Papeete (Tahití)

Estamos en el medio de la merienda, entre el muelle de cruceros y el centro de la ciudad, en las modernas instalaciones de Marina Papeete.

53 horas sin viento y llegando a Papeete, a dos horas de la entrada, viento en la popa y entrada al puerto bastante movida.

En el pantalán exterior de la Marina, vemos un barco que nos resulta familiar. !!! Es el LOJAN !!!

Barco alemán con el,que compartimos "doblar Hornos" Daphne y Reyner, también saludan efusivamente, caras de felicidad.

En el pantalán nos aguarda Jean Yves, vecino de fondeo en Rikitea, que vive aquí y que nos ha ayudado con el amarre y el papeleo. Gente amable.

Nos hemos tomado unas cervezas en la costanera por aquello de tomar tierra y hemos visitado a nuestros amigos del LOJAN.

Estamos cansados y nos vamos a la cama, ya. Estas navegaciones de dos días, son machacan tes.

En nuestra popa, un ruidoso crucero, hace sus fiestecitas para aquellos que en lugar de visitar Papeete, la nuit, prefieren divertirse dentro del barco como si estuviesen en cualquier otro sitio.

Nuestra Posición es:
Latitud.-      17° 32’395 S
Longitud.- 149° 31’253 W
Millas navegadas en total: 296

Joder, joder, joder, que susto.

Como dice Loló, como la crónica se lee a toro pasado y se sabe rápidamente el final de la historia, el susto de ayer nada tiene que ver desde ahí,  donde estáis vosotros, en tierra seca, a lo que se siente aquí en esos momentos.

Ciertamente lo pasamos mal. Son solamente unos minutos de fuerte impacto que dejan huella para el resto del día. Y menos mal que todo ocurrió a la luz del día y con mar en calma. Bueno, el susto pasó y ahora a seguir con las rutinas.

Ayer salimos del fondeo a las 8,30 horas, en la idea de acercarnos al passe e intentar salir a pesar de que estamos a media marea, bajando, que en principio no es el momento adecuado. Si esperamos a una hora después de la bajamar vamos a tener complicado llegar a Papeete con luz del día.

Llegamos al passe, divisamos fuertes escarceos por la orilla de babor, como a la entrada, el centro del canal con un tren de olas sin rompiente que nos da buenas sensaciones. Metemos potencia a motores y rápidamente pasamos a mar abierto, con apenas un pequeño baile. La corriente por el costado de babor se mantuvo durante un par de millas.

Día espléndido, soleado, mar calma, poco viento que compensamos con el motor y miel sobre hojuelas que íbamos celebrando explícitamente hasta que llegó el follón.

La tarde continuó tranquila y avanzada la noche, más chubascos. En nuestro rumbo mar abierto, sin ningún atolón por el camino, hasta Papeete.

Hoy vamos navegando con mar de fondo de dos a tres metros y como es habitual,  ola cruzada que nos zarandea continuamente. Mucha nubosidad y el viento suave.

Estamos casi a mitad de travesía y el meteo dice que el viento incluso irá a menos.

Ayer apareció a bordo un polizón que llevamos desde Hao. Una pequeñísima lagartija, de nombre Juanchita, que ya vimos al soltar amarras en Hao y que pensábamos había desaparecido. Está a bordo y no sabemos si es que ha crecido en una semana o es que tiene una colega.

Seguiremos observando,  si no tiene la mala suerte de quedar hecha un cromo por la noche bajo alguno de nuestros crocs.

Por fin se van perfilando los detalles para la reparación en varadero. Tanto nuestra compañía de seguros, como el astillero CATANA, recomendaron el varadero de Raiatea. Allí tenemos cita fijada para el 14 de noviembre. De momento vamos a hacer escala en Papeete (Tahití) para quitarnos un poco el pelo de la dehesa.

Nuestra Posición a las 9 de la mañana es:

Latitud.-         17° 14’71  S
Longitud.-    146° 55’48  W
Millas navegadas en 24 horas.- 127
Millas acumulas: 127
Temperatura del agua: 28,5 a 29,9°
Temperatura del aire: 24,6 a 30,3°
Distancia a destino: 151 Nm

Pánico a bordo

Son las tres de la tarde. Hemos zarpado a las nueve y vamos disfrutando de un día de navegación espléndido,  aunque con poco viento y ayudando al génova un motor a bajas rpm.

Nos vamos felicitando por ello a la vista del último atolón, Faaite punta sur, de las Tuamotú,  en  rumbo a Tahití.

Salta la alarma de agua en sentinas. Brincamos.

Magdalena a sentina central, casco estribor y Carlos a popa, sala de motor. Antes de abrir la tapa del motor, Magdalena grita: aquí, aquí, lleno de agua, mucha.

Tanta que la sentina está mediada. Hace menos de una hora de la última inspección, que seguimos haciendo cada hora.

Lo primero que nos llama la atención es que no está entrando por su vía habitual. Revisamos sentina de proa y está seca.

Magdalena mete la mano y prueba: !!!!!! Es dulce !!!!!!! Soltamos el aire que teníamos retenido a alta presión.

Previamente a esta buena noticia, yo había mirado con pánico el atolón ya lejano, pensando en un acercamiento de emergencia. Varios cientos de litros de agua en una media hora, puede significar naufragio. Estamos a unas diez millas del atolón,  que no destaca por su buena entrada, pero serviría para salvar la piel.

Con la experiencia acumulada en achiques, sobre todo en el casco de estribor, pusimos achique automático hasta su nivel, luego la bomba eléctrica manual hasta casi cero. Por supuesto desconectamos la bomba de presión del circuito de agua sanitaria de ese casco y sin embargo el agua sigue entrando. Volvemos a probar, sigue siendo dulce.

Dábamos por supuesto, que como en alguna ocasión anterior, la fuga venía del termo de agua caliente y que hay que esperar a que se vacíe. Pasan minutos y minutos y sigue entrando agua. Levanto la cama, miro el termo que está debajo y el agua viene de más atrás, de la sala del motor. Rápidamente abro la escalera de entrada y veo que hay unos 40 cm. de agua en sentina. El nivel sobrepasa los anclajes del motor. No ha funcionado la bomba de achique automático. Ponemos manual y después a mano se acaba de achicar el fondo de sentina y el depósito del cárter que estaba lleno hasta arriba.

Los 400 litros que tiene el tanque de agua dulce de estribor han ido en su totalidad a sentinas y después al mar.

Algún manguito o alguna tubería habrá reventado y nos ha dado un susto de muerte,  habida  cuenta de lo sensibilizados que seguimos estando.

Esto ya nos ha ocurrido otras veces, la primera en Melilla cuando volvimos de una excursión por Marruecos y encontramos flotando el enjaretado de madera de la ducha. Había quedado un grifo abierto con un hilillo de agua y hasta que se vació el tanque.

Otra vez en Brasil, lo mismo, pero esa vez la causa fue la rotura de una junta de goma en el termo de agua caliente.

Y alguna otra por distintas causas y con el mismo resultado. Un depósito entero acaba en sentinas y toca trabajar para dejarlo todo en orden. Lo peor no es el trabajo, si no los sustos y en esta ocasión nos pusimos en lo peor por las vivencias últimas.

Al terminar esta faena, Magdalena toma las anotaciones horarias de rutina y aparece en la UTC las 01 horas del día 21. Es nuestro aniversario de boda que hace el número 39 y hemos tenido un principio de celebración cojonudo. A ver el resto del día.

Mañana hablaremos de navegación, salida del atolón, posición y esas cosas

Fondeo feliz en Tahanea

La primera noche en el fondeo, antes de ayer, después de la cena, tranquilos y relajados en el cockpit, pudimos observar, bajo la luna llena a nuestra espalda, un fenómeno  cuando menos bien curioso. Apareció en el horizonte un Arcoiris gigante que cerraba ambos extremos en el mar, obviamente sin colores, solo la gama de los grises. Nunca habíamos visto ni oído la existencia de semejante fenómeno nocturno. Nos dejó pensativos.

La jornada de ayer, fue muy completa. Por la mañana, próximo a la bajamar, acudimos a visitar el jardín de coral. Nosotros vemos extasiados las maravillas de este mundo subacuático de los mares de coral. La variedad de peces y corales es inmensa. Hay peces de todos los tamaños y colores, grandes bandos de diminutos que cuando miras hacia la superficie brillan como burbujas.

Imaginamos que vimos los mismos peces que los del PIROPO, ellos sí los enumeran y se ve que son conocedores de este mundillo, así que nosotros vamos a hacer este copi pego para los interesados en la fauna submarina : "mariposas de muchos tipos, loros, cirujanos, peces soldado, peces ángel, peces ballesta, salmonetes, meros de todos los tamaños, fedrís, lutjánidos, peces corneta de varios colores, ídolos moriscos, lenguados y algún tiburón puntas negras".

Nosotros hemos echado en falta uno de los pocos peces coralinos que conocemos por su nombre, no hemos visto ni peces payaso, ni las anémonas que los suelen cobijar. En cuanto a los tiburones puntas negras solo los hemos avistado desde la orilla. Especial mención a la variedad de corales, sobre todo los rosas, malvas y azules.

No quedamos boquiabiertos de la visita a este jardín, porque cuando vas haciendo snorkel, si abres mucho la boca,  tragas agua y a la hora de elegir, preferimos una cervecita fresca al volver al cata. Lo hemos disfrutado mucho.

Terminado el buceo, pasamos a visitar a Michael, para llevarle el vino ofrecido, que nos agradeció.

Charlamos un rato interesándonos sobre todo por su vida tan solitaria. Es un hombre de 67 años, natural de este atolón, vivía aquí cuando estaba algo habitado. A esta edad ha conseguido un contrato de guarda,  para volver a sus orígenes y a la vida que le gusta. Su mujer vive y trabaja en el vecino atolón de Faaite, que dista 40 millas de aquí y viene una vez al mes para traerle víveres y visitarle. Michael solo va a Faaite para Navidad, dice que allí hay mucha gente y mucho ruido y a él eso no le gusta. Le preguntamos cuanta gente vive en Faaite porque las Guías no lo mencionan, y él respondió, mucha, mucha gente. También uno de sus hijos faena por estos lares, recogiendo copra.

Oh maravilla de Villa abandonada de Otao, como decíamos tiene dos construcciones que se mantienen en pie y escondida tras la vegetación, una  flamante capilla que según nos dice, él mismo construyó. Inmaculada, llena de santos en peanas y paredes, adornada con unas poquitas flores, pintadita y arreglada como si fuese a venir el señor obispo. Que paradojas tiene la vida, un atolón de 50 kms. de largo, en el que vive una sola persona y con una capilla privada. Como si de la casa de un marqués se tratara.

Nos preguntó si queríamos probar el famoso cangrejo azul del cocotero. Habíamos leído y oído mucho acerca de estos ejemplares que viven en la orilla del mar y se alimentan del coco, trepando a lo alto de las palmeras y que son una delicatessen en los restaurantes de alto copete de Papeete. El ripio es obligado.

Ante nuestra afirmación, abrió la tapa de un bidón de esos de 200 litros y sacó de su interior uno de los buenos ejemplares que tenía allí entre trozos de coco. Lo puso al suelo, patas arriba y con el machete le hizo una incisión profunda a la altura de la boca. Lo elevó del suelo, lo dejó chorrear un poquito y muerte instantánea. Nos lo lavó  en agua salada y nos indicó que lo cociéramos lo antes posible, durante media hora.

Sus dos garras, las que sirven para abrir los cocos, son enormes y de gran fuerza. Cenamos con la mitad del cangrejo, ya que tiene mucha comida. A su sabor, en el que se encuentra el gusto del coco, no estamos acostumbrados y nos resulta raro en principio. Su textura es fantástica.

A la hora de la siesta, en lugar de dormir, nos dimos unos buenos baños en estas aguas cristalinas  y aprovechamos para visitar el ancla que está allá abajo, a 20 metros, asomando solo un poquito del arco. Las sombras que vimos al llegar al fondeo, son pequeños trozos de coral diseminados sobre la gran superficie de arena.

Anoche,  en el fondeo, otro fenómeno extraño que pudimos observar en la misma condición de la noche anterior. Por nuestra popa y también con la luna llena a la espalda, apareció una mancha blanquecina,  circular, o más bien elíptica, sobre el mar, a la que estuvimos tratando de buscar explicación sin éxito. Reflejo de la luna no podía ser, la teníamos a nuestra espalda. Tras unos minutos, desapareció.

Esta mañana hemos vuelto a visitar el jardín de coral. Cambiamos unos metros de zona y resulto aún más bonita que la de ayer.

Terminado el snorkel, pasamos a visitar a Michael para despedirnos. Mañana zarpamos.

Seguíamos teniendo en la nevera el trozo de peixe que nos regaló antes de ayer. Hoy, al comprobar que Michael sigue en buena forma, descartamos ciguatera y peixe al plato a mediodía. Bien rico, textura similar al rape, colores rosados y rojo intenso al centro, como los túnidos. A la plancha y con guarnición de cachuelos y aceite de oliva, bien rico.

Tahanea

Tras las duchas nocturnas de ayer, amaneció gris, ya sin lluvia. Toda la mañana vientos suaves y constantes y el mar, como de costumbre, más movido de lo que  corresponde por viento.

Durante la jornada de navegación, pasamos entre los atolones Ikueru y Reitoru, luego entre Haraiki y Marutea y ya al final entre Tepoto y Motutunga, antes de enfrentar el aproaching a nuestro destino, Tahanea.

Día y noche tranquilos hasta el amanecer,  en que volvió a caer un chubasco de órdago a la grande.

Mañana luminosa, cielo despejado, sol radiante y el viento que nos sigue acompañando con suavidad. Tiene la delicadeza  de ir rolando hacia el norte, lo que nos favorece y aunque es de poca intensidad, lo llevamos casi por el través y solo con el genova, nos movemos.

Con la lectura de ayer, de la experiencia del PIROPO, veníamos expectantes y temerosos de encontrar el passe cerrado, pues también estamos navegando con luna llena y esa fue la justificación que encontraron para la dura entrada con la que se encontraron ellos aquí.

Con el génova llegamos justo hasta la entrada del passe. Calentamos motores, enrollamos vela y con mar plano,  a la hora de la bajamar, dimos potencia y la sorpresa fue que solo encontramos pequeñas corrientes de uno o dos nudos, tanto a favor como en contra. Paradójicamente por la orilla de estribor si se formaban pequeños escarceos, que dejamos a un lado al pasar justo por el centro del passe Teavatapu, el recomendado de entre los tres que tiene este atolón.

Es posible que el poder de atracción lunar en este mes de octubre, sea mucho menor que el de septiembre,en que hicieron su entrada los del PIROPO.

Virada a babor, dirección  Este y fondeo a 1,2 millas de la entrada. Esta gran superficie de aguas interiores, dentro del atolón de Tahanea, de 25 millas de largo y anchura considerable, nos permitió echar el ancla sin miramientos. El  tenedero parece bueno, fondo de arena  con alguna sombra de origen aún desconocido. Estamos con 16 metros de agua bajo el casco y podemos ver el fondo.

Cosa curiosa, durante la maniobra de fondeo saltó dos veces la alarma de proximidad del sistema AIS, que estaba fijada en 7 Nm. Un velero neozelandés y uno francés están compartiendo atolón con el PRATI, aunque no a vista.

Una vez asegurada el ancla al fondo,  cargamos en el dinghy los equipos de snorkel y dimos proa hacia el lugar de buceo que recomiendan tanto las Guías,  como el citado velero PIROPO.

El lugar nos queda cerca, solo atravesar la corriente del passe del Este y entre la islita  Paenoa y los vestigios de la villa de Otao, hay unos bancos de coral rosas y multicolores, denominados jardín de coral.

La corriente en ese passe muy fuerte a media marea, le damos el resguardo conveniente, adentrándonos un poco en el lagoon y a la otra orilla vemos dos construcciones, una de aspecto abandonado y la otra, casi. Haciendo sus faenas cotidianas, un hombre enjuto, de piel morena. A nuestro paso, ni se inmuta. Amarramos el dinghy en la orilla y caminamos a conocer a este personaje. Según llegamos, vemos al buen hombre limpiando un pescado de gran tamaño, dentón o similar, que acaba de capturar con un rudimentario aparejo y de cebo la cola de un exquisito cangrejo ermitaño. Nos presentamos, Magdalena y Carlos y el responde Michael. Según nos cuenta, es el guarda de este atolón deshabitado, que pertenece a la Comuna de Faaite, que es el atolón próximo.

Le preguntamos si solo vive él  en el atolón y nos dice que suele haber otras dos personas que recogen la copra en temporada.

Ya en conversación, nos ofrece la mitad de la cola de su pescado, que tiene una piel con aspecto de cuero duro. Nos miramos el uno al otro para ver si convenía aceptarlo o no. Pez grande, zona de coral, ¿ciguatera? El nos dice que es un pez que ha pescado en la entrada por el canal, que viene de mar abierto y que con certeza, no tiene problema de ciguatera. Bien limpio, pelado y habiéndole practicado un agujero al extremo, lo colgó en mi dedo.

Michael, ¿usted bebe vino?

Si. Me gusta con la comida. Y sonrió un poco, con cierta complicidad.

Bien, mañana volveremos y le traeremos vino.

Y así terminó nuestra intención de buceo. Con la corriente que vimos se hace impensable zambullirse para disfrutar del entorno.

Mañana, en bajamar, estaremos más listos para meternos al agua. Lo que pudimos ver desde el dinghy, nos dejó buen sabor de boca.

Nuestra Posición en el fondeo de Tahanea es:
Latitud.-         16° 51’750  S
Longitud.-    144° 39’999  W
Millas navegadas en 24 horas.- 124
Millas acumulas: 242
Temperatura del agua: 28,7 a 30,4°
Temperatura del aire: 24,5 a 34,9°
Distancia a destino: 0 Nm