Seguimos navegando y por la tarde, a las cinco en punto, un vientecillo, de 10‐12 Kts. apareció por la proa. Sacamos foque para ayudar al motor en la ceñida. Después de una hora y viendo que lo del viento podía ir en serio e incluso ir a más, izamos mayor, con su imprescindible rizo y adelante. No había pasado media hora y el viento ya estaba en 20 kts. Con mayor y foque, el barco se gobierna de puturrú. Bien es cierto que ceñir siempre es antipático y más en aguas someras donde la ola suele ser de frecuencia corta y machacante. Nos acostumbramos al ritmo de ceñida y a avanzar. Con nuestro destino bien luminoso en el horizonte, a unas 25 Nm. nos las prometíamos felices. El viento que hasta ese momento daba para ir de ceñida, roló a morral y lluvia, a la vez bajó a 6‐12 Kts., velocidad insuficiente. Se tiene que acompañar con motor. El mar continuaba salseado e incómodo y para completar la escena, aparecen las pesqueras a dar por el c… nunca se sabe si van o vienen, con el tipo de iluminación que llevan, lo único que sabes, con seguridad, es que hay un barco a flote. A donde va o no va, que rumbo tiene y sobre todo que intenciones, jamás lo sabrás. Lo que sí es cierto es que la incertidumbre y sobre todo por la noche es mayúscula. La previsión que teníamos, cuando faltaban 25 millas, de llegar sobre las 2 de la noche, se convirtió en las 5 horas, casi amaneciendo y nosotros con los ojos a cuadros y recansaditos. Recorrimos, en 18,5 horas, 96 Nm y fondeamos en el lugar que nos habían recomendado, llamado, Caixa do Aço, o lo que es lo mismo, Caja de Acero, lugar bien resguardado de todos los vientos. Latitud: 27º 07’867 S Esta mañana, comentamos al despertar, que esta travesía de solo 311 millas a rumbo directo, que se han convertido en 344 Nm, nos ha resultado un auténtico coñazo. No es de las que animan. Primero por el exceso de motor, algo que a nosotros nos resulta particularmente ofensivo, han sido 16 horas a vela y 52 a motor. La mayor parte de las de vela a velocidades de vértigo 2‐3 Kts. salvo la tarde de ayer, en que llegamos a ir a más de 6 kts. el mar cruzado como es habitual en las costas brasileiras, calor tremendo, falta de costumbre, llevábamos sin navegar, desde marzo del años pasado. La estancia por la Bahía de Ilha Grande, en la que hemos paseado 381 Nm, no se considera navegación. Otro factor negativo de estas travesías cortas, es que no llegas a acostumbrarte a dormir en fascículos, a causa de las guardias a dos. El cuerpo no se acostumbra tan rápido. Al final duermes poco o nada y el cansancio se nos acumula a los dos por la noche y hacemos más tonterías que las habituales. A pesar de lo dicho, ayer fondeamos a la primera, sin romper nada y sin problemas. Éramos los únicos en el amplio fondeo. Esta mañana, despertamos oyendo música. Cuando asomamos al cockpit, las escunas, abarrotadas de turistas, tomando ya caipiriñas y bailoteando, nos pasaban por el costado. Y así llevan todo el día, unas van y otras vienen, mientras nosotros disfrutamos del baño, rascamos de nuevo el casco, descansamos con todo el cuerpo, dormimos la siesta y contemplamos el paisaje de una bahía grande y hermosa. |
O sea que despues de años y años de navegar os quejais de dormir a trancas y barrancas !. Estais muy bien acostumbrados.
¿Cuando entrareis en Argentina ?. ¿Estais en contacto con Roxana y Fernando?.
Besos, abrazos y muy buena proa.
Joan Td8
Olitas vénem y olitas van….
Unos de veraneo y otros invernando.
Ayer regresamos de nuestra 2ª excursión a la nieve, y en comandita. Somos un equipo largo en años pero aún con moral para acometer ese deporte tan bonito y duro que es esquiar. Lo primero que se necesita es tener suerte con el tiempo, en eso igual que en la mar, pues hay días muy feos, feos, feos; con viento y frio, que te impiden disfrutar de ese panorama idílico (recordar el caso del argentino en Montreal y lo bien que se lo pasaba en la nevada Canadá). Además de las inclemencias otro problema es arranchar el equipo: botas pesadísimas, anoraks, portaesquis, cadenas (en especial en estos últimos días), en total, que cuando llegas a la estación de esquí y acabas de equiparte te dan ganas de irte al bar a tomar un reconstituyente pues ya casi estás agotado. Lo bueno nos lo reservamos para esos días de sol, templaditos (aunque estés a -4º C.) y que como no coincide con los fines de semana y , con lo de la crisis los peques y a sus papás no les da para que pasen una semana blanca, pues resulta que puedes disponer a lo largo y a lo ancho de todas las pistas de la estación; en eso también se parece al mar, más bonito cuanto más tranquilo.
Las noches fueron agradables y en compañía abundante; cena tranquila, potentes patés, trinchats, tupina , … «ratafia» de postre. La comida buena y de montaña, del Pirineo, contundente y sabrosa.
Una partidita para cerrar la velada a » no vale badar»; juego en el que no hace falta estar demasiado concentrado ya que de lo que se trata es de pasar un rato de cháchara.
Pasó la semana rapidito entre bajadas por verdes, azules y rojas; dependiendo del equipo del Imserso del momento, eso si, nadie se lesionó y casi todo el mundo se sintió satisfecho por: no haberse lesionado, superar un año más la proeza de esquiar (alguno pasa de los 70 tacos), y los afortunados por haber superado alguno de los tabues que cada uno tiene – bajar por una zona difícil o por una roja, o haber hecho más bajadas que el año anterior. En una cosa más se parece navegar a esquiar, que cuando empiezas crees que se te ha olvidado como hacerlo, pero con el paso de los días vuelves a llegar al punto en que lo habías dejado el año anterior.
El regreso a casa vino precedido por un anuncio reiterado de nevadas extensas en todo el norte : Cantábrico, Pirineos y NE . Esta vez han acertado y aunque la nevada fue de poca cuantía el frio es intenso y se extiende por zonas tan poco frecuentes como el nivel del mar. De nuevo a arranchar: botas, esquis, anoraks, portaesquis, limpieza del coche, lavadoras que van y vienen y vuelta con los equipos a los armarios a esperar la próxima ocasión.
Mientras tanto y por la falta de noticias desde la llegada a Porto Belo se supone que estáis descansando del largo tiempo sin entrenamiento náutico. Bueno, otras 700 Nm más y otra vez a deambular por un nuevo país, sin prisa y sin pausa.
Y esto ha sido todo «desde la montaña al océano»
Un abrazo
Luiggi y Mercelú