Y PRATI volvió al Atlántico

Jueves, 2 de Diciembre 2021

Uno de nuestros objetivos en este viaje de corta duración era rescatar al PRATI de su cuasi situación de abandono en Mauritius y llevarlo navegando hasta el Atlántico.

Prueba superada, con sus más y sus menos, sus momentos de tensión y esta climatología que no da tregua ni seguridades. Hemos arribado en la noche del día 2 de diciembre a Saldanha, (65 Nm al Norte de Ciudad del Cabo) donde volverá a quedarse por una temporada que esperamos sea corta. 🤞

En Knysna nadie nos animaba a salir el lunes, nos decían que íbamos a navegar contra el viento y que mejor esperáramos una ventana más apropiada,

Estudiando los meteos no veíamos, en una semana al menos, nada mejor, así que nos armamos de valor y decidimos partir.

Por la mañana nos encaminamos al pantalán del Yacht Club para acabar de repostar el gasoil, había quedado interrumpido por el viento fuerte del viernes.

Nuestros vecinos Renata y Eric, del SANGOMA, también vinieron y quedamos para comer juntos y despedirnos. Han sido estupenda gente, colaboradora y entrañable. Disfrutamos de unos ricos abadejos de ración en el restaurante portugués O Pescador.

Soltaron nuestras amarras y nos desearon lo mejor. Allá vamos.

La salida de los Heads, casi en bajamar, resultó bastante bien, mucho más fácil que la entrada y nos fuimos poniendo a rumbo, con motor y calma chicha.

 

Saliendo de Knysna por The Heads

 

Cuatro o cinco horas más tarde ya estábamos ciñendo y aunque el viento nunca subió de F-3-4, los galletazos contra el mar se volvieron muy duros, mar confusa, cruzada, un revoltijo que golpea continuamente el plan del catamaran entre ambos cascos.

La mesa del salón vuelve a dar brincos, tienes que ir agarrado a todas partes. Para comer hay que aplicar el hocico dentro de los cuencos que afortunadamente en su día compramos para cuando el mar está jodidillo. Algo así como si fuéramos unos cerditos, o sea, mesmo como los chinos de China.

Noche dura de recordar, sobre todo para la first mate que se pasó toda la noche en el sofá, adormilada o durmiendo y tratando de superar el mareo sin conseguirlo. Al amanecer, en la pequeña guardia que hice para que Carlos durmiera un poco, conseguí vomitar y estabilizarme.

Ya lo dicen los ingleses, ceñir no es de caballeros y eso referido a monocasco. En catamaran ni os cuento.

A partir de mediodía, como que todo fue a mejor, incluyendo el estado del mar. Ya habíamos superado lo peor.

 

 

 

 

 

 

El martes conseguimos navegar 4 horas a vela en condiciones bastante buenas, hasta que el viento volvió a bajar y a situarse en popa redonda, así que regresamos al motor con el que doblamos el Cabo de Agulhas, ya era de noche cerrada y solo pudimos ver las luces del faro.

PRATI doblando el Cabo de Agulhas

Comentamos las diferencias entre el Cabo de Hornos y el Cabo de Agulhas, ambos marcando el S de sus respectivos continentes, el Cabo de Hornos, con su faro erguido en la soledad más absoluta, el Cabo de Agulhas en medio de una de las zonas más pobladas, con luces y más luces alrededor, cosa que nos extrañó cantidad por pura ignorancia. Pero ambos son hitos en nuestra circunnavegación y como tal los hemos valorado.

El miércoles amaneció un bonito día, seguimos a motor y pudimos añadir el génova que algo hacía con el viento de componente SE. De esta manera doblamos al fin el Cabo de Buena Esperanza o de las tormentas, aquí le dicen “Good Hope” 😂

Cabo de Buena Esperanza o Good Hope

Siguieron 5 horas en que pudimos apagar el motor y solo con el génova enfilar hacia el N por nuestro querido Atlántico. De nuevo popa redonda.

Casi a las dos de la madrugada atravesamos la bocana de Saldanha Harbour, con el permiso de Port Control. Festival de luces, descoloque total a esas horas y en esa condición.

14° de temperatura en el exterior, así que nos pusimos la ropa de navegación offshore y las botas que compramos en Ushuaia. ¡Que buena idea!

Los dos con ambas tablets en la mano, las cartas de navegación Navionic que son muy precisas para los aproaching y una concentración extrema para entrar por el canal, doblar a babor, cerca de los cultivos de mejillones, donde alguna Cardinal no lucia, dar otra virada a babor y aproximarnos a nuestro destino Saldanha Yachtport SA, tras la friolera de 7 millas desde la entrada.

Allí nos habían dicho que teníamos atraque en el final del pantalán, en una T de 25 m. pero no lo veíamos claro, debido a la noche, cansancio y agotamiento.

Así que botamos el ancla y nos resultó más fácil. 40 m. de cadena en 8 de fondo, programamos la App Anchor y a dormir.

Ha soplado duro durante la noche y sigue haciéndolo por la mañana. Luce el sol 🌞

Ducha, desayuno, dinghy y al varadero. Mañana iremos a su pequeña marina, hoy mejor un día de relax a bordo.

Hemos navegado 357 Nm en 60 horas y estamos en la posición:

Latitud.- 33° 01’543 S

Longitud.- 17° 57’563 E

Ahora a buscar solución para volar ✈️ de regreso a casa, tras el cierre por la variante Ómicron. Aquí la vida sigue su curso normal, nadie se ha inmutado. Esperemos que cambie la suerte y/o que el Gobierno español ponga vuelo de repatriación.

PRATI de nuevo en seco

Ha sido un periodo de AIRES DIFÍCILES, título de la novela de Almudena Grandes, a la que desde aquí quiero rendir homenaje. He sentido mucho su muerte, porque le quedaba mucho por vivir y por compartir con nosotros, sus lectores. In memoriam brindaremos hoy por ella.

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En breve zarparemos hacia el Cabo Buena Esperanza

28 de noviembre

Seguimos en Knysna, en una boya bastante alejada del Club de Yates y la Marina. Estamos al otro lado del taro.

Para ir allí es necesario dar una buena vuelta porque hay bajos en mitad del recorrido y como el agua es oscura y sin ninguna visibilidad, hay que seguir el camino de los barcos fondeados para no embarrancar el dinghy.

Efectivamente el sitio es muy animado, a pesar de no estar en temporada alta, cosa que ocurrirá en Navidad, enero, febrero. Ahora hay mucho Inserso y similar.

Rodeando la Marina, un montón de bares, restaurantes y tiendas. A diez minutos andando está la ciudad con sus calles, sus comercios y demás.

El jueves hicimos una incursión a la lavandería y al supermercado, ¡que originales!

El viento sopló y sopló con lo que el viernes, justo cuando nos estaban repostando gasoil, nos dijeron que teníamos que ir a la boya porque el pantalán podía no aguantar y romperse. De hecho habían estado atracados unos pescadores el día anterior, con un monstruito de pesca deportiva de esos de “ático con vistas” que rompieron un tramo del pantalán y se largaron temprano sin decir ni mu, creemos, por lo que la gente del Yacht Club estaba muy enfadada.

Compensaron el echarnos sin acabar de repostar el gasoil, cosa que hacen desde una gasolinera a base de garrafas, acompañándonos a la boya. Vinieron 3 personas con nosotros, conocedores del estado de las boyas y con experiencia para cazarlas, en un momento en que el viento soplaba inmisericorde.

El resto del día quedamos enclaustrados, ni pensar en usar el dinghy.

El viento soplando en el lagoon de Knysna

Día gris, lluvioso, feo, fresco y con malas noticias acerca del COVID-19.

Sam, inmediatamente se puso en lo peor y sin encomendarse a Dios ni al diablo, se compró, vía Internet, su billete de vuelta a Mauricio.

Tuvo que utilizar un taxi water para salir a tierra y sin nuestra conformidad, se marchó.

Ayer mejoraron las condiciones meteorológicas. El barco vecino, de un inglés que vivía en Zimbabue 🇿🇼 y ahora anda por estos lares, up and down, nos hizo una visita y nos invitó a dar un paseo en su coche.

Encantados de la vida, aceptamos.

Vino con su pareja, ella es sudafricana y fuimos a comer a Buffels Bay, hermosa playa de surferos, con chiringuito en lo alto.

En Buffels Bay con los amigos del SANGOMA

Por la tarde recorrido al W, a la zona por la que entramos navegando, The Heads, ahora vista desde tierra. Son unos acantilados que se abren entrando a un pequeño estuario, donde estamos fondeados. Vistas preciosas de vegetación, rocas, arena y casas en enclaves espectaculares.

Los catamaranes que hacen el paseo turístico van a la entrada a recibir de vez en cuando el tren de olas, (las tres Marias) que aparecen de vez en cuando y a la gente les ponen como motos y dan alaridos como en un parque acuático.

En uno de los recodos, la típica pregunta ¿estáis hablando español? Pues claro.

Belen con su marido y otra pareja de amigos estaban haciendo un rico botellón, de gin-tonic, copas de balón, ¡que elegancia! hielos y picoteo, sobre las rocas.

Nos contó que lo hacían con frecuencia en ese lugar. Lleva viviendo aquí casi 20 años, casada con un sudafricano.

Es de Manresa y nos alegramos todos del encuentro y de charlar con alguien en nuestro idioma.

Botellón a la española

Nos ofreció su colaboración para cualquier cosa que pudiéramos necesitar. Pasamos un rato muy entretenido y agradable a pesar de estar sufriendo un mareo de tierra de alto nivel, provocado por el batir de las olas, el swell y el poco tiempo que llevamos en seco. Quizá también influyeran las cervezas 🍻y dos botellas de vino 🍷que soplamos entre tres. 😉

Ante el cierre de vuelos desde Sudáfrica a Europa, nos pusimos en contacto con el Consulado Español 🇪🇸 en Ciudad del Cabo. Nos pidieron que adjuntáramos nuestros datos y que nos mantendrían informados.

Nuestra prioridad es instalar el barco en puerto seguro y luego buscar nuestro vuelo ✈️ de regreso a casa.

Donde estamos ahora no hay lugar en la marina, solamente fondeo y en fondeo no queremos dejar el barco para larga estancia.

Tenemos que intentar arribar a False Bay, 2 días de navegación si el meteo lo permite, o con un día más Saldanha, puerto muy seguro, 60 Nm al N de Ciudad del Cabo, en nuestro océano, el Atlántico.

Para llegar a Saldanha desde False Bay hay que doblar el Cabo de Buena Esperanza, también llamado De las Tormentas, en inglés Cape Hope.

Parece que mañana hay una posibilidad, saliendo no muy temprano y con el viento comme si, comme ça.

Por supuesto en la idea de encontrarnos algún susto por el camino.

Esperaremos el meteo de esta noche y el de mañana a primera hora, que cambia tanto que resulta difícil fiarse, para ponernos en marcha. ⛵️

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24 de Noviembre, desde Knysna

24 de Noviembre, desde Knysna

East London será otro de los lugares que no dejarán recuerdo.

No visitamos la ciudad y del Yacht Club, donde si estuvimos, nada que reseñar. Muy precario, con un pantalán, en el que poder amarrar el dinghy, que se retuerce cuando lo pisas. A tope de barcos amarrados como buenamente pueden y un recorrido desde la boya con el agua salpicándonos enteros por el viento.

Allí un pequeño bar con tres paisanas de edad provecta, dándole al drinking.

El día asqueroso, lluvioso y con tanto viento que no animaba a nada, así que en el bar nos quedamos. Unas cervezas y un par de bocadillos, todo lo que había para comer y ya. Fue apareciendo gente que tomaba sus buenos combinados y chupitos, como aperitivo. Gente recia.

El Comodoro nos dio la información para hacer los siguientes “flight plan” online.

Dijo socarronamente que Richard’s Bay es otro mundo, por lo atrasado, en el resto del país, son todos más avanzados y funcionan con Internet.

Preguntamos si había que hacer algo más y dijo que no. Así que entendimos que era una cortesía estar en aquellas cutres boyas. Lo de cutres por la cantidad de mofo que almacenaban.

Al día siguiente nos organizamos para partir, con nuestro flamante “fligth plan” vía Internet.

Primero llamó el Comodoro para decir que fuéramos a pagar. Como estábamos desamarrados y con el dinghy bien trincado para la travesía, conseguimos que viniera él a cobrar y a recibir nuestras quejas. Nos cobró el equivalente a 40€ y sin recibo. Bien por él. Dicen las informaciones locales que es un friendly Yacht Club. 🤔

Después en Port Control aún no habían recibido la info de nuestra partida. Así que a esperar en el medio del rio hasta que la recibieron y nos dejaron salir. Estupendo el sistema tan avanzado.

Así que dejamos East London encantados de perderlo de vista.

La previsión meteorológica era buena, pero cuando llevábamos 6 horas navegando, el viento, hasta ese momento de 12 kts. empezó a subir de intensidad y el cielo a ponerse cubierto. Y subió y subió hasta los 30 kts. con lo que pusimos culo al viento para evitar las embestidas contra las olas, ósea, poñan a cara donde teñen o cu. Hubo un momento, en aquel desconcierto de viento y olas, en que pensamos que teníamos que volver a East London. Pasamos 3 horas corriendo el casi temporal y pasándolo bastante mal ante la incertidumbre de cuanto podía durar.

Al fin remitió, volviendo poco a poco a la situación previa.

Mayor con 3 rizos, foque y apoyo de motor, sirvieron para avanzar a rumbo, hasta que a mediodía del martes, volvimos a navegar a vela por la friolera de 9 horas.

Durante la noche paró el viento y a motor hemos llegado a Knysna.

Este es un lugar al fondo de un lagoon, con una entrada estrecha entre dos acantilados y unas sondas que obligan a mantenerse en el canal principal, donde hemos llegado a 4 mts. en casi pleamar.

Poco a poco, usando Navionic, hemos avanzado hasta el fondo, donde está el Club de Yates y una marina. No hay sitio para nosotros pero nos han dejado usar el pantalán del Club de Yates para limpiar el barco, que estaba absolutamente lleno de sal y también nos dan tres días de cortesía aquí, si el viento lo permite. Después tenemos que ir a una boya.

El lugar se ve muy bonito, dice la info de google que es “El jardín del Edén de Sudáfrica” y parece ser un buen destino vacacional. Hay casas importantes en el recorrido que tienen sus propios atraques. Ya iremos viendo, porque parece que nos puede quedar una semana de mal tiempo por delante.

Hemos navegado 293 Nm en 45 horas y estamos en la posición:

Latitud.- 34° 02’56 S

Longitud.- 23° 02’63 E

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21 de Noviembre, East London (S.A.)

21 de Noviembre

Según lo previsto, el viernes zarpamos de Richard’s Bay rumbo a East London.

Nada nos animó a seguir aquí, el atraque como ya he dicho anteriormente es muy malo y sucio, la ciudad no existe y Richard’s Bay será uno de esos sitios que ni recordaremos, salvo como el primer puerto que tocamos en South África.

Nos dimos cuanta que ni tenemos fotos, salvo una del PRATI en su atraque con la bandera sudafricana y otra de la señal de peligro hipopótamo 🦛.

Al abandonar el atraque y decir adiós con la bocina, salieron las chicas del bar más próximo a decir adiós. Dice Sam que porque pierden a sus mejores clientes.

La comida nos ha resultado muy buena, la carne de mucha calidad y bien preparada, los calamares ricos y las gambas sabrosas. Son los platos estrella.

La previsión es navegar 340 Nm. en su mayor parte a motor, porque una de dos, o mucho viento o casi nada. En este caso no tendremos viento durante la mayor parte de la travesía y si no llegamos en la mañana del domingo, lo antes posible, nos pillarán vientos fuertes.

Después de estudiar mucho, hemos visto que si queremos avanzar tiene que ser así.

Hemos contado con la ayuda inestimable de la corriente de Agulhas que nos ha empujado hasta 4 kts. en algunos momentos. La sensación es rara, avanzando a 10 kts. parece que estuviéramos parados.

Todo ha ido según programa y en la mayor parte del recorrido hemos tenido cobertura de móvil para descargar meteos y comunicarnos con el exterior.

La última noticia es que el IRIDIUM GO está acabado. Debemos comprar uno nuevo, dicen los expertos, después de intercambiar tropecientos e-mails.

En el aproaching a East London cuando ya nos habían autorizado a entrar al canal, a media maniobra nos pararon para que entrara un mercante con sus pilots. Una hora de espera, al principio muy movidos por las olas y después, ante nuestra insistencia, al abrigo de la bocana.

Total, hubiéramos entrado en cinco minutos, porque el puerto que realmente es un rio dragado, el Búfalo River, solo tiene milla y media hasta que un puente que lo atraviesa impide seguir avanzando, al menos a los que tenemos mástil.

Al fondo está el Yacht Club, con un pantalán flotante abarrotado y boyas para amarrarse por proa y popa.

Aún no hemos salido a tierra. Solo amarrarnos, reparar una bomba de agua salada que dejó de funcionar ayer y pasar por la ducha antes de visitar East London.

Estamos en la posición:

Latitud.- 33° 01’38 S

Longitud.- 27° 53’78 E

Hemos recorrido 350 Nm. en 44 horas, lo que hace una media de 7,95 kts.

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19 de noviembre

19 de noviembre

Como llegamos a Richard’s Bay en sábado, día 13 de noviembre, no teníamos claro cuál sería el procedimiento de entrada al país.

Nos dirigimos a un lugar llamado Tuzi Gazi donde está el muelle para llegadas internacionales de veleros.

Dos amables chicos nos ayudaron a atracar y enseguida los paseantes de mediodía del sábado vinieron a echar un ojo y hacerse alguna foto con el PRATI de fondo.

PRATI en el pantalán de llegadas internacionales 

La “delegada” de OSASA, esa asociación de aficionados de la que ya hemos hablado y que se ocupa de ayudar a los navegantes extranjeros, vino a saludarnos y a contarnos algo del procedimiento a seguir.

En muy poco tiempo llegamos tres barcos, uno de ellos el que tuvo la descarga del rayo. Nos dijeron que en breve vendrían para hacernos la PCR, imprescindible para todo en estos tiempos, que realmente no podíamos abandonar el barco hasta que hubiera resultados, pero que uno de nosotros podía acercarse a un cajero para tener dinero con el que pagar las pruebas. ???

Y así se hizo. El sanitario llegó muy diligente y nos hurgó un poco las narices.

«Bienvenida» a South Africa

Toda la tarde hubo paseo, estamos en un muelle abierto y la gente se acerca a curiosear los barcos. Nos dijo Natasha, la señora de OSASA, que no dejáramos nada en el exterior porque aparte de los problemas de seguridad normales, hay monos 🐒 en la zona y son muy amigos de lo ajeno. También nos quitó las ganas de darnos algún baño en las playas que nos rodean, porque hay cocodrilos 🐊 .

Porque esto es África ……🎼🎼

Por la noche pensamos que si se podía ir a un cajero, también se podía ir a cenar, en una terraza justo aquí al lado. Y ¡como disfrutamos de la velada¡ rodeados de gente, con nuestras cervecitas y una rica comida.

Sueño reparador, sabiéndonos ya en la costa y a la mañana siguiente a poner orden.

Las autoridades fueron viniendo a cuentagotas: primero Sanidad, después la Policía y por último Inmigración, lo que más nos interesaba para poder salir del barco sin problemas.

El lunes excursión a Aduanas, el único departamento que no viene al puerto.

Richard’s Bay no es una ciudad como nosotros pensamos que son las ciudades, con sus calles, sus casas y demás. Son vías de circulación, carreteras entre la vegetación, que forman una tela de araña y que están salpicadas de tiendas, concesionarios de automóviles, centros comerciales, personas sentadas a la sombra de los árboles, vendiendo pieles, frutas y más cosas que no pudimos ver desde el taxi. Algún edificio en altura con aparatos de aire acondicionado en cada ventana y poco más.

En una de las carreteras una señal triangular de peligro, de esas que se ponen para avisar de que algún animal puede atravesar la calzada. Dentro, no la figura del ciervo o la vaca a qué estamos acostumbrados, sino un hipopótamo. ¡Glub!

Porque esto es Africa …..

Lo del taxi también es por llamarlo de alguna manera. Un coche muy viejo, sin ningún distintivo y con dos personas en los asientos delanteros, el conductor y su pareja.

El trámite en Aduanas no pudo ser más fácil. Rellenar un impreso, enseñar los pasaportes y la lista de tripulantes y ya está.

El siguiente trámite ir a un centro comercial a comprar una tarjeta SIM y carga suficiente para comunicarnos con el mundo 🌍, un poco de compra y vuelta a casa.

Nos habían dicho los vecinos que en este pantalán solo se pueden estar 3 días, pero la Marina, llamada Zululand, está a tope y no tenemos atraque. También fuimos allí para indagarlo. No es ninguna maravilla y tiene mucho más ambiente el sitio donde estamos, rodeado de restaurantes, alguna sala de fiestas y un night club.

Este cartel lo vimos en la marina Zululand, no resulta muy tranquilizador.

Tenemos de vecinos a los remolcadores que cada vez que arrancan motores sueltan una fumeta negra de impresión y las noches, hasta las 12, en que hay toque de queda, la música solo tiene un volumen, a todo volumen. El domingo sonaban unos tambores enloquecidos, música enlatada, que hacían pensar en las pelis de Tarzan.

Así que aquí seguimos arronchados, a ver si cuela, hasta el viernes en que parece que el meteo nos dejará seguir hasta East London. 321 Nm. más.

Ese es ahora el plan, pero los cambios climatológicos se suceden sin interrupción y no se puede dar nada por sentado.

Para hacerlo fácil, en cada puerto hay que presentar un plan de navegación hasta el siguiente, sellado por el Club de yates, Inmigración, policia y Aduanas.

Hemos preparado el zarpe para hoy, viernes19 de noviembre, aún no sabemos si para llegar a East London o quedarnos en Durban, porque si nos retrasamos en la llegada, el viento puede ser demasiado fuerte, al menos en las rachas.

Estos días aquí se han reducido a cuidar las defensas, que las subo, que las bajo, porque las mareas son de 2 m. con la luna que hoy estará llena y el muelle es de hormigón muy rugoso, con cracas, muy sucio, una joya.

Cambiamos de posición dentro del muelle, a un lugar todavía peor y más sucio, para que nos pudieran suministrar gasoil desde un pequeño tanque, remolque de un coche.

Eventos sociales, los justitos, una cena con los tripulantes, tres, de dos barcos de bandera mejicana, hermanos que llevan ocho o diez años navegando en conserva. Uno tiene pareja y el otro ocasionalmente.

Les pilló el COVID en Sudáfrica y llevan 2 años aquí. No tuvieron permiso para zarpar durante la pandemia y en los peores momentos ni siquiera podían ir a pasear por la solitaria playa.

Por cierto están en la marina y nos contaron que de vez en cuando se avista algún hipopótamo 🦛 despistado.

Lo pasamos estupendo charlando en español y con fin de fiesta en el PRATI, tomando copas, cantando e incluso bailando.

       ¡Que viva Mexico!

Ayer volvimos a reponer comida y en el trayecto apareció un hipopótamo caminando al lado de la carretera.

El IRIDIUM GO según el último informe del soporte técnico, parece que está caput. No encuentran motivo para que no funcione y se lo achacan al aparato.

Bueno, ya iremos viendo.

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