Que estupendo es ser rico……… en energía. Algo que casi nunca ocurre en un velero navegando a vela. Aunque tengas generador a gasoil, aunque las placas solares generen, aunque haya lo que haya, siempre hay que ahorrar, no vaya a surgir algún problema y se necesite hasta el último amperio almacenado.

Cuando se va a motor, la única ventaja es la abundancia de energía. Así hoy, la Maca ha salido de la cama, tras su última dormida, oyendo a Melendi, a toda potencia, el himno de Asturias y hasta nos lo hemos bailado y todo. O sea, equipo de música conectado por primera vez en la travesía.

Por la noche en las guardias se pueden ver pelis, hacer solitarios en el ordenata, lo que cada uno apetezca, como si estuviéramos en casa.

En anteriores travesías, dadas las anteriores aficiones noctámbulas del capitán, la primera guardia la hacia él. Desde la nueve y pico hasta más o menos las tres. Eterno, el sueño insoportable, obsesivo. De hecho uno de los asuntos que más le preocupaban cara al futuro eran las guardias nocturnas. La first mate tenía que irse a la cama, bien temprano, sin sueño, y en vez de aprovechar el tiempo de descanso se estresaba también si no se dormía inmediatamente. Un trajín y todos jodidos.

En esta travesía hemos modificado el orden. Antes de la cena, el capi se acuesta unas dos horas. Aparece fresco para su primera guardia, que ahora es de 3 horas y todo va estupendo, apenas nos cuesta esfuerzo. Siempre se debe estar abierto a nuevas experiencias y a modificar lo que no resulta adecuado.

Ayer, domingo, arroz con gambas y calamares. El plato se hace con calamares en su tinta, de lata y esta vez añadimos un pequeño calamar que, para su desgracia, se subió a la cubierta del PRATI a caballo de una ola y no supo bajarse. El arroz se lo ha
agradecido. La pena es que sus hermanos no le acompañaran en la excursión. Estos calamares frescos, con sus tripas y con todo, están exquisitos.

De navegación, yendo a motor, poco que contar. Tenemos sol, tenemos calma, pasa algún que otro delfín, poco amigables ellos, nos cruzamos algún barco y poco más. Nuestros amigos de la flota española han llegado ya a puerto. Nosotros lo haremos mañana, Dios menguante, a Flores para una pequeña recalada.

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