Hace 24 horas que zarpamos. Se va consolidando la idea de que la reparación funciona. Agua cero, a pesar de que el mar hasta la mitad de la noche estuvo bastante agitado. Ayer salíamos del fondeo con cierta pena, como ocurre siempre que partimos de aquellos lugares en que hemos pasado largo tiempo. Desde sus barcos, el MAYA y el EMMA LOUISE, nos decían adiós con las bocinas y las manos, los últimos amigos que quedaban en el fondeo. Al través de la casa de Yves, en la falda de la montaña, a la salida de la bahía, le llamamos por teléfono para volver a despedirnos y transmitirnos cariños y buenos deseos. Decíamos en la mini de ayer que la navegación, para primer día, fue bastante incómoda. Salíamos con previsión de viento medio, decreciente y así fue, pero la ola se mantuvo más tiempo. Toda la noche hemos avanzado a motor y ahora, con un viento de 5 nudos por el través, hemos vuelto a desenrollar el génova y vamos navegando a 3 nudos. Hemos apagado el motor porque al ritmo que llevábamos nos tocaría aguardar fuera del atolón de Hao toda la noche, a esperar la baja mar que coincide con el amanecer y una hora después es el momento ideal para entrar con poca corriente. Hemos leído en las guías que en este paso llamado Kaki y en condiciones extremas, llega a haber corrientes de hasta 22 Kts. Nuestra Posición a las 9 de la mañana, hora local, es: Ayer nos hacíamos la reflexión de que podríamos haber disfrutado más de la estancia en Gambier, si no hubiéramos estado tan condicionados por la vía de agua. Disfrutamos mucho con las visitas a las islas de Aukena y Taravai, nos faltó conocer Akamarú, que todos dicen que es la más bonita. Tiene una entrada al fondeo con poca sonda, sobre metro y medio y eso nos echó atrás, después de lo vivido. Tampoco visitamos el atolón que en algunos lugares forma pequeños motus con cocoteros. En Rikitea la opción de confraternizar con la gente local está muy condicionada por el idioma, el francés de la first mate, un poco oxidado y el acento de los lugareños influenciado por su otra lengua, el mangarevi, hizo que las relaciones fueran más hacia los otros veleros. Esto suele ser lo más frecuente. Durante la segunda etapa, el fondeo que en principio había sido casi francés en su totalidad, se abrió más al mundo, dos barcos ingleses, un alemán, un belga, un suizo, un chileno y un español, una mini ONU a flote. El tiempo fue mejorando, disfrutamos de días soleados y noches estrelladas. En el silencio de la noche, solo el run-run molesto del generador que produce la energía eléctrica para la isla, allá a lo lejos, distorsionaba la paz. Nuestras sensaciones en Rikitea no han sido de las mejores que hemos vivido, habrá que esperar a que el paso del tiempo mejore nuestra percepción actual, descontando la parte de la avería y dejando solo lo exótico del lugar y la emoción que nos provocó ver sus Montes desde la lejanía, tras haber culminado la larga travesía del Pacífico. Quedarán en el recuerdo sus fiestas, que tanto nos gustaron y la especial simpatía y amabilidad que esos días la gente derrochaba. |
Al fin zarpamos
Según lo previsto, esta mañana, a las 9,00 horas, hemos levado ancla y puesto rumbo al atolón de Hao, a 460 millas. Al salir del atolón de Gambier, mar movido. Inspección a sentinas cada media hora. Al principio entró un poco de agua, como medio vaso, seguramente la acumulada en el sándwich del casco que con el movimiento pasó a la sentina. Llevamos navegando diez horas, a velocidad moderada, mitad a vela, mitad a motor. El viento suave o casi nada y el mar bastante agitado. Durante todo el día hemos llevado la mosca detrás de la oreja, ha llegado la noche y hasta este momento la reparación parece haber funcionado, esperamos que así sea. El tiempo ha estado bastante desapacible, varios chubascos nos han caído encima. También tuvimos tormenta en los alrededores. Esta mini crónica es solo para que estéis tranquilos, nosotros lo estamos. Mañana escribiremos un poco más. |
Preparados para zarpar
Octubre – Colocando parches
Reporte desde Rikitea
Aquí seguimos, ahora disfrutando de la incipiente primavera. El sol nos está acompañando día tras día y eso alegra los ánimos. Esto no quita para que de vez en cuando y casi sin avisar, caiga algún chubasco. Los parches de composite, con los que pensamos hacer la reparación provisional, han llegado ayer y seguramente mañana o pasado con previsión de poco viento y mar en calma, se empiecen a colocar. Han tardado un poco, como estamos tan lejos. A Tahití llegaron en tiempo récord, lo más difícil ha sido de allí a aquí. Curioso. En Rikitea, ahora que los fines de semana hacemos vida nocturna, se estropeó algo en el generador principal, tienen dos normalmente, y estamos sin alumbrado público. También esperan los repuestos para la reparación. Hay que usar linternas, pero a cambio las estrellas brillan sin nada que las eclipse. Noches maravillosas. El viernes cenamos en el JO JO y estuvimos allí, charlando con unas chicas simpáticas que pasan el ratito jugando al voleibol y que ocupaban la mesa vecina, hasta las………., !nueve!, oiga, oiga. En ese momento vinieron a avisarnos de que ya era muy tarde y querían cerrar el local. El sábado, para cambiar, fuimos a la pizzería, esa que abrió después de unas largas vacaciones y que solo funciona las noches de fin de semana. En la pared, un cartel avisa que van a cerrar hasta el 14 de octubre. Esperamos haber comido la última pizza en Rikitea. Bueno, a bordo también las hacemos, pero esas no cuentan en este caso. En el JO JO tomando cervezas, estaba el panadero. Siempre nos saluda en español con un "buenos días, ¿cómo estás? Ayer, aunque era de noche, dijo lo mismo. Había tomado, quizá, demasiada cerveza. Su negocio funciona estupendamente, hacen pan dos veces al día, temprano en la mañana y a las dos de la tarde. La gente espera a que salga el pan del horno para comprarlo. Se acaba enseguida y ya pueden cerrar hasta la siguiente hornada. A pesar de ser un negocio tan seguro, durante unos días, hasta que llegó el último barco de suministros, solo hacían pan por la mañana porque no había harina para dos hornadas. Un cartel decía: pas pan ce soir. Esta frase lo resume todo desde ese momento, cuando preguntamos a Yves algo que se escapa a nuestra comprensión. Otras novedades son la instalación de juegos infantiles, de esos hinchables, durante este fin de semana y que empiezan a llegar turistas a la isla, blanquitos, con cara de despiste, vamos, lo propio, ya hemos visto funcionando un par de lanchas que les llevan de paseo al atolón, imaginamos que ahora vienen aquí por la entrada de la primavera. Otra noticia es que están pintando la catedral y que está próxima semana hay eventos religiosos especiales. Mientras comíamos, ha amarrado en el dique un velero oceanográfico francés, de gran eslora, llamado TARA, que está haciendo estudios del comportamiento del coral. Acaban de salir un montón de tripulantes a tierra, jo jo, no saben que hoy el JO JO cierra. Después de comer, les hemos visitado y nos han enseñado el barco y pasado la información del proyecto. TARA PACÍFIC expedición 2016-2018. A bordo vienen 16 personas de distintos países, la mayoría, como el barco, franceses. Hoy nos hemos quedado en el fondeo, solo tres barcos habitados y el montón de rémoras que habitualmente nos repartimos, están mucho más concentradas bajo nuestro casco. Esperamos que la próxima crónica hable de navegar. Nuestra cuñada Mercelú ha sufrido un percance y está en el hospital, mañana operan su rodilla. Animo, paciencia y buena suerte para ella. |