Monthly Archives: abril 2014
Por el brazo Suroeste del Beagle – 5 de abril
Nuestro segundo día en Alakush lo dedicamos a la cocina. Mientras nuestros chicos siguen desmontando paneles y secando condensaciones, las chicas preparamos unas pastas de té con almendras molidas y mantequilla y una empanada gallega de antología. Cena estupenda de centolla, empanada y un buen vino Malbec, como aconsejan nuestros “fósforos”. El jueves volvimos a cambiar de fondeadero. Dejamos Alakush y nos adentramos en el brazo suroeste del Beagle. La soledad es total. Avanzamos entre montañas apenas visibles por la niebla. Es la primera vez que tenemos niebla y ésta sí que chafa las vistas. Pensábamos fondear cerca de otro glaciar, en el Estero Coloane, en un fondeo excesivamente profundo para nuestro gusto y nuestra cadena. Con la falta de visibilidad, el capitán decide ir a un lugar más fácil, si no vamos a ver mucho, que al menos fondeemos con seguridad. Así seguimos navegando hasta el Estero Penhoat en la caleta María Helena (Isla Hoste) donde fondeamos con ancla y 3 cabos a tierra. Como llegamos a más de las 5 y hemos tomado un tentempié en navegación, aprovechamos para saltarnos la comida y hacer un poco de dieta. Solo un poco. Merendamos con alfajores, pastas y galletas para acompañar el café con leche. La posición es: Latitud.- 55º 03’ 428 S Longitud.- 69º 22’670 W Se nota que estamos más lejos de los glaciares y la temperatura ambiente sube un poco. Por la noche nos despierta alguna ráfaga de viento más fuerte. No hay problema. Nuestro fondeo es firme. El viernes, amanece feo y sin lluvia. Los Panautas salen rápido a caminar, “el mono” les mantiene ansiosos, hace 3 días que están encerrados en el cata. El capítulo de pesca está dando miserables capturas los últimos días. En los 2 días de Alakush solo se capturaron 4 centollas más pequeñas que grandes. Muy sabrosas y bien preparadas por los chicos. Aquí en María Helena solo hemos conseguido una especie de santiaguiños, sin cruz, por supuesto, con los que intentaremos un arroz. Ya veremos. Ahora estamos navegando por el Beagle y tenemos señal satelitaria, camino a Puerto Borracho, un lugar cuyo nombre nos parece idóneo para consumir algo más de la bodega que llevamos a bordo. Mañana pensamos seguir navegando hacia Puerto Williams y desde allí enviar las fotos de estos días. |
Llueve y llueve. También frío y frío. – 2 de abril
Amanece el día 1 sin lluvia, soltamos cabos, levamos ancla y a sortear los cientos de pequeños témpanos que nos rodean. Ayer el glaciar tuvo producción extra y ha sembrado la zona de icebergs. Han venido a despedirnos Daphne y Rainer, del LOJAN. Esta vez sí es una despedida. Ellos arrumbarán hacia el N de Chile, como ha hecho el resto de la flotilla y nosotros al W. Las bocinas de los dos barcos suenan simultáneas cuando nos vamos alejando. A partir de ahora navegaremos en solitario, pero a cambio tenemos el calor de muchos amigos que estáis entrando en la Web, algunos sin haber dado señales de vida en mucho tiempo y que ahora os hacéis presentes con vuestros comentarios. Gracias por estar ahí. Salida muy lenta golpeando de vez en cuando a algún pequeño despistado y sin mayor problema llegamos otra vez al Beagle. Aquí, como no, vuelve la lluvia, meudiña, nubes bajas que apenas dejan ver las montañas. En mitad de la pequeña travesía, 18 millas, pasamos por el Seno España, glaciar que no tiene salida directa al canal y que nos pareció bonito y familiar por aquello del nombre. También cruzamos por delante del Seno Garibaldi, bastante más famoso y visitado. Hemos llegado al fondeadero Alakush, en la isla Chair, justo para la comida. Estamos amarrados a cuatro cabos y ancla, en un fondeadero 5 estrellas, totalmente privado, porque solo cabe un barco. El paisaje y la vegetación, sin hielo ni nieve, frondosa, verde rabioso y bonita. Decían algunos por aquí que parecía el Caribe con “algún” grado menos de temperatura. Tarde de trabajos. En el casco de babor el agua de condensación y alguna que otra filtración ha invadido los techos. Se han desmontado los paneles decorativos para secar e intentar minorar el problema. Los techos están plagados de gotas y estamos tratando de salvar los muebles de madera de esa profunda humedad que después los vuelve negros e irrecuperables. En el casco de estribor hemos cambiado la resistencia del termo de agua caliente que dio un trabajo del carajo. A la finalización de esta tarea, ya de noche, vemos que también brilla el agua por algunas esquinas del techo. Casi lo mismo que en babor. Estamos dejando todo abierto para ver si la aireación es capaz de atenuar el problema. Hemos visto que uno de los focos de condensación son los anclajes metálicos que atraviesan la cubierta, especialmente los winches eléctricos. Lo que está claro es que este barco, CATANA 50, no fue pensado, construido, terminado ni rematado (falta pintura interior por todas las partes ocultas) para climas con temperaturas bajas, aunque debería haberlo sido por su elevado precio. Por la noche el viento nos despierta apretando fuerte los cabos y haciendo trabajar a los eólicos. Llueve, llueve y más llueve. Hoy los Panautas se han quedado sin caminata. Nuestra posición, ya en el 70º W, es la más oeste de esta parte del viaje. Desde aquí arrumbaremos al sur para conectar con el brazo SW del Canal de Beagle y por él comenzar el viaje de vuelta a Puerto Williams. Posición en el fondeadero de Alakush: Latitud.- 54º 53’986 S Longitud.- 70º 00’774 W Es mediodía y en el exterior tenemos 7º C |
Debajo del horizonte – 31 de marzo
Del día 27 apenas algo que reseñar. Todo el día lloviendo, frío que te cagas y vida a bordo, algo desanimados por el mal tiempo. Intentamos conectarnos a través de la antena satelitaria para chequear correo y enviar la crónica y no fue posible. En el display aparece “bellow horizon”, es decir que estamos por debajo de la cordillera Darwin y ni los satélites nos ven. Gracias a Miguel, de la Rueda de Bahía Blanca, pudimos mandar mensaje de que todo está bien. Afortunadamente tenemos buena señal para la radio BLU y a través de ella podemos recibir meteo y noticias del exterior. Buscando algo positivo a la situación, se preparó la nasa para intentar conseguir la cena. Con unos hermosos mejillones que se cogieron en la orilla y se machacaron, con buena pena por no poder comerlos ya que hay posibilidad de marea roja y alto peligro para los humanoides, botamos la nasa por primera vez, a unos 20 metros de profundidad. El día 28 amaneció mejor. La mayor parte de la flota soltó amarras y siguió su camino, quedamos el LOJAN y nosotros. Poco después apareció el SELMA, un barco grande de chárter y el LOUIST, barco francés con un tripulante argentino, que había quedado la noche anterior delante del control Alcamar Yamana y como garrearon durante la noche, levaron ancla y vinieron a fondear aquí a las cinco de la madrugada. Los Panautas se dieron un paseo largo, tipo palizón, para subir a un monte desde el que puede divisarse el glaciar, el lago y la caleta. Bajaron muy cansados y empapados. El glaciar no lo habíamos visto cuando llegamos a pesar de estar a media milla por estribor, porque las nubes estaban tan bajas que no pudimos percibir su presencia. Los Pratis, mucho más conservadores y vagos, se conformaron con acercarse con el dinghy a la base del glaciar. Por la tarde, después de una buena fabada en el PRATI, merienda en el LOJAN. Hicimos los honores al café, el panetone y las galletas que nos ofrecieron allí y les invitamos a compartir las centollas que habíamos capturado. Ni más ni menos que 7, un poco pequeñas pero llenas y sabrosas. Cena elegante, de las de corbata, según se verá en las fotos cuando toque enviarlas. Menú: carro de centolla por persona y tortilla española. Daphne y Rainer agradecen mucho nuestra compañía y nos pegamos todos grandes peroratas en inglés aunque no sea la lengua materna de ninguno. Día 29, otra vez con lluvia, zarpamos de Caleta Olla rumbo al Seno Pía. Una vez en el canal, conseguimos comunicación satelital y enviamos la crónica anterior. La travesía, otra vez pasada por agua. Cruzamos por delante de 4 glaciares que en su confluencia con el Beagle sueltan cantidad de escombros, trozos de hielo o icebergs, que dificultan la navegación. Se deben ir sorteando para evitar la colisión con las proas y aún peor el rebote de los témpanos hacia abajo que luego emergen a la altura de las hélices o la pala del timón y aquí si pueden causar estragos. Son pequeños témpanos de hielo en superficie que ocultan grandes masas sumergidas, lo que les da un volumen impresionante y chocar con ellos es similar a pegársela contra una roca. Por tanto toda la travesía se hace con mucha atención, vigilancia permanente en el exterior y en los momentos más complicados, incluso uno a proa dirigiendo las maniobras. A la entrada del Seno Pía, donde hay al menos 6 glaciares, el efecto de hielos flotantes es multiplicador. El Seno Pía es un amplio canal de dos brazos, en forma de Y, con una longitud próxima a las 10 Nm en su brazo W. La entrada es complicada y las distintas cartas electrónicas que llevamos a bordo, están descompensadas, como ya nos habían advertido, con el barco navegando por tierra. Por tanto la navegación ha de ser a vista, a la luz del día y a velocidad reducida. El fondeadero Caleta Beaulieu dista unas 5 Nm de la entrada que se hacen muy largas. Está muy resguardado de los vientos dominantes del SW. Largamos ancla con una sonda de 15 metros y con 3 cabos a tierra nos sentimos cómodos. Comemos y a dormir la siesta, lo mejor que se puede hacer en un día tan lluvioso. El domingo, fiesta. Amanece sin llover, amenaza con salir el sol y en cuanto desayunamos ya estamos los cuatro montados en el dinghy rumbo a la base del glaciar que tenemos frente a la proa y que dista una media hora. El sol asoma sin vergüenza y nos regala unas vistas de antología. Las cumbres heladas van apareciendo, así como las cabeceras de glaciar que nos dejan boquiabiertos. Todo el camino haciendo fotos y videos a cual más hermoso. Desembarcamos a unos 500 metros de la base del glaciar y caminando entre los icebergs varados en tierra por la marea, plasmamos en los negativos y en nuestras retinas imágenes para recordar siempre. Por momentos como éste, aunque sean bien escasos, merece la pena llegar hasta aquí. A la vuelta hicimos vermouth de domingo, con aceitunas rellenas, zamburiñas en salsa de vieira, Martini y hielo milenario del glaciar. Otro lujo más para este día. Los tripulantes franceses del LOUIST trabajan para la famosa revista VOILES ET VOILEURS y quisieron hacernos una entrevista por ser un catamarán navegando por la Patagonia, algo muy infrecuente. Vinieron muy equipados de cámara de video grande, micrófonos inalámbricos y demás. Por la noche hicimos fiesta a bordo para los tres barcos del fondeo. No hubo muy buena coordinación y todos aportamos menús farináceos: pizzas del PRATI, una torta del LOUIST que sustituyó a la centolla que pensaban traer y otra de Daphne en lugar de la ensalada ofrecida, en su caso le habían fallado los tomates. Menos mal que también traía un melón troceado que nos desatascó de tanta harina. La sangría, cortesía del PRATI, de unos 3 litros, todo un éxito. Está claro que al mal tiempo hay que poner buena cara, buena disposición y festejar todo lo que se pueda. Nuestra posición en Caleta Beaulieu es: Latitud.- 54º 47’797 S Longitud.- 69º 37’751 W Como seguimos “Bellow horizon” mandaremos la crónica cuando podamos. |