Hemos llegado los primeros en categoría absoluta ¡¡¡¡Hip!!!!! ¡¡¡¡ Hip!!!!! ¡¡¡¡¡¡ Hurra!!!!!
Ohé ohé ohé ohé………. Ohé ohé …..bis Digo yo que habremos llegado los primeros, porque no nos pasó nadie y si no te pasa nadie es que vas el primero. Ahora vamos con la crónica: Efectivamente el meteo falló otra vez y el viento no roló, simplemente se esfumó. Velas abajo y a motorear toda la noche. Amanece un día nublado y grisáceo que trae un vientecillo F-2-3 y rápidamente ¡velas up! En ningún momento del día pasa el viento de 12 kts. y sin embargo avanzamos como motos, haciendo medias de 7, 8 y 9 kts. casi siempre en traveses. Nos despistamos un ratillo y arribamos demasiado sin darnos cuenta. Para entrar directamente al Canal del Río que separa Lanzarote de La Graciosa, con una anchura de una milla aproximadamente y por el que se accede al puerto, tuvimos que ceñir a muerte y para los interesados, los datos apuntados para que quede constancia son: Con viento real 10 Kts., viento aparente 17 Kts. , ángulo real de ataque del viento 60ª y ángulo aparente 35º…………… Velocidad del barco 7,3 Kts. Se hicieron varias anotaciones y todas con resultados parecidos, por aquello de si los catas ciñen o no ciñen. En múltiples ocasiones llegamos a navegar con 45º de real. Gradito a gradito, ganado a barlovento, llevando la rueda a mano, conseguimos entrar en el canal por su parte central a las 14 horas UTC. Aquí hubo que arriar las velas de súbito, el viento cayó a 5 kts. y encima roló al SW y el atraque estaba a 2 millas de na. A las 14,30 UTC estamos en la posicion Latitud: 29º 13´7 N Longitud: 13º 30´2 W Presión atmosférica: 1.014,5 mb Temperatura del agua: 19º Distancia recorrida desde Melilla: 759 Nm Velocidad media de las últimas 20 h.- 7,05 Kts. Velocidad máxima de corredera.- 13 Kts Viento: fuerza 1 al 4 de 1º, 3º y 4º cuadrantes Hemos navegado 759 millas en 117 horas, de las cuales 49 fueron a motor y moto vela y 68 a vela. Velocidad media de la travesía 6,48 kts. Ahora, ya en el puerto, hemos comprobado con gafas y tubo que tanto las partes delanteras de las orzas, como la pequeña quilla que resguarda las hélices y la proa de las palas del timón, están todas rascadas y sin antifouling, que se lo quedaron las jodidas redes. De nuevo, vaya suerte que tuvimos. Estamos con el portátil en la bañera del cata, en una tarde espléndida y soleada, escuchando en una playita que hay a unos 200 metros, a unos niños chapoteando y pasándoselo en grande en una tarde de domingo. Enfrente, justo a una milla, los acantilados de Lanzarote. Por estribor el Mirador del Diablo, con diseño de Cesar Manrique, el gran arquitecto del siglo XX de las Islas Canarias y de fama reconocida a nivel internacional. En este pequeño puerto de La Graciosa, fue donde vimos, por primera vez, cuando llegamos en Octubre del 2005, como iban equipados los barcos para largas travesías. Estaba rebosante de vida, todos a la espera de dar el salto en Noviembre, diciembre y nosotros, que veníamos de nuestro puertecito mediterráneo, donde casi nadie navega muy lejos, mirábamos alucinados los equipos de los demás, tomando buena nota para incorporarlos antes de emprender la travesía del Atlántico. Copiamos de todo el mundo y todo fue de gran utilidad. El Prati salió para América sin desmerecer. Hoy, el puerto está muy tranquilo, hay muchos barcos extranjeros, con lonas protegiéndolos en invernada y casi nadie en los dos pantalanes., donde hay bastantes huecos. Una cosa que no cambió en estos años transcurridos, es que los flamantes pantalanes, con unas buenas instalaciones de luz y agua, siguen sin tener conexión a las redes de suministro. Cuando nos enteremos del motivo, ya lo contaremos.
La crucecita somos nosotros en el medio del dispositivo de tráfico |
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Yearly Archives: 2009
Días plácidos en La Graciosa
Más de La Graciosa
EXCURSION A PEDRO BARBA
La Graciosa tiene dos núcleos de población, La Caleta del Sebo de unos 600 habitantes y Pedro Barba que es un conjunto de unas diez casitas que surgieron de la remodelación de un antiguo poblado de pescadores abandonado. Dista de La Caleta unos 6 Km. por pista de arena y piedras y en la parte final un sendero que discurre por la falda de un acantilado. También se puede ir por la parte interior de la isla con vehículo todo terreno. Después de unos días de descanso total, decidimos poner las piernas a trabajar. Pasamos por el stand de información que hay en el puerto y allí nos dijeron que uno de los lugares a visitar es Pedro Barba, haciéndonos hincapié en que en ese lugar no hay absolutamente nada que llevarse al diente, ni bares, ni tiendas, ni un solo lugar donde vendan una cerveza. Mañana soleada y nos ponemos en marcha. El sol pega fuerte y con el barco por la espalda a media hora de camino, en la cabeza una bandana que tapa la calva pero no quita el brillo del sol en los ojos, se echa de menos una visera. De pronto una bandeja de cartón, de las que se usan para los pasteles, aparece en el suelo reclamando mi atención. Si encuentro una cuerda, ya tengo sombrero. A los pocos pasos, cuerda habemus. Un par de agujerillos al cartón y modelo completo. Seguimos caminando por la pista de arena, bajo el sol abrasador y nos gastamos un par de bromas sobre nuestra llegada al final del recorrido, imaginándonos que allí habría esperándonos una estupenda terraza donde tomar una cervecitas y unos calamares. La última parte del recorrido fue un poco incómoda porque no estamos muy acostumbrados a la naturaleza viva y las piedras y los riscos nos dan un poco de susto. Llegamos a la playa de Pedro Barba y allí solo había una pareja. Saludamos al llegar y nos colocamos en un extremo de la playa para no incordiar. Él quedó mirando descaradamente el modelo de quitasol. Yo le dije: Es de Dolce Gabana, de diseño. A lo que el respondió “lo doy por hecho”. Unas risas y nos pusimos a charlar. A los cinco minutos, Niky desapareció y volvió con unas cervezas. No era tan descabellada nuestra ilusión. Luego nos fuimos liando y nos invitaron a comer en su casa, la única en ese momento habitada de la urba. Rosa y Niky, muy amables ellos, enseguida improvisaron una comida, un rico menú italiano. Tertulia después de comer y vuelta al barco, con un baño relajante a mitad de camino en la playita de la foto. Nos invitan a cenar también en la Fonda La Enriqueta, sitio típico de pescado, previa visita al Prati. Cenamos y soplamos de los lindo, todo muy rico. Dos noches después, en justa reciprocidad, volvimos a La Enriqueta para invitarles a ellos. El lunes nos juntamos, en un water taxi, para cruzar a Lanzarote, ellos de vuelta a su casa en Madrid y nosotros de excursión. Por si fuera poco, nos ofrecieron el cochecito que ellos tienen para moverse por Lanzarote. Que gente tan amable y desprendida. La vuelta al mundo tiene buenos principios., |
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De La Graciosa a Lanzarote
Después de esta placida estancia en este lugar tan especial, ha llegado el momento de seguir ruta. Tenemos muchos sitios que conocer y hay que avanzar aunque sea a cámara lenta. Así que hemos madrugado y soltado amarras de La Caleta del Sebo, con un viento del ENE, de Fuerza 3, con el que enfilamos por el Canal del Rio, para bordear Lanzarote por su costa W, camino de Marina Rubicón. |
Hemos hecho una jornada de navegación de domingueros. Vientos por la aleta, con bordos para mantener una ruta que no nos alejara demasiado ni nos acercara en exceso a la costa. |
Éste es el track de la ruta de hoy, en el que se pueden ver claramente los bordos. |
Para completar este paseo de 42 millas, bajo el sol, los delfines aparecieron cerca ya de nuestro destino. Parece que llevaban ruta a Fuerteventura, se dieron unas vueltecillas a nuestro alrededor y siguieron camino. |
Hemos navegado 7 horas, alternando momentos con vientos de 15 kts. y velocidades de más de 7, con momentos en que apenas superábamos los 3 kts. cuando el viento caía y amenazaba con desaparecer. Así y todo hemos llegado a vela hasta las inmediaciones de nuestro destino. Arrancamos motores cuando faltaban 3 millas para llegar a Marina Rubicón, donde ahora estamos atracados y dispuestos a hacer un poco de limpieza. |
En breve seguiremos ruta a Fuerteventura.
De Lanzarote a la isla de Lobos
En la última crónica se nos olvidó poner la posición en la que nos encontrábamos en Marina Rubicón, ahora lo enmendamos: Latitud: 28º 51,37 N Longitud: 13º 48,97 W Los días que hemos pasado en Lanzarote hemos recibido las atenciones de dos amigos entrañables, ambos Antonios, el cofrade Sargo a quien sus amigos conocen por “pichón” y su “gran” amigo “petaco” cicerones divertidos y con una marcha envidiable. El ONE, que teníamos justo enfrente del cata, fué testigo de ello. |
Lo más positivo de esta visita a Lanzarote han sido las personas que nos han acompañado. Repetimos todas las visitas turísticas que habíamos hecho hace años, cuando había menos gente y nos habíamos quedado maravillados del paisaje espectacular de esta Isla que tanto nos sorprendió y a la que hemos regresado en otras ocasiones.
Después, cuando ya nos trasladamos con el cata a Marina Rubicón, nos hemos dejado llevar por estos amigos y hemos disfrutado de los excelentes pescados de Playa Blanca y La Caleta de Famara, la garbanza del bar de la plaza en Yaiza y las carnes en unos buenos asadores que también hay en la isla. |
Atardecer en Marina Rubicón, enfrente el bar de ONE |
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Ayer, vino a invitarnos a comer y a despedirnos Antonio con sus hijos |
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En el ONE tocaron la campanilla para desearnos buenas singladuras y zarpamos a las 5 de la tarde, hora local, con un viento estupendo de aleta que nos colocó con un solo bordo, ya cerca de Corralejo, en el fondeadero de la Isla de Lobos, tras navegar 8 millas.
La noche estrellada, espectacular, fondeo plácido con 50 mts. de cadena. Al atardecer se fueron los demás barcos y nos quedamos solos y felices, empieza por fin la vida natural del fondeo. |
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Voalá el restaurante:
Cuando volvimos de la excursión, nos dimos un buen baño para refrescarnos y el capi comprobó que el ancla estaba enrocada en una lasca plana con una grieta donde entró el pico, a 9 mts. de sonda. Preparativos, botella, aletas, plomos y se soltó sin mayor dificultad. Decidimos cambiar de sitio. |
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Estamos escribiendo al atardecer, al sol le falta media hora para tangentear con el horizonte, ningún barco alrededor, en el espigón una familia, seguramente de los del camping, pesca sin parar, mientras otros con diez metros de agua por debajo, no se comen una rosca. |
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