problema de ahora es que no hay ningún agujero, golpe, ni fisura importantes, solo se encontró un pequeño aplastamiento semicircular de unos 4 cm. de diámetro. Ahora el casco parece que tiene viruela, porque la resina es de color verde clarito y el antifouling, negro. El agua, de momento, sigue entrando aunque la actuación de la bomba automática ha aumentado su frecuencia al doble de tiempo. Ello implica mejoría pero no resolución del problema.

Vamos a esperar hasta mañana para que cure bien toda la masilla aplicada hoy y a partir del resultado habrá que decidir.

Hay dos alternativas de rumbo: la primera es 900 millas, rumbo NNW, sin escala alguna a Marquesas. La otra es dirección WNW, de distancia similar hacia Papetee, en Tahití, en este caso con una primera escala en caso de emergencia en el atolón de Mururoa, a unas 250 Nm. otras en Hao y Tahanea, también a doscientas y pico millas cada una. Esta misma ruta la van a hacer tres de los barcos franceses con los que tenemos más relación.

Pros y contras:

En Marquesas hay un varadero donde podemos sacar el barco para dejarlo en tierra durante la temporada de ciclones. Para hacer reparación tendrá que venir un técnico de Tahití.

En Tahití hay un gran travelift para sacar el barco y hacer reparación pero no se puede dejar en tierra después. O sea, habría que volver al agua, navegar a Marquesas, retrocediendo otras 900 millas y volver a sacar el barco.

Estamos sumidos en un mar de dudas, incertidumbres y algo deprimidos.

Como son las cosas, lo contentos y felices que íbamos navegando, con buena mar y buen viento, el lunes y ahora la moneda se ha dado la vuelta y toca cruz.

Vía de agua en el PRATI

Estamos de vuelta en Rikitea. La vía de agua no tiene un motivo claro. Han buceado el casco con atención y solo se ha visto una pequeña huella en el casco a la que se ha aplicado resina epoxidrica y sin embargo sigue entrando el agua igual.

Aquí no hay ningún lugar donde hacer trabajos, solo la colaboración de los barcos vecinos que están portándose estupendamente. Hay incluso una persona muy experta, Philipe, que ha hecho su propio barco y trabajado como profesional en astilleros. Nuestro amigo Frederic CAP A CAP, está ayudando en todo y haciendo de intérprete.

Siguen desmontando lo que se puede para ver si consiguen llegar al origen del problema.

Las bombas de achique automáticas funcionan perfectamente y hemos probado también una manual que achica en segundos una gran cantidad de agua. O sea, que no hay riesgo ninguno.

Seguimos intentando tapar posibles fisuras.

Ayer desmontamos y rompimos medio barco, es un decir, buscando por dentro alguna pista y no encontramos ninguna. Nos centramos ahora en el casco por el exterior, ya que con los pequeños parches de masilla epoxi que se pusieron el martes, la entrada de agua se ha reducido casi a la mitad.

Prisa no tenemos, nuestra intención de subir ya a Marquesas es buscando mejores temperaturas, aquí se está bien pero el agua no está a temperaturas tropicales. A cambio aquí  contamos con la ayuda de los otros barcos.

El miedo a la vía de agua grande se lo estamos perdiendo, al ver que los sistemas de bombeo funcionan bien.

Según vayamos avanzando en la reparación, iremos contando.