Pánico a bordo

Son las tres de la tarde. Hemos zarpado a las nueve y vamos disfrutando de un día de navegación espléndido,  aunque con poco viento y ayudando al génova un motor a bajas rpm.

Nos vamos felicitando por ello a la vista del último atolón, Faaite punta sur, de las Tuamotú,  en  rumbo a Tahití.

Salta la alarma de agua en sentinas. Brincamos.

Magdalena a sentina central, casco estribor y Carlos a popa, sala de motor. Antes de abrir la tapa del motor, Magdalena grita: aquí, aquí, lleno de agua, mucha.

Tanta que la sentina está mediada. Hace menos de una hora de la última inspección, que seguimos haciendo cada hora.

Lo primero que nos llama la atención es que no está entrando por su vía habitual. Revisamos sentina de proa y está seca.

Magdalena mete la mano y prueba: !!!!!! Es dulce !!!!!!! Soltamos el aire que teníamos retenido a alta presión.

Previamente a esta buena noticia, yo había mirado con pánico el atolón ya lejano, pensando en un acercamiento de emergencia. Varios cientos de litros de agua en una media hora, puede significar naufragio. Estamos a unas diez millas del atolón,  que no destaca por su buena entrada, pero serviría para salvar la piel.

Con la experiencia acumulada en achiques, sobre todo en el casco de estribor, pusimos achique automático hasta su nivel, luego la bomba eléctrica manual hasta casi cero. Por supuesto desconectamos la bomba de presión del circuito de agua sanitaria de ese casco y sin embargo el agua sigue entrando. Volvemos a probar, sigue siendo dulce.

Dábamos por supuesto, que como en alguna ocasión anterior, la fuga venía del termo de agua caliente y que hay que esperar a que se vacíe. Pasan minutos y minutos y sigue entrando agua. Levanto la cama, miro el termo que está debajo y el agua viene de más atrás, de la sala del motor. Rápidamente abro la escalera de entrada y veo que hay unos 40 cm. de agua en sentina. El nivel sobrepasa los anclajes del motor. No ha funcionado la bomba de achique automático. Ponemos manual y después a mano se acaba de achicar el fondo de sentina y el depósito del cárter que estaba lleno hasta arriba.

Los 400 litros que tiene el tanque de agua dulce de estribor han ido en su totalidad a sentinas y después al mar.

Algún manguito o alguna tubería habrá reventado y nos ha dado un susto de muerte,  habida  cuenta de lo sensibilizados que seguimos estando.

Esto ya nos ha ocurrido otras veces, la primera en Melilla cuando volvimos de una excursión por Marruecos y encontramos flotando el enjaretado de madera de la ducha. Había quedado un grifo abierto con un hilillo de agua y hasta que se vació el tanque.

Otra vez en Brasil, lo mismo, pero esa vez la causa fue la rotura de una junta de goma en el termo de agua caliente.

Y alguna otra por distintas causas y con el mismo resultado. Un depósito entero acaba en sentinas y toca trabajar para dejarlo todo en orden. Lo peor no es el trabajo, si no los sustos y en esta ocasión nos pusimos en lo peor por las vivencias últimas.

Al terminar esta faena, Magdalena toma las anotaciones horarias de rutina y aparece en la UTC las 01 horas del día 21. Es nuestro aniversario de boda que hace el número 39 y hemos tenido un principio de celebración cojonudo. A ver el resto del día.

Mañana hablaremos de navegación, salida del atolón, posición y esas cosas

6 thoughts on “Pánico a bordo

  1. ¡Vaya sustos nos meteis!, eso no se hace y despues de los ultimos incidentes que habeis tenido.
    A partir de ahora, ya ninguna mas, por favor.
    Saludos y buena proa.

  2. MADRE MIA!!!! NO GANÁIS PARA SUSTOS….
    Me he «bebido» practicamente la crónica, hasta llegar a comprobar que aunque no es agradable perder el agua dulce, por lo menos no es lo que temiáis…. MENOS MAL.

    ¡¡ENHORABUENA POR VUESTRO ANIVERSARIO!!. no os preocupéis estas cosas se arreglan, hay otros sustos que son dolorosos y con díficil solución… Dios aprieta pero aunque parece que Ahoga, deja un hilillo…..de aireee…
    Muchos besos y que paséis el día lo mejor que podáis.

  3. Si hace 39 años alguien os dice como iba a empezar la celebración de vuestro aniversario 39 años después, en un catamarán, llevado por vosotros, en medio del pacífico y con el corazón en un puño y achicando agua como locos….le habríais llamado de todo…cosas de la vida.
    Me alegro de que haya quedado en anecdota.
    Lo que tiene leeros en la pantalla desde el sofa es que no disfrutas de los lugares pero tampoco se te sale el corazón por la boca.
    😉

    Que siga la travesía sin incidentes y felicidades por el aniversario!!!

  4. Hola Carlos y Magdalena cuantas vueltas habéis dado desde que acabamos el curso de capitán, que por si no lo sabes, toca renovarlo, 10 años han pasado ya Carlos.
    La última vez que os ví fue en Valencia, os habíais comprado el cata nuevo y yo me iba para Martinica.
    En Valencia, ese mismo día, eché del barco con policía a uno de los que iría conmigo, con lo cual busqué a un gallego que me vino muy bien.
    Hize la ida con cinco tripulantes y me fue bien, con los problemas de reparaciones solventados con mi amigo Fernando.
    La vuelta la hize con cuatro y a uno lo encerré prácticamente en el camarote, salía para guardias y comidas, todo un elemento peligroso.
    Fue muy dura, salimos de Martinica el 1 de abril 2010 y nos tragamos seis borrascas, una de ellas a 500′ de Azores fue muy dura, casi nos cuesta algo serio, pero mi papel como capitán se hizo valer y llegamos a Azores y luego ya. Cádiz y Valencia.
    Muy buena experiencia para mí desarrollo personal de «manejo» de grupos.

    Hos suelto este royo para que cambies is el chip un poquito y recordéis cosas distintas de las muchas que os están pasando.
    Me alegro un montón del cambio que dió vuestra vida, comentábamos en Zaragoza que habíais vendido la empresa y ala.
    Yo he tardado más, estoy ahora con la venta de la mía que si nada cambia se producirá este mes, y yo hago 62……….

    En fin que me alegrará que sigáis bien y volváis por estas tierras y si es posible nos veamos.
    Abrazos fuertes para los dos, buen viento, y buen viaje sin incidencias graves, que las leves son inevitables.

    Juanjo

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