Ha pasado una larga temporada, más de un mes, desde que regresamos de los ventisqueros. El otoño nos ha sonreído y nos ha brindado unos días de climatología inolvidable. En los ventisqueros, frío y frío, lluvia y lluvia y en Puerto Williams buenas temperaturas y sol y sol. El viento desapareció del Beagle hace más de un mes.
Hemos entretenido estos días, además de preparando el barco para la larga estadía de invierno, con paseos por el pueblo y cercanías, disfrutando de la compañía de la gente que hemos ido conociendo y de los paisajes otoñales.
|
|
Las comidas en el restaurante Onashaga
|
|
Largas sombras otoñales
|
|
El PRATI visto desde el monte
|
|
¿Pesqueros pequeños o boyas grandes?
|
Con la amenaza de nieve en las puertas, fuimos preparando la maleta para huir antes de la quema. El rojo de los árboles anuncia nieve inmediata, así dice la gente de aquí.
|
|
 |
 |
 |
 |
Paisajes otoñales
|
Dejamos el PRATI bien arranchado. Los tres últimos días, nos fuimos a dormir a un hostal para quitar la calefacción y ver el comportamiento de las condensaciones a bordo con bajas temperaturas. Como ya nos habían comentado, el barco se comporta estupendamente en el frío. Las condensaciones no aparecieron, ni una sola gota en techos y portillos, a cambio, un frío de pelar.
|
|
Ahí queda el PRATI, abarloado al VICTORY, para pasar juntos el invierno.
|
|
Así de chulo se despide el capi de Puerto Williams por esta vez, en mangas de camisa.
|
El día 7 de mayo, soltamos amarras de Puerto Williams, tomamos este avión
|
|
La avioneta que hace la ruta Puerto Williams-Punta Arenas
|
Sobrevolamos la Cordillera Darwin y después de hora y media salimos de la Tierra del Fuego para aterrizar en la orilla norte del Estrecho de Magallanes, ya en el continente, en Punta Arenas.
|
|
|
|
Vistas desde la avioneta de la Cordillera Darwin
|
Este vuelo es muy particular. Los habitantes de Puerto Williams van y vienen en él como si se tratara de un tren de cercanías. Continuamente hay lista de espera. La gente viaja mucho, de compras, al médico, a divertirse, a precios subvencionados para los residentes. Nuestro vuelo tuvo condiciones óptimas, cero viento. así y todo, se pone piel de gallina, solo con pensar lo que será con los vientos normales en esta zona azotando esta pequeña avioneta y las turbulencias que tendrá que soportar cuando cruza sobre las zonas montañosas de más de 2.500 m de altitud. Nosotros fuimos todo el tiempo como búhos, asombrados del paisaje, de lagos, glaciares, nieve, agua, canales, naturaleza salvaje e inhóspita, mientras nuestros vecinos de asientos dormitaban con normalidad, sin echar ni un vistazo. Lo que hace la costumbre.
Los pilotos son gente muy experta y acostumbrada a hacer despegues y aterrizajes en malas condiciones y nos han contado que a veces todo el mundo baja del avión, pálido. Sin embargo no hemos escuchado ninguna noticia de accidentes ni incidentes.
Nos hemos instalado en Punta Arenas por cuatro días, en un hotel al borde del very famous Estrecho de Magallanes, con estupenda calefacción y un montón de agua caliente en la ducha y en el baño. ¡Que lujo!, cuando uno viene de un velero y vuelve a las comodidades de la vida en tierra. Aunque no siempre, ésto, algo se echa de menos, especialmente las duchas de media hora.
Hemos celebrado el cumple del capi, con pescado y marisco, que aquí abunda a precios razonables.
|
|
|
|
Vistas de Punta Arenas, desde la Costanera y desde el Cerro de la Cruz
|
Punta Arenas le debe casi todo a un avilesino ilustre, José Menéndez, uno de aquellos asturianos intrépidos que dejó su aldea a los 14 años para hacer las Américas y las hizo. Incluso erigió un monumento, en el centro de la plaza principal, con la dedicatoria: de José Menéndez a Hernando Magallanes, vamos, de poder a poder.
|
|
Monumento a Magallanes
|
Mañana, día 11, volamos hacia Valdivia, lugar de destino de nuestra próxima travesía a principios de 2.015. Allí pensamos, en su momento, hacer reparaciones y modificaciones en el barco y queremos verlo ahora con el personal del astillero que nos han recomendado.
|