Estamos en Puerto Williams, de nuevo en el MICALVI, esta vez en tercera fila a partir del Victory, nuestro “amarradero” de la pasada invernada del PRATI.
El MICALVI está full, es temporada alta y los barcos van y vienen a La Antártida, Cabo de Hornos y Ventisqueros. Los franceses, como siempre, se nos comen. Son mayoría allá por donde vayamos.
La lucha por un miligramo de wifi es encarnizada. Lo de mandar fotos, una utopía.
Ayer, mientras nos fajábamos, tablet en mano, coincidimos con una pareja española. De donde sois, que hacéis por aquí, etc. etc. resultó que el chico era de Guadalajara, esa ciudad tan marinera en la que hemos vivido los últimos 30 años y la chica, santanderina ella, formando parte de un equipo franco español va a doblar el Cabo de Hornos sobre una tabla de salvamento, o sea, va tumbada sobre una tabla de 12 pies y rema con los brazos. Son 3 en el equipo y se turnan cada hora y media. Imaginamos que en Internet se hablará de esa expedición que por aquí se mira con escepticismo. Ambos forman parte del equipo alcarreño de salvamento que ha ganado bastantes premios a nivel nacional. Cosas veredes, hermano Sancho……..
El miércoles o jueves, en base a la meteorología, saldremos hacia los canales chilenos con rumbo a Puerto Montt y Valdivia. Tenemos margen hasta finales de marzo, cuando Begoña y Carlos tienen que regresar a España. Es un plazo suficientemente largo para disfrutar del entorno pero sin planes fijos.
Hay que avanzar, siempre de día, lo que ahora no constituye mucho problema por el tamaño de los ídem. Amanece antes de las 4 y hay luz hasta las 11 de la noche. Procuraremos parar cuando el entorno sea tan maravilloso que merezca una segunda miradita y cuando el mal tiempo no aconseje navegar.
El tema climatológico esperamos que resulte mejor que el del año pasado. De hecho la estancia en Ushuaia ya lo ha sido. Hemos tenido muchos días luminosos y con temperaturas estupendas. Dicen que lo que no era normal fue lo del año pasado. A ver si es verdad.
Hemos puesto a funcionar el Pactor 3 que por la zona sur del Atlantico no nos valía para nada y que aquí parece que si. Este equipo sirve para enviar y recibir emails y meteos, a través de la BLU, esa radio estupenda que nos comunica con otros barcos y con las Ruedas de Navegantes. Resulta lento, lo que no es un problema en nuestro caso y su utilización está limitada a 90 minutos semanales, no se pueden enviar imágenes ni archivos adjuntos.
No funcionaba por la zona anterior por falta de estaciones a las que conectarse, en Chile, sin embargo, hay una que funciona muy bien y es conectando con esa estación como se envían y reciben los correos. El sistema se llama Sail Mail y con eso queda clara su función.
Volviendo al principio, en cuanto a los planes, está claro que intentaremos parar en los lugares más atractivos, siguiendo el libro de Mariolina y Giorgio Adrizzi, que por aquí es el manual básico de navegación y que algunos llaman la biblia. Así como hacer caso de los consejos de otros navegantes con mucha experiencia en la zona y con los que en el MICALVI se comparten pyscos y charlas hasta altas horas de la madrugada.
Anoche hubo baile. Resulta que Begoña le da a la salsa cosa fina y triunfó en su primera visita al mítico bar del MICALVI. Había un tipo, con buzo de mecánico, bien adornado con bandas reflectantes, que tenía el baile San Vito. Estaba loco por bailar con Begoña y casi tuvo que esconderse para librarse del acoso. Todo con buen rollito, por supuesto.
Por la mañana, para despejar la resaca, hicieron la excursión al Cerro Bandera.
|
Esta vez parece que todo se va produciendo según lo planeado y hoy es probable que sea la última comunicación con conexión wi-fi que os llegue antes de zarpar, la aprovecho para desearos un viaje que colme todas vuestras ilusiones .
También recordaros que tengáis mucha prudencia en vuestra navegación, nunca sobra decirlo.
Un fuerte abrazo para los cuatro.
Luigi
Gracias por la Carta de Papá Noel…..
Las palabras y sentimientos de esa carta es los mas valioso.
Gracias nuevamente
Gustavo
REITERO LO DICHO POR EL AMIGO KURUCHO