24 de Noviembre, desde Knysna
East London será otro de los lugares que no dejarán recuerdo.
No visitamos la ciudad y del Yacht Club, donde si estuvimos, nada que reseñar. Muy precario, con un pantalán, en el que poder amarrar el dinghy, que se retuerce cuando lo pisas. A tope de barcos amarrados como buenamente pueden y un recorrido desde la boya con el agua salpicándonos enteros por el viento.
Allí un pequeño bar con tres paisanas de edad provecta, dándole al drinking.
El día asqueroso, lluvioso y con tanto viento que no animaba a nada, así que en el bar nos quedamos. Unas cervezas y un par de bocadillos, todo lo que había para comer y ya. Fue apareciendo gente que tomaba sus buenos combinados y chupitos, como aperitivo. Gente recia.
El Comodoro nos dio la información para hacer los siguientes “flight plan” online.
Dijo socarronamente que Richard’s Bay es otro mundo, por lo atrasado, en el resto del país, son todos más avanzados y funcionan con Internet.
Preguntamos si había que hacer algo más y dijo que no. Así que entendimos que era una cortesía estar en aquellas cutres boyas. Lo de cutres por la cantidad de mofo que almacenaban.
Al día siguiente nos organizamos para partir, con nuestro flamante “fligth plan” vía Internet.
Primero llamó el Comodoro para decir que fuéramos a pagar. Como estábamos desamarrados y con el dinghy bien trincado para la travesía, conseguimos que viniera él a cobrar y a recibir nuestras quejas. Nos cobró el equivalente a 40€ y sin recibo. Bien por él. Dicen las informaciones locales que es un friendly Yacht Club. 🤔
Después en Port Control aún no habían recibido la info de nuestra partida. Así que a esperar en el medio del rio hasta que la recibieron y nos dejaron salir. Estupendo el sistema tan avanzado.
Así que dejamos East London encantados de perderlo de vista.
La previsión meteorológica era buena, pero cuando llevábamos 6 horas navegando, el viento, hasta ese momento de 12 kts. empezó a subir de intensidad y el cielo a ponerse cubierto. Y subió y subió hasta los 30 kts. con lo que pusimos culo al viento para evitar las embestidas contra las olas, ósea, poñan a cara donde teñen o cu. Hubo un momento, en aquel desconcierto de viento y olas, en que pensamos que teníamos que volver a East London. Pasamos 3 horas corriendo el casi temporal y pasándolo bastante mal ante la incertidumbre de cuanto podía durar.
Al fin remitió, volviendo poco a poco a la situación previa.
Mayor con 3 rizos, foque y apoyo de motor, sirvieron para avanzar a rumbo, hasta que a mediodía del martes, volvimos a navegar a vela por la friolera de 9 horas.
Durante la noche paró el viento y a motor hemos llegado a Knysna.
Este es un lugar al fondo de un lagoon, con una entrada estrecha entre dos acantilados y unas sondas que obligan a mantenerse en el canal principal, donde hemos llegado a 4 mts. en casi pleamar.
Poco a poco, usando Navionic, hemos avanzado hasta el fondo, donde está el Club de Yates y una marina. No hay sitio para nosotros pero nos han dejado usar el pantalán del Club de Yates para limpiar el barco, que estaba absolutamente lleno de sal y también nos dan tres días de cortesía aquí, si el viento lo permite. Después tenemos que ir a una boya.
El lugar se ve muy bonito, dice la info de google que es “El jardín del Edén de Sudáfrica” y parece ser un buen destino vacacional. Hay casas importantes en el recorrido que tienen sus propios atraques. Ya iremos viendo, porque parece que nos puede quedar una semana de mal tiempo por delante.
Hemos navegado 293 Nm en 45 horas y estamos en la posición:
Latitud.- 34° 02’56 S
Longitud.- 23° 02’63 E
Enviado desde mi iPad