Monthly Archives: febrero 2010
Carnaval de Bahía.- A festa da rua mais grande do planeta
Viernes y sábado. El Pelourinho. Aunque un poco cansados del bailoteo y el exceso de bebida de ayer, otra vez con Nuria y José Luis, nuestros anfitriones en este carnaval, acompañados esta vez de Abel, su hijo de doce años, arribamos a media tarde al Pelourinho.
Nos recibe en la plaza de Terreiro de Jesús, el mini desfile que está pasando en esos momentos. Para empezar el micro trío eléctrico, que es un revival de los que empezaron en los años 50. Es un coche tuneado con una especie de casa encima, con tejados de Uralita, cutrecilla ella y en su interior va un pequeño grupo musical, con batería, guitarra y poco más. Le sigue una charanga con un grupo de chavales bailando samba. Unos gigantes y cabezudos desfilan también a ritmo de samba, moviendo sus culos a los que llevan unido un gran aro, tipo hula hop, que le da una gracia especial. El capi se mezcla entre los muñecos y disfruta de lo lindo. Uno de ellos nos recuerda a un amigo de Guadalajara. …………..? Como estamos en el casco histórico y es donde más arraigo tiene la tradición africana, cantidad de grupos étnicos, danzan y danzan sin cesar. Por lo general la música de percusión es muy buena y el resto regularcilla, tirando a mala, lo que le da aún mayor encanto. En cualquier calle aparecen los grupos “fantaseados” de cualquier cosa, siempre bailando y disfrutando. En todas las placitas hay escenarios con distintas actuaciones y cada poco por las callejuelas pasa una peña con un grupo de seis u ocho personas, que van haciendo su propia fiesta al ritmo de su pequeña orquestilla.
Nos aflora una sonrisa de ternura cuando vemos que vienen desfilando y como siempre bailando, una veintena de abuelas, bueno, más bien bisabuelas, con unos trajes espectaculares, faldas de volantes, en plata y bermello, confeccionadas con las envolturas de la tapioca, según se podía leer fácilmente. Alrededor del cuello un gran aro, como tienen algunos planetas, formado por discos CDs y un adorno rojo en el centro de cada uno. Sobre la cabeza una especie de casco, también de plata con unas grandes hojas hechas con polipan. Todas con sus gafitas de ver y una alegría envidiable. Habrán trabajado muchos días para confeccionar sus fantasías y el resultado e otimo y todo el mundo lo admira. Se las ve orgullosas. No hay testimonio gráfico, porque cuando vamos solos al Pelourinho, como ocurrió ese día, no llevamos cámara de fotos para que no nos la pelourinhen. El del Pelourinho si que es un autentico carnaval a nuestro estilo clásico de los pueblos de España. En parte nos recuerda al de Cádiz “la Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz La Habana con más salero” aquí la gente se disfraza de forma simpática y con pocos recursos económicos, al igual que en Cádiz, con una diferencia importante: la samba. Que gusto da ver esos culos, como flanes temblones, que ritmo, que alegría en las caras de la gente, que despiporre, que envidia que no seamos capaces de seguirles la marcha, nosotros desfallecemos a los diez minutos, pero lo intentamos. Nunca es tarde, si la dicha es buena, aunque si es de lamentar que estemos viviendo este carnaval muy cercanos a los sesenta y no en los treinta como nos hubiera gustado. Somos casi como el trío eléctrico, solo que éste cada vez es más grande, más potente, más joven y nosotros casi que no. El sábado, nos encontramos con Joan y Miguel, del DORIA, ellos habían oído de un concierto de un grupo afro, llamado Cortejo Afro y nos fuimos a oírles. Pasamos un par de horas bailoteando y disfrutando de una música con ritmos vibrantes, es un grupo de unas quince personas, de las que doce forman la percusión, se acompañan de una guitarra eléctrica y un teclado, además de tres cantantes bien animados y un “hombre de lata” con un paraguas gigantesco, que evolucionaba entre todos ellos y de vez en cuando entre el público. Van vestidos de forma espectacular, con una especie de armaduras medievales en pectorales y hombreras, láminas de plata, rostros negros, muy negros, movimientos conjuntados y alternativos, permanentes, machacones, súper rítmicos. Contagian a toda la terraza que frenéticos bailamos y bailamos. Esta foto corresponde al trío de cantantes de Cortejo Afro, que va desfilando en un trío eléctrico, vale para hacerse una idea.
Seguiríamos contando cosas, más cosas, multitud de anécdotas, pero acabamos de recibir la crónica de José Luis Grande y nos repetiríamos un poco más. Mañana la publicaremos con un montón de fotos del martes de carnaval. P.D..- El final del carnaval ha sido triste. Por la mañana despertamos con el sonido del teléfono que nos anuncia el fallecimiento de Fede, uno de los hermanos de nuestro amigo Jaime. Una muerte repentina que deja a todo el mundo descolocado. El resto del día alternamos el jolgorio de un carnaval que lo invade todo, con el recuerdo de nuestros amigos que están pasando un momento tan duro. |
De Laura a Sergio
Ahora nos toca chupar de las crónicas de nuestro amigo Sergio, que rezan así:
“Conocía de oídas a Magdalena y Carlos por referencia de mi amigo Pedro Carpintero, El Almirante. El nos informaba a “Los Compañeros de A bordo” de las andanzas de tan singular pareja. Compañeros de A bordo, es una asociación de navegantes, residentes en Madrid, a la que pertenecen varios amigos nuestros: El Almirante Pedro, el Comodoro Rogelio y ahora el personal de tropa Sergio El año pasado Pedro me comentó el proyecto de los Pratis, de dar la vuelta al mundo y de su casi segura recalada en Salvador, en la Bahía de Todos los Santos. A través de su Web les empecé a seguir y de las fotos y su cuaderno de bitácora me había formado una imagen; El Pirata de facciones duras y La Doncella de dulce sonrisa, loca ella y loco él. A su llegada a Salvador no les pude recibir porque estaba de viaje en Sao Paulo, pero el primer día que les vi, les reconocí a la primera, me eran familiares y eso que Carlos no llevaba el pañuelo en la cabeza. Desde ese día hemos mantenido un contacto casi diario. En la siempre animada bañera del catamarán, denominada la Taberna de los Pratis y presidida por un Karanca, hemos pasado grandes veladas y en mi caso he podido disfrutar de alguna de ellas en compañía de mi hermana Raquel y de Nuria y José Luís, amigos y compañeros de trabajo. Aparte de las largas singladuras de taxi por Salvador y de las innumerables recaladas terrestres para charlar animadamente sobre este país y sus gentes, los Pratis me han permitido compartir tres agradables fines de semana a bordo de su catamarán. La primera de ellas fue la del tan famoso como desafortunado encuentro nocturno con la temida boya Moby Dick, en el que el Capitán Carlos Akab, con madero en mano y la destreza de su timonel, Magdakab, lograron acabar con uno de los más temidos monstruos de esta bahía……………… las heridas dejadas por la lucha aún no han curado del todo.
La segunda y tercera, las realizamos a la isla de Itaparica, lugar de fin se semana de gran cantidad de soteropolitanos, como les gusta denominarse a la clase local favorecida, en contraste con los cariocas de Río y los paulistas de Sao Paulo. Dormí en el barco con intención de zarpar a primera hora, como así hicimos. Zarpamos como a las 10 y navegamos con buen viento y un cielo despejado, esto último poco habitual en la zona. El catamarán es una maravilla y con viento moderado alcanza velocidades sorprendentes, hasta 11 nudos, de una forma sencilla y confortable. Al doblar la isla por el norte hay una Marina y fondeamos cerca de la entrada. Pasamos dos días tranquilos disfrutando de chapuzones, excursiones a la Coroa de Limo y largas tertulias sentados en la arena, con el agua a la altura del pecho, una delicia. Por la noche excursión a tierra para dar un paseo antes de la cena. El lugar a esas horas te traslada 40 años atrás. Muy pocos coches, familias sentadas a las puertas de sus casas al frescor de la noche y mucha tranquilidad, salvo cuando aparece algún coche con jóvenes imitando a los tríos eléctricos de carnaval con una música infernal. Cenamos, en un local angoleño llamado el Saveiro, comandado por Rosa, amiga de los Pratis. Al ir a sentarnos observamos que la mejor mesa había sido abandonada. Al ir hacia esa mesa vimos que quedaban dos copas de vino y una botella casi llena, por lo que nuestra primera intención fue la de dar cuenta de la misma. Magdalena nos recomendó dejar la botella e irnos a otra mesa. Gran acierto, porque al cuarto de hora regresó en coche el anterior comensal y dio buena cuenta de su botella. Me gusta esa sensación de seguridad que te permite dejar una garrafa de vino en una mesa, irte a un recado y poder volver como si nada hubiese pasado. Supongo que es un caso aislado o un espejismo, porque hoy en día esa situación no ocurre ni en las casas, con el agravante de que en casa, además de desaparecer la botella, te llevas una bronca por dejar la mesa sin recoger. La cena fueron sardinas y arroz con pescado y gambas, aceptables los dos pero sorprendentes al pensar que las especialidades angoleñas son las mismas que las de muchos otros sitios. Al día siguiente más de lo mismo, contacto con el agua y la naturaleza, comida abundante, sobremesa, siesta…………esto es vida. Qué difícil es volver a la ciudad………….
La tercera travesía la hicimos al mismo lugar y vino José Luís. La iniciamos al atardecer y navegamos de noche, pero con luna. Ni que decir tiene que la atención y vigilancia fueron excepcionales, para evitar posibles abordajes de los monstruos de estas latitudes. El fondeo tranquilo, el descanso escaso entre mis ronquidos y los de José Luís. Agradecí que el barco fuese de doble casco y que los Pratis durmiesen en el otro patín, de otra forma nos hubiesen arrojado por la borda. Por la mañana temprano, a eso de las 12, y después de la frenética limpieza de uno de los cascos por parte de Carlos, fuimos a la compra a por pan, fruta y shiri-boyas (nécoras). Después a mariscar chirla en la coroa, repartiendo las tareas, los tres del norte mariscaban como solo ellos saben y el de Madrid almacenaba para luego comercializar. En total cerca de kilo y medio para el arroz del domingo. De comida, el sábado, La Almirante preparó una fabada asturiana, repito FABADA ASTURIANA. Magdalena había retirado y recogido en un tazón, buena parte de la grasa, pero accedió a que la incorporásemos a los platos, bajo la responsabilidad de cada uno. No recuerdo a los demás, pero yo devoré tres platos a los que les incorporé suficiente sustancia. Que sabor, que olor, que suavidad…..El resultado, una siesta hasta las 8 de la noche. Afortunadamente no hubo fuegos de artificio o al menos no han dado queja en la capitanía. El paseo nocturno en tierra fue tranquilo, los cuerpos no daban para mucho. Ya en el barco pasamos un buen rato observando estrellas y discutiendo la fiabilidad del identificador de estrellas de los Pratis (el Celestrón). El motivo; cuando alineabas el dispositivo a la estrella central de las tres Marías, de la constelación de Orión, indicaba que era Rigel, lo cual contradecía nuestros elementales conocimientos de astronomía, pues Rigel pertenece al cuadrilátero exterior y es una de las dos más brillantes. Cuando intentabas identificar a Rigel o Betelgeuse te decía que era la C-211 o cosas similares. Conclusiones de la noche, el identificador ha sido alterado por la CIA o nuestro libros fueron mal traducidos, eso sí ya sabemos con seguridad cual es la Cruz del Sur. En el crepúsculo del día siguiente el identificador funcionó correctamente, seguramente el día anterior la fabada y el gazpacho de estrellas le habían trastocado. Al día siguiente compramos hielo y cervezas para la nevera portátil y con los shiri-boyas cocidos nos fuimos a tomar el aperitivo a la coroa……. entre cojonudo y perfecto. Ya en el almuerzo y degustando el magnífico arroz con chirlas y shiri-boyas, preparado por Magdalena, estábamos conversando de las noticias de prensa política, económica y como no, del corazón. Alguno de nosotros comentó que David Beckam había denunciado a una periodista que había intentado contrastar las informaciones, que Victoria había difundido, sobre los atributos del aparato de su marido, al que comparó con el escape de un camión. Rápidamente Magdalena dijo que eso no era nada y que su marido tiene un aparello ( aparato en portugués) con el que ven las estrellas……………… Tardamos un buen rato en parar de reír. El resto como todos los regresos, gran depresión, ellos se quedaban algún día más en el fondeo y José Luís y yo al ferry para trabajar al día siguiente. Selección de fotos de Sergio sufriendo en la playa y haciendo apnea.
Como final de este relato quiero agradecer a mis amigos Magdalena y Carlos lo bien que me han tratado y espero seguir disfrutando de su compañía, de sus interesantes relatos, de sus bromas, chistes y comidas, aunque Carlos me pase el jamón de bellota por el hocico (*) y a pesar de la cara de terror que ponen los camareros cuando entramos muy tarde en algún local de Salvador, pues la noche será muy larga.” (*) El Capi se pone a cortar jamón, en lonchas súper transparentes, para que dure más. De vez en cuando, con una bien hermosa, se la ofrece especialmente a alguno de los presentes alrededor de la mesa. Hace un giro con la mano,de izquierda a derecha, con el jamón entre el pulgar y el índice, para que el elegido vaya abriendo la boca y ensalive de emoción, para luego ver el infeliz como la loncha pasa por delante de sus morros, sin detenerse y termina en la boca del capitán. Todos hemos sufrido este chasco en alguna ocasión. El muy capullo también acostumbra, cuando abre una botella de vino, a darte a oler el corcho y cuando acercas la nariz, corchazo que te atiza y se lo pasa de p.m.
Entre broma y broma, Sergio tambien inicia un diccionario de estricto lenguaje brasileiro Diccionario:
Crónica en directo, a las 8 de la tarde del 10 de febrero:
Ahora, en vísperas de Carnaval, hemos comenzado clases de samba. Después de la segunda sesión y con las piernas medio rotas, hemos pedido prorroga al profe hasta después de las fiestas. Como aperitivo, el sábado pasado, estuvimos en una feijoada, con música en vivo y samba a mogollón, para unos dos mil personas, a la que nos invitaron Nuria y José Luis, en una fiesta patrocinada por su empresa. Del Carnaval de Bahía, hablaremos largo y tendido. Besos |
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La putaboya cambia los planes del PRATI
Desde que nos topamos con la dichosa putaboya, verde ella, allá por el 5 de diciembre, hemos estado buscando hacer la reparación del casco dañado, primero en la Bahía de Todos los Santos y después en cualquier otro lugar en nuestra ruta hacia el Sur. En un principio pensábamos que la reparación sería simple, que valía con tapar los agujerillos aunque fuera varando el cata en una rampa o en arena. Guillermo, del TIN TIN, nos alertó sobre las consecuencias de que el agua salada hubiera entrado en el sándwich y no se reparara en profundidad, saneando correctamente la zona afectada. Otros se unieron después a esta opinión y entre todos nos pusimos en guardia. A partir de ahí no solo buscábamos lugar adecuado para sacar el cata, sino también una empresa de garantía para la reparación. No hemos tenido éxito en Brasil. Por tanto la vuelta al mundo del PRATI que tenía su primera etapa Melilla a Cabo de Hornos, hace un pequeño juego de magia y en lugar de ir para el sur, volverá hacia el norte, probablemente a Trinidad y Tobago donde parece que si hay buenos lugares para hacer reparaciones de catamaranes. Esto implicará ir al Pacífico a través del Canal de Panamá. De ahí saltaremos a Galápagos y bien afuera, con la corriente norte, bajaremos hasta mitad de Chile para costear hacía Perú, haciendo importantes paradas para visitar la cordillera andina y otros lugares de Sudamérica que teníamos en nuestras previsiones. Algo parecido a lo que ha hecho el TIN TIN, pero en nuestro caso más despacito. Nos perderemos Argentina y los canales chilenos del Sur. Otra vez será. Siguiendo con la racha, a nuestra vuelta de Itaparica a primeros de enero, ya habíamos hecho mención a que no cargaba el alternador de batería de arranque del motor de estribor. Una vez solos de nuevo, después de la marcha de la familia, pudimos comprobar que el alternador se había tratado de suicidar. El espárrago que lo une al chasis del motor se había soltado, éste había volcado y como consecuencia de ello, quemado todos los cables del motor. Lo milagroso es que no se hubiese producido el incendio del barco. Quizá esta “buena suerte” se deba a la presencia de Karanka, figura horrorosa que nos regalaron nuestros amigos del Luthier, para espantar la mala suerte, cuanto más feo, más espanta.
Un electricista de la marina de al lado, nos hizo una reparación rápida y bien ejecutada. Aparentemente todo ok. En el siguiente viaje a Itaparica comprobamos que el alternador tampoco cargaba. Hubo que llevarlo de taller en taller hasta que en uno hubo la suerte de que tenían otro alternador exactamente igual, del que pudieron sacar piezas y reparar el nuestro. En el siguiente viaje a motor, lo comprobaremos. Mientras tanto seguimos aquí ganduleando en Salvador con nuestros amigos, Sergio y José Luis con los que hemos pasado dos fines de semana estupendos, uno embarcados y otro por tierra.
Por cierto, Sergio ha quedado en escribir sus vivencias con el PRATI y los Pratis desde nuestra llegada a Brasil. Siempre es bueno contar con otros puntos de vista sobre la historia. |
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De momento, anticipamos algunas fotos de estos días con ellos. | ||||||||||||||||||||||||||||
Sergio y José Luis posan en Playa de Forte, con buenas teloneras. |
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Hemos estado ocupados y preocupados con estas historias, pero una vez que hemos tomada la decisión de cambiar el rumbo, otra vez todo vuelve a la normalidad. Pasaremos el Carnaval aquí en Salvador, arrumbaremos un poco hacia el sur, Bahía de Camamú y desde ahí unas dos mil y pico millas de tirón hasta Trinidad. |
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Hoy estamos un poco pachuchos, incluso con algo de fiebre, probablemente debido a los efectos secundarios de la vacuna de la fiebre amarilla que nos han puesto hace cinco días. Esto nos ha impedido formar parte del cortejo de ofrendas a Jemanjá (Orixá, dueña de las aguas) cuya fiesta se celebra hoy. Durante todo el día la gente lleva sus ofrendas, que a media tarde, en barcos se trasladan mar adentro. Si Jemanjá las devuelve, mal asunto, tus deseos no se van a cumplir. Si se las queda, bien, ótimo. Ahora, al anochecer, estamos viendo regresar al Centro Nautico las escunas llenas de gente con bandas de maracatú a bordo y como siempre mucho ritmo y ruido. |
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