Estamos de nuevo a bordo del PRATI

Los seis meses en España al fin se quedaron cortos. Visitamos a nuestras familias en Tarragona y Oviedo, viajamos un par de veces al Levante, pasamos unos días en Navia, otros en Viveiro y cerramos la ronda Norte en las Rias Baixas, con los Panautas y los Babés. El capitán incluso navegó desde Vigo a O’Grove, Puerto Meloxo, en una doma clásica, para quitarse el gusanillo marinero.

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Como siempre los últimos días, nervios de punta, carreritas de acá para allá, la tensión de dejarlo todo en orden y no olvidar nada en el equipaje.

El vuelo Madrid – Santiago de Chile, de algo más de 13 horas, de lujo. Despegamos en Barajas a media noche y tuvimos la suerte, ambos, de dormir de tirón. El cansancio acumulado los últimos días, pudo tener algo que ver.

Sobrevolamos loa Andes, en un día espectacular de luz y visibilidad. Paisaje de alta montaña, nieve y volcanes, bajo la luz del sol intenso.

Día entero de aeropuerto a la espera del vuelo hacia Punta Arenas, donde arribamos a más de las 12 de la noche, en un trayecto, con escala, de unas 4 horas, que suman 28 horas de viaje, teniendo en cuenta el desfase horario.

Otra noche memorable de buen dormir cuando pillamos la cama.

En Punta Arenas, conseguimos vuelo para Puerto Williams para tres días después.

El lunes amaneció con el ventilador del Magallanes a todo full, estuvimos con viento fuerte todo el día y la imagen del Estrecho de Magallanes se tornó brava.

Como teníamos vuelo para el martes y la avioneta es de 15 plazas, ósea, de esas tipo Jumbo o más, el capi anduvo "cagao" todo el día.

Amanece el martes sin apenas viento, Y en poco mas de una hora, con 2 ó 3 turbulencias al final, estábamos avistando el PRATI, ya que el aeropuerto está a escasos 200 m del atraque.

Esta vez apenas pudimos disfrutar del encanto natural de la cordillera Darwin, volamos entre nubes y solo la veíamos de vez en cuando, intensamente nevada.

El PRATI todo Ok , al menos lo que llevamos chequeado hasta el momento. Sorprendente el buen estado de las instalaciones y del barco. Está claro que el frío conserva.

Llevamos dos días poniendo orden en interiores, montando las velas de proa, llevando el dinghy y su motor a su puesto, desmontando el toldo que pusimos para la nieve y descubriendo las fundas plásticas con las que quedó protegido el saco de mayor y las placas solares.

La calefacción funcionó a la primera y pudimos dormir a bordo, ya la primera noche.

Tenemos previsto trasladarnos a Ushuaia para realizar la instalación de los nuevos equipos Furuno, ya que los anteriores se negaron a funcionar en la travesía desde Buenos Aires y este verano en Nautical-Vigo, nuestro amigo Ángel nos organizó el nuevo diseño y los suministros de equipos, que enviamos con antelación y que nos estaban esperando en el barco a nuestra llegada.

Ahora le toca a Gustavo Biancalana, poner la banda de música para el recibimiento e inflarse a trabajar para dejarlo todo funcionando antes de fin de año. Entre cordero y cordero, se irá lidiando el toro.

El día 27, aterrizarán en esa ciudad del fin del mundo, Begoña y Carlos, navegantes valencianos de pro, que nos van a acompañar en la travesía por los canales chilenos, rumbo norte, hacia Valdivia.

A su llegada, habrá fotos y presentación oficial.