Sureste de Australia

Adelaida, siguiente etapa, zona de viñedos, pasó sin pena ni gloria, teniendo en cuenta que venimos de un país, España, con primer nivel de viñedos y bodegas en el mundo.

Apenas hicimos fotos. Tratamos con gente muy amable y el ambiente de bares y restaurantes en la city, zona centro, tremendo.

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Curiosidad en Adelaida

Melbourne, sí que nos gustó, que ciudad, que edificios espectaculares

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Melbourne

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Cena en el piso 89

En Apollo Bay, la bonita costa de esta región, están sus famosísimos Doce Apóstoles, calificados por Lonely Planet como uno de los “Veinte lugares del mundo a visitar”. Toda la costa, con formaciones producto de la erosión del viento y el mar, está llena de historias de sus más de 50 naufragios documentados, incluso la llaman “La costa de los naufragios”.

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Apollo Bay – los Doce Apóstoles

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Apollo Bay – London Bridge

Tasmania, según la expectativa que nos habíamos creado, bien, muy bien.

Hobart su capital es el destino de la famosa regata “Sídney – Hobart”.

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Hobart

También espectacular la costa. Bravos acantilados, Tasman Arch y Devils Kitchen.

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Costa de Tasmania

Visitamos el Unzoo, para conocer en directo al famoso “diablo de Tasmania”

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El famoso Diablo de Tasmania

De paso vimos por fin canguritos y otro buen número de animales que conviven casi en libertad en este No Zoo.

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El Unzoo

Algunos días de lluvia y frio en esta despedida de Australia.

Ya de vuelta en Nueva Zelanda, continuamos en Whangarei, a donde arribamos allá por noviembre de 2017.

Fin de año en Sidney, 2017-2.018

Para celebrar la llegada del año nuevo de forma especial y recordando las muchas veces que hemos visto por televisión los fuegos artificiales de Sídney, nos organizamos un viajecito para vivirlos en directo, ya que ahora estamos a tiro.

Lo comentamos con nuestros hermanos Luis y Mercelú y vinieron desde Tabarnia para celebrarlo todos juntos.

Y “yaque” estábamos allí, pues hicimos el tour del Centro y Sureste australiano: Sídney, Ayers Rock (Uluru) Adelaida, Melbourne y Tasmania.

En el viaje de ida hicimos una escala en Auckland.

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Fotos de Auckland

Nos quedaron ganas de volver con calma, sobre todo por su ambiente portuario. Por algo se llama “la ciudad de las velas”.

Este pasado fin de semana, aprovechando la festividad de la Fundación de Auckland y el cumpleaños de la first mate, volvimos allí para celebrarlo.

La llegada a Sídney, espectacular en vísperas del New Year Eve, no cabía ni más gente, ni más tráfico marítimo, ni más vorágine. ¡Que gran ciudad!

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Fotos de Sídney

Las tres últimas fotos son de google, tomadas desde otra posición más ventajosa y con mejores medios y conocimientos.

Luego salimos hacia el desierto. El mítico Uluru, montaña sagrada de los aborígenes australianos dentro del Parque Nacional Uluru-Kata-Tjuta. Es uno de los mayores monolitos del mundo con 348 m de altura y 9 km. de contorno, en mitad de una inmensa planicie. Vimos atardecer y amanecer, como es obligatorio a los turistas, para disfrutar de los cambios de color que motiva la inclinación de los rayos solares.

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Fotos de Uluru

Dejamos para la siguiente crónica el resto del viaje.

Realmente esto no es una crónica, apenas un guion en el que colocar las fotografías de nuestro periplo australiano y dar señales de vida.

Seguimos en Whangarei y aún no tenemos fecha clara de regreso a casa.

Aotearoa.- 2

Una vez instalados en el varadero y tras las primeras visitas a Whangarei,

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Ayuntamiento de Whangarei

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01 Town Bassin Marina

Town Bassin Marina

decidimos empezar a hacer turismo.

Salimos el sábado día 25 a conocer el norte de la región de Northland, empezando por Bay of Islands.

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Bay of Islands

La mayor parte de los barcos que arriban a New Zeland para pasar la estación de ciclones, llegan a Bay of Islands, concretamente a Opua, por lo que pensamos que merecería la pena ir allá.

Las carreteras no son muy buenas, más bien estrechas, pocos arcenes y con esa tonta manía de los ingleses de ir por la izquierda. El tema se complica un poco en las rotondas, pero lo vamos superando.

Por el camino, verde y más verde con el moteado permanente de las vacas.

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Camino a Bay of Islands

Opua, como habíamos imaginado, es un gran depósito de barcos. Hay una marina de las más grandes que hemos visto nunca y otro montón de barcos en boya. De todos los tamaños y clases posibles.

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Opua y sus barcos

Por supuesto, tiendas náuticas y empresas de servicios para los barcos. Fuera de eso, poca cosa. Solo un restaurantito junto a la Marina y no muy bueno.

Nosotros en el ferry nos fuimos a Rusell, donde habíamos reservado hotel. La velada en Russell muy agradable, es uno de esos sitios típicos de vacaciones, en plan cuidado, sin aglomeraciones, rodeando una plácida bahía y con gente relajada y feliz. Estupenda cena, música para amenizarla y de vuelta al hotel a las 10, como las buenas niñas.

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Russell

En Russell está la primera propiedad que pasó de los maories a un blanco. Un ex convicto que se volvió honrado y que por lo que se cuenta, era más listo que el hambre.

El domingo, excursión al Cabo Reinga, el punto más norte de la isla norte de New Zeland. Es un lugar mítico para la cultura maori, porque desde allí se encaminaban al inframundo y está rodeado de leyendas.

A nosotros nos interesaba ver el lugar donde se encuentran el Pacifico y el Mar de Tasmania.

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Mar de Tasmania

El viaje largo, praderas y más praderas, vacas, ovejas, araucarias y algunos kauris, el árbol autóctono de la zona, que por su tala excesiva ha desaparecido prácticamente. Solo quedan ejemplares en Northland.

La vista del Cabo y desde el Cabo, mereció la pena. En un día gris y sin apenas viento, los dos mares se saludaban, no se agredían, tiempo calmo.

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Cabo Reinga

Los más de quinientos kilómetros, ida y vuelta, sirvieron para ir fijando ideas de cómo conducir por la izquierda, solo un par de veces y en sitios aislados y no señalizados, quisimos ir por la derecha.

También vimos algún kiwi, ese pájaro rechoncho y torpón, que no vuela pero tiene olfato, algo rarito para un pájaro y que le da nombre a los habitantes blancos de New Zealand. Es una bola con pico largo y dos patitas.

Otra cosa buena de este país es que no hay perros sueltos. Se lo debemos a los kiwis, para preservarlos se pide a los propietarios de perros que los lleven siempre amarrados, incluso en sus paseos por el campo. Que diferencia con Chile y Polinesia. Aquí la first mate, que les tiene auténtico miedo, es feliz.

Aotearoa, el país de la gran nube blanca.- 1

Así llamaban los antiguos maoríes a Nueva Zelanda, por la gran nube blanca, que era lo primero que se veía desde el mar, antes de avistar costa.

Tras el fin de semana en Marsden Cove Marina, navegamos 8 Nm por esta gran ría de Whangarei hasta el varadero donde queda, en seco, el cata para esta temporada.

la  Ría  de Whangarei

 

 

                     

          

 

 

Varadero

 

Ahora, con el PRATI tranquilo en tierra, nos dedicaremos a visitar este país tan lejano y desconocido para nosotros.

 

Unas breves notas de nuestras primeras impresiones:

 

Climatología y paisaje, esto parece Navia (Asturias). La ría mucho más grande, pero el resto parecido. Estamos teniendo suerte y en quince días solo llovió el primer día, lluvia torrencial que venía asociada al temporal.

A partir de ahí sol y nubes. Durante el día la temperatura es buena, estamos llegando al verano, pero hacia la madrugada baja hasta 11º y hay que abrigarse.

Whangarei ha sido una agradable sorpresa. Es una pequeña city, unos 50.000 habitantes, capital de la región de Nortland, con una construcción horizontal, apenas hay segundas alturas y un centro con bonitas edificaciones y muy cuidado.

En el mismísimo centro y en zona de ambiente, la Marina Town Bassin, que alberga la mayor parte de los veleros locales y transmundistas.

Una cosa que nos ha llamado la atención son las librerías, muchas, muy cuidadas, con grandes espacios, bien decoradas y coquetas.

También llama nuestra atención la gran cantidad de Toilettes públicos que hay por doquier. Están relimpios y con su jaboncito, papel higiénico y demás. Puertas abiertas y sin cuidador. Se aprecia un civismo ejemplar.

Teníamos la idea preconcebida, por comentarios de otros navegantes, de que esto era súper aburrido y que los bares cerraban a las cuatro de la tarde. Hay que reconocer que las cenas empiezan a partir de la cinco de la tarde, pero nosotros seguimos cenando sobre las ocho y pasadas las nueve aún queda gente. Hay buen ambiente, los restaurantes, algunos incluso con barra de bar, tienen un estilo colonial inglés agradable y elegante.

La gente es amable, hasta con nosotros que nos cuesta un montón entender lo que dicen. Pero ellos repiten sin malas caras y nos vamos arreglando.

Por cierto, tienen buenos vinos, sobre todo Pinot Noir y más baratitos que por el resto del Pacífico que nos sacaban las muelas.

 

Cosa contradictoria en un país tan meticuloso y relimpio, con muchos controles medioambientales, es la cantidad de moscas, XXL, verdosas, brillantes, muy listas ellas, que pretenden enrolarse diariamente a bordo. Tenemos mosquitero en la puerta y cada vez que lo abrimos para entrar o salir, ellas se cuelan de forma sibilina y dentro se queda un enjambre zumbando, como describe Machado. A partir de ahí, empieza el safari.

Aunque no lo habíamos dicho, queda claro que vivimos a bordo, el varadero tiene buenas instalaciones en tierra para hacerlo cómodo.