Esperando meteo para saltar a Morea

Cuanto más plácida es la vida más queremos mantenerla así. Estamos esperando un meteo favorable para navegar 90 millas. Algo que puede hacerse casi bajo cualquier circunstancia, ahora sirve de disculpa para mantener estos días de tranquilidad y sosiego.

El viernes trasladamos el fondeo a Fare, la capital de la isla, para disfrutar del ambiente de fin de semana. Qué bien hicimos. Desde antes de las 6, las mesas del Yacht Club de Huaine, así llamado aunque solo se trata de un bar restaurante frente al mar, se pusieron de bote en bote, tanto de navegantes como, sobre todo de gente local, dedicados a beber, la cerveza corre con alegría, oír música en vivo, bailar, algunos incluso cenar y a disfrutar  del momento. Qué buen rollo.

A nuestro lado una mesa de guegués. Así denominan aquí a estas personas que están entre lo masculino y lo femenino. Nos han contado que es una costumbre cultural, en Polinesia, cuando el primer hijo es varón, educarlo como mujer, para que colabore en las faenas domésticas y después cuide a los padres cuando son mayores. Son totalmente afeminados y muchos de ellos acentúan gestos y poses, presumiendo de su condición. Socialmente están totalmente aceptados e integrados. Son muy abundantes, se dejan ver mucho y generalmente son simpáticos. Resulta curioso ver a una persona, con barba, flores en el pelo, pareo y tacones altos,  entrando al baño de señoras con naturalidad.

El sábado y el domingo, ya sin la actuación musical, el ambiente ha seguido siendo estupendo.

Tenemos el cata amarrado a boya pública, justo enfrente del bar. Después de la experiencia en la bahía de Avea, por las tardes dejamos encendida la luz de deck para que ilumine la cubierta. Por cierto, hemos sabido de otro barco al que le han entrado a bordo estos últimos días,  en la misma bahía, después de romper las guías del tambucho de entrada. Les han robado el dinero de la cartera, ni documentos ni otras cosas. Solo dinero.

Ayer fuimos a almorzar al hotel cercano, Maitai Lapita, muy bonito, decorado con un gran  estanque y nenúfares, con un pequeño museo y bungalows diseminados por el jardín. Buena calidad en cocina y amable servicio.

Entramos al hotel desde la playa y salimos hacia la carretera, para ver el entorno. Justo al lado hay una casa con dos jaulas y en ellas tres cerdos gruñendo y sacando el morro entre los barrotes, para ver si cae algo. Contrastes.

Tenemos muy buen tiempo. Jase caló. Musho caló. Lo agradable del ambiente es que cada poco cae algún chaparrón, se nubla bastante y eso deja respirar. Si no, al agua, que para eso la tenemos aquí mismo, a una temperatura de 29-30° y aún así refresca. Mojadito y siempre con brisa, la sensación térmica se hace agradable.