Domingo 29 de Mayo

Esta semana hemos disfrutado vacaciones. Días de calma chicha, quedándonos durante horas al pairo o bien avanzando con el génova muy despacio e incluso algunas horas a motor. A bordo relax total, un poco de limpieza, veladas tranquilas al exterior, puesta al día con el déficit de sueño, vamos, un descanso merecido.

A partir del viernes entró el viento de componente NE, o sea, justo de a donde vamos y estamos escribiendo otro capítulo diferente. Pero ese ya se irá viendo.

Sensaciones: Esta travesía la hemos planificado desde un principio a modo de delivery (traslado). No se trata de una travesía al uso, con etapas pensadas para disfrutar del camino, sino con el único fin de llevar el catamaran de vuelta a casa y dar por terminada la Vuelta al Mundo mundial. Por eso es una travesía muy muy larga, llevamos 45 días de navegación que por momentos se hace tediosa y en la que lo lúdico ha quedado en segundo plano. Esto no quiere decir que no tengamos momentos de relax y disfrute.

Magdalena: A mi, particularmente, me encanta mirar alrededor, la inmensidad del océano, rodeados de nubes, con formas caprichosas y sentirme aislada de casi todo. Hacer esta navegación mano a mano que nos une y nos acerca a la consecución de un desafío.

Carlos: Las malas sensaciones fueron sobre todo, hasta el momento, el mal tiempo, días y días ciñendo. Varios chubascos que te ponen los pelos de punta y sobre todo el de la noche del 7 al 8 de mayo. Durante una hora tuvimos pérdida total de control. Sudores fríos. Miedo en estado puro.
Las encalmadas del Ecuador y ahora de las Horse’s Latitudes, esas en las que los navegantes españoles sacrificaban sus monturas por falta de agua potable. Hasta aquí cosas que deberían ser normales y asumirse como tal, pero en nuestra condición de edad, esto se lleva bastante mal.

Sensaciones positivas: Hubo muchos momentos de encanto, sobre todo las noches estrelladas. Si vas a vela, a velocidad moderada, la calma es impresionante, el firmamento reventón. Horas en paz con tu conciencia. Tratas de repasar los nombres de estrellas y constelaciones que antaño conocíamos y que con el paso del tiempo se han ido olvidando. Ahora nos queda, Osa Mayor, Polaris, Casiopea, La Cruz del Sur, Las Tres Marias, Marte, matutina y Venus, vespertina, la Vía Láctea y pocas más cuyo nombre recuerde y pueda ubicar en la esfera celeste.

Yendo a motor, la incomodidad del ruido se va haciendo monótona y finalmente las percepciones son casi las mismas, con una pequeña ventaja, que al no llevar las velas arriba se abre más el espectro.

Algunos atardeceres, como es bien sabido, son mágicos. El rojizo en el horizonte se abre huecos entre nubes o resplandece en un marco amplio. No puedo olvidar noches de luna de resplandor intenso, incluso en los cuartos. La navegación nocturna se hace más amorosa. Hablamos con buen tiempo. Tardes soleadas en la bañera, algún día incluso con aperitivos y disfrute de esos momentos. En fin, dentro del delivery que está siendo esta travesía, finalmente recordaremos los buenos ratos y aquellos pocos malos se irán olvidando.

Tripulante: Venir solos fue una decisión que nos costó adoptar. Valorando los pros y los contras, hasta la fecha pensamos que ha sido correcta nuestra decisión de volver a recorrer el Atlántico en solitario (pareja), pero en algunos momentos duros vuelves a pensar si no nos habremos equivocado, tomando un riesgo superior al que nos permiten nuestras facultades físicas. Las grandes travesías siempre las hemos hecho en solitario y esta, que es aún más grande, también la hemos querido hacer así.

La posición a las 8:00 h UTC del domingo
Latitud: 28° 48’78 N
Longitud: 40° 12’09 W
Millas navegadas desde Saldanha: 6.073
Millas hasta Horta: 822

Abrazos para todos.