Navegamos por Canal Puyuhuapi

Por fin zarpamos de Puerto Aguirre porque hay más lugares que conocer y disfrutar. Lo fuimos retrasando por encontrarnos muy a gusto con los nuevos amigos que hemos encontrado y con los que hemos compartidos momentos entrañables y divertidos. Nos despedimos con abrazos y como siempre con la ilusión de algún día volver a encontrarnos.

Levamos ancla en otro precioso día de sol, camino del Canal Puyuhuapi (tierra de los indios Puyes). Es un largo y profundo fiordo que en su última parte cambia de nombre para llamarse Seno Ventisquero, por su proximidad con el último de los ventisqueros por los que vamos a pasar. Tiene una longitud próxima a las 70 Nm.

En 1935, llegaron cuatro jóvenes alemanes que fueron los primeros de una serie de pioneros germanos que se establecieron en este lugar tan remoto y natural. En 1945 apareció por aquí un ingeniero textil que construyó una fábrica de alfombras. Es uno de los atractivos diferentes que mencionan los derroteros.

La previsión de vientos muy flojos, entre 6 y 10 nudos, se mantuvo en la primera parte de la travesía, en la que fuimos con génova abierto y a velocidades de 2 y 3 kts. en la segunda parte se manifestó equivocada. El viento, hoy afortunadamente de popa, se fue haciendo más y más fuerte hasta llegar a los 30 kts. cambiamos el génova por el foque y aún así hacíamos 8 kts. Fue una bonita travesía que nos dejó en el Seno Borrás, una bahía protegida, con playa al fondo y una vegetación exuberante que en estos días de sol que nos están tocando en suerte, nos recordó la Ilha Grande de Angra, en Brasil. Ayer tuvimos hasta 28º de temperatura y el agua casi 20º. Ha llegado el verano cuando le queda poco para marcharse.

Nuestra posición es:

Latitud.-     44º 45´977 S
Longitud.- 72º 54´210 W

Estamos fondeados cerca de la playa, porque el resto de la bahía es muy profunda. Tuvimos que echar un cabo a tierra para que el barco no se pusiera paralelo a la playa y nos tuviera salseados a lo tonto. Con esta solución quedó perfecto.

En la playa pasean algunas vacas que aparecen entre la maleza de forma sorpresiva. Hay unas cabañas cerca y sus habitantes que trabajan en las salmoneras que abundan en la zona, llegaron al anochecer en su lancha. A Carlos que se acercó a saludar, le hicieron un interrogatorio completo.

Esta caleta en que estamos tiene el nombre de un español que llegó a esta zona en los años 60 para dar clase de español en Puerto Cisnes, la mayor población del lugar.

El nombre resulta bonito, aunque hemos tardado en saber exactamente lo que decían, como la c no la pronuncian, hasta que no lo leímos no caímos, como tampoco es que haya tantos cisnes por aquí. Hay otros nombres bien curiosos por la zona y menos poéticos:

Caleta Momia, Estero Árboles Espectrales, Caleta Sepulcro, Seno Venas Abiertas…. La verdad que es bien difícil poner nombre a tantas y tantas caletas, islas, senos, puntas, etc. etc.