Segundo rehúse

Esta vez tampoco pudo ser.

Después de las pequeñas reparaciones de estos últimos días, cuando parecía que la entrada de agua estaba controlada, llegamos a tener 0,3 litros a la hora, organizamos el zarpe para hoy sábado al despuntar el día.

Nuestro amigo Frederic del CAP A CAP, ayer nos ofreció acompañarnos navegando a vista, adaptándose a la necesidad de nuestra navegación. Una cosa es navegar en conserva que lo único  que se consigue es coincidir en el punto de zarpe y el de arribada y otra cosa es el compromiso serio de alguien que te ofrece su ayuda incondicional. Ante este ofrecimiento, nos quitamos de la cabeza las sombras que aún nos acechaban y decidimos zarpar. Gracias, gracias, nuestro profundo agradecimiento al  al CAP A CAP.

A una hora de la salida y aún dentro del atolón, navegando contra el viento, de F-5  y con ola bien movida, vimos que el agua estaba entrando en la sentina como la vez anterior. Sin pensarlo dos veces, otra vez media vuelta. Nos despedimos del CAP A CAP, que venía tras nosotros y al cruzarnos, con gestos les enviamos besos y agradecimiento a Dominique y Frederic, con profunda emoción y nos quedamos mirando su estela que se iba alejando.

Ya estamos de nuevo en el fondeo. Hemos hablado con nuestra compañía de seguros porque ya está bastante claro que hay que buscar solución más contundente. El astillero CATANA, con el que nos hemos puesto en contacto, opina que el problema puede estar centrado en la unión de los dos semicascos que fue donde, aunque suavemente, se apoyó el barco sobre la cabeza de coral.

La solución definitiva puede ser compleja ya que aquí no hay posibilidad ninguna de sacar el barco a tierra.

Ahora estamos a la espera de lo que nos indique nuestro seguro. En cualquier caso, lamentablemente, ya nos hemos hecho a la idea de que nuestra travesía por la Polinesia Francesa, esta temporada, ha finalizado.

Rikitea seguirá siendo nuestra casa por algún tiempo.