Mala experiencia para nuestro velero en Isla Mauricio

Ahora que estamos fuera de Mauricio y que hemos conseguido rescatar el AVAL al que nos obligaron las autoridades locales, hemos redactado esta información de la que pasamos copia a la Web de NOONSITE para conocimiento de otros veleros que naveguen por el Índico.

Somos un matrimonio de navegantes dando la vuelta al mundo, desde 2009, en nuestro catamarán PRATI, sin prisas y disfrutando de todo lo que hemos podido hasta la fecha, sobre todo como españoles, de una larga estadía en América del Sur.

Tras esa zona tan cercana a nuestra cultura, hemos disfrutado de la Polinesia francesa, Samoa, Tonga, New Zealand, Nueva Caledonia, parte E y N de Australia, Indonesia, Cocos Keeling y en ese periplo arribamos en Noviembre de 2019 a Mauritius.


PRATI en el pantalán de entrada a Mauricio

La primera idea fue hacer una parada y seguir hacia la Isla de Reunión para dejar allí el catamarán durante la estación de ciclones. No encontramos rápida respuesta en Reunión para reservar plaza en varadero y surgió la idea de dejar el catamarán en Mauricio.

Nos dirigimos a un varadero, el único con capacidad para sacar catamaranes, perteneciente a una empresa con aspecto serio y preguntamos por la posibilidad de dejar allí el catamarán en seco durante la estación de ciclones. La respuesta fue que no había problema. Contaban con todos los medios necesarios y en cuanto al tema oficial bastaría con una carta que ellos emiten diciendo que tienen en custodia nuestro barco. Esa carta había que presentarla en la Aduana el día antes de dejar Mauricio para volar a España.

PRATI ya en seco en el varadero

Llegamos a la Aduana y nos dijeron que eso era solo aplicable a estadías inferiores a 3 meses. En nuestro caso, previsto para la estación de ciclones, (mínimo seis meses) había que presentar un aval o garantía económica por importe aproximado de 90.000 €, con un cálculo hecho por ellos en rupias de Mauricio.
Ese aval, cheque o cualquier otro medio de pago, tenía que hacerse desde un banco local de Mauricio, donde por supuesto nadie que no sea de allí tiene cuenta.

A partir de ese momento y con el COVID de por medio que prolongó la estadía, hemos tenido un autentico calvario para satisfacer los requisitos de las autoridades de Mauricio con un Aval que nuestro banco en España intermedió con un banco inglés, de Londres, que tiene sucursal en Port Louis, capital de Mauricio. Esto nos ha costado todo un año de trámites, con la incertidumbre de las correspondientes amenazas de un serio penalti, un sinfín de problemas, disgustos y por supuesto dinero.

Han mantenido sus fronteras cerradas hasta el pasado 1 de octubre.
En ese momento, con todos los requisitos necesarios, PCR negativa, certificado de vacunación, Seguro médico internacional que cubra el COVID, doble prueba de antígenos a la llegada a Mauricio y cinco días después, etc. etc. es decir, todo facilidades, hemos conseguido librar a nuestro barco de ese país con una legislación nada acogedora con los veleros extranjeros.

Mercado de Port Louis

 


 

 

 

 

             La Marina Caudan de Port Louis

 

Les hicimos constar que en ningún lugar del mundo y ya llevamos muchos en nuestro recorrido, habíamos vivido nada semejante y que si el barco está en seco en un varadero y el varadero se responsabiliza de él, no hay nada que pueda ocurrir que sea de incumbencia de Aduanas. Pero no ha valido de nada.
Para completar la historia, han tenido que pasar dos meses desde que zarpamos de Mauricio y un montón de nuevas tramitaciones, para poder recuperar nuestro AVAL.

Está claro que el varadero no conocía la realidad de la legislación de su país, ni están acostumbrados a recibir veleros extranjeros, ni les importa mucho.
En nuestra opinión es la peor estadía que hemos hecho en toda la vuelta al mundo y el barco ha estado allí casi abandonado durante 2 años.

Para completar la información acerca de Isla Mauricio, añadiremos que no hay repuestos de nada, solamente posibilidad de antifouling y cuando se precisan repuestos, cosa habitual en los veleros, siempre hay que esperar a la importación desde Sudáfrica, con el consiguiente coste y demora.

Estamos de vuelta en el PRATI

El día 6 de noviembre de 2019, cuando arribamos a Port Louis en Mauricio, no pensamos que el PRATI seguiría aquí casi dos años después.

Efectivamente lo dejamos en un varadero con la maquinaria precisa para mover catamaranes y ponerlos en seco. Mauricio, como destino turístico, tiene muchos catamaranes dedicados a pasear a la gente en sus vacaciones y este varadero es el único preparado para atenderlos.

 

 

PRATI sale del agua

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nos habían dicho que no había ningún problema con las autoridades para dejar el barco hasta Septiembre, nuestra fecha prevista para continuar la circunnavegación.
El día anterior a nuestro vuelo de vuelta a casa nos presentamos tan ufanos en Aduanas con la carta que había preparado el varadero al efecto, haciéndose cargo de la guarda y custodia del catamaran PRATI.

El amable funcionario nos informó de que eso valía para 3 meses. A partir de ahí había que poner una garantía por el importe del IVA, según calculo hecho por ellos mismos. El problema estribaba en que la garantía tenía que ser hecha por un banco de Mauricio.
Para no alargar la película, nos ha costado casi un año conseguir el aval al gusto de las autoridades de Mauricio, triangulando banco español, con banco en Inglaterra con sucursales en Mauricio y un texto de aval puntilloso a más no poder.

Ahora que estamos en Mauricio preparando la salida veremos que tal resulta rescatar el dichoso aval.
Esta historia se debe leer entrelíneas para saber como se atiende aquí a los veleros extranjeros. Es el único país en el mundo que nosotros hemos visitado hasta la fecha, con semejantes exigencias aduaneras. Fianza de aproximadamente el 20% del valor del barco.

Vamos a temas más interesantes, los referidos al PRATI. Nunca había estado 23 meses en seco, en un clima muy caluroso y por donde pasan los ciclones.
Se retiraron las velas, el dinghy, los toldos y quita vientos, el anemómetro, en fin, cualquier cosa susceptible de salir volando y buscamos una persona para que lo visitara semanalmente y cerrara, en caso de huracán, los portillos que se dejaron entornados para ventilación. También se organizó el arranque mensual de los motores.

Entonces llegó el COVID y cambió todas las perspectivas. Nosotros dos estuvimos hospitalizados 10 días, juntos para no cambiar de hábitos. El miedo a lo desconocido, el susto por esta enfermedad que estaba cambiando la vida de todo el mundo, la incertidumbre,
la navegación y el PRATI que han sido tan importantes en nuestra vida, pasaron a segundo plano.

El paso del tiempo y las vacunas volvieron a ponernos en órbita y a pensar en nuestro PRATI. Mauricio estuvo cerrada al tráfico de todo tipo, después semiabierta, con la obligación de hacer cuarentena en hoteles seleccionados por las autoridades y por fin abierta al turismo, cumpliendo todos los requisitos, a partir del día 1 de octubre pasado. Para completar esta sección, al capitan le detectaron un cancer de próstata y le operaron a finales de julio.

Solo la gran ilusión que el barco le suscita, ha sido suficiente para echarle coraje y venir hasta aquí a pesar de tener que estar de regreso en diciembre para seguir su tratamiento.

Y aquí estamos para intentar sacar al pobre PRATI de esta situación de abandono.
PCR para embarcar en Madrid, seguro especial que cubra las contingencias de COVID, certificados de vacunación y una prueba de antígenos a la llegada. Por la calle es obligatoria la mascarilla y cada poco te miden la temperatura.

Nuestro pobre catamaran nunca se había visto tan desastroso. La suciedad, por la alta contaminación que hay en esta zona, incrementada por las factorías donde se quema la caña de azúcar que produce una arenilla muy oscura, no era cualquier cosa, en algunos lugares llegaba a los 2 mm. Todo lo que tocaras estaba negro, las manos no dábamos abasto a lavarlas.

Además, lógicamente, habíamos sido colonizados. En cada agujero posible había un nido de avispas. Incluso en la chancla que usamos para calzar la orza, por no hablar de arañas, hormigas y demás.

 

 

 

Nido de avispas en la chancla

 

                                 

 

 

                       

 

 

  Viva era mucho más grande

Doce días más en el varadero para aplicar antifouling y cambiar los sellos de los Sail drives y al agua, con la incertidumbre de cómo se comportarían los motores.

 

Colocación de las orzas

 

 

 

 

 

Hubo suerte y navegamos hasta Caudan Marina, casi media milla, para seguir aquí con los mantenimientos y puesta a punto
Los equipos electrónicos funcionan, aunque el GPS ha perdido la fecha.
Instalamos cadena y ancla que estaban desmontadas y funciona el windlass

La vela mayor se ha vuelto a colocar con sus correspondientes cabos.
El generador arrancó sin problemas, solo tenía la batería un poco descargada.
Hemos hecho una navegación de 12 millas para probar los motores y los turbos a los que no les gusta mucho estar en desuso y lo de los arranques organizados para los motores, pues fue como son las cosas aquí. Unas veces no y otras si.
También funciona el piloto automático y la desoladora.
Las placas solares quedaron tapadas para evitar un desgaste inútil. Funcionan bien.
En conjunto, bastante mejor de lo esperado, aunque aún es pronto para decirlo.

Cada día amanecemos con la incertidumbre y por cada cosa que está funcionando bien, aparece otra que da la lata.
El depósito de “aguas negras” se ha dedicado a soltar su porqueria y buen olor en las sentinas y durante dos dias hemos disfrutado de la limpieza profunda de la mierda, que aunque sea propia, es mierda.

 

 

 

 

 

Vuelta a la luxury life

 

También nos ha vaciado el tanque de babor dos veces, el grupo de presión de agua dulce.

El plan consiste en navegar directo a South África, Durbam o donde el viento nos lleve, descender por esa costa de ventana en ventana climatológica y arribar, doblando el Cabo de Buena Esperanza, a Saldaña, bahía protegida 60 Nm al N de Ciudad del Cabo. Ya estamos en el Atlántico. Allí tienen un travelift gigante y un varadero donde volver a dejar a nuestro amigo. En este mismo lugar hicieron la reparación del Hugo Boss, cuando se la pegó contra “algo” en la última Vendee Globe.

La travesía no es muy larga pero sí complicada. Los vientos, sobre todo en la zona del Canal de Mozambique, son cambiantes y se disparan con facilidad hasta los 40 Kts. Una vez en la costa africana, al menos tendremos la protección de los puertos para ir avanzando cuando se pueda.

Nos va a acompañar Samuel, mauriciano y francés, doble nacionalidad, para contar con la ayuda de una persona fuerte, con experiencia en navegación y en plenas facultades. Como habla inglés, idioma oficial de Mauricio, francés, la lengua que realmente hablan entre ellos y un poco de español que estudió en la escuela, nos entenderemos bastante bien.

 

 

 

Capitan y nuevo tripulante del PRATI

 

 

 

 

 

 

 

Port Louis no está en su mejor momento, el turismo va regresando pero con cuentagotas y se ven negocios cerrados o a medio gas. Además las obras del metro que ya habían empezado hace dos años, están atravesando el centro, entre la ciudad vieja y el water front, la zona más lúdica, trabajan día y noche y el aspecto general es, pues eso, de obras.

Aquí en Port Louis no hay gran cosa para los barcos, se concentran las tiendas y los servicios en Grand Baie, que está a unos 30 kms. y allí hemos encontrado una empresa que hace de todo y que nos está resolviendo bastantes embolados, limpieza profunda del barco, mantenimiento del fuera borda, suministro de gas, reparación de cualquier cosa que vaya surgiendo. A nada dicen que no. Otra cosa es lo que tardamos en resolverlo, pero eso tiene que ver con el ritmo mauriciano.

Hemos celebrado nuestro aniversario de bodas, el 44°, lo que llaman bodas de turquesa y en el hotel donde solemos ir a cenar, hasta nos pusieron una velita en el pastel de postre.

 

 

 

 

 

Y poco más que comentar por el momento. Esperamos comunicarnos antes de zarpar. Después a confiar en que el Iridium Go se porte bien y podamos seguir en contacto.

 

VOLVO OCEAN RACE en Auckland

Como estamos en New Zeland, en Whangarei, a 160 km. de Auckland, decidimos no perdernos la llegada de la VOLVO OCEAN RACE.

Con mucha ilusión nos fuimos para La Ciudad de las Velas, el sábado día 24 de febrero, que oficialmente era el día de la llegada de la regata, aunque todos sabíamos que estaban aún un poco lejos.

Así que con tranquilidad recorrimos las instalaciones montadas en el Viaduct Harbour de Auckland para esta ocasión. Había distintos stands de los equipos competidores y de VOLVO donde se podía ver el prototipo del VOVO 65 e incluso hacer la simulación de la navegación. También videos con el resumen de la vida a bordo en esas navegaciones extremas y el mensaje importante de esta edición que es la lucha contra el consumo indiscriminado de plásticos y el consiguiente vertido al mar. Turn the tide on plastic. Las imágenes del mar y sus animales, entre toneladas de basuras plásticas, resultan duras e intentan que, sobre todo los niños, se conciencien.

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Estuvimos con Toño Piris, capitán en tierra del equipo MAPFRE. Nos enseñó lo que tienen que organizar para tener el barco en perfectas condiciones. Disponen de dos contenedores taller, totalmente equipados y mientras uno estaba aquí, el otro ya está viajando hacía Brasil para la siguiente llegada de etapa. Mientras esperaban, como nosotros, ellos montaron la cuna en la que colocarán el barco a su llegada.

Esta vez toca pintar la cubierta, la dura navegación y el trasiego constante de las velas, pule la pintura antideslizante de la cubierta y hay que ponerla nueva.

Estamos a mitad de regata y hay una importante labor de mantenimiento/reposición.

En el pabellón de VOLVO en la pantalla del tracker, mucho más completa que la que vemos por Internet, pudimos seguir el avance de los equipos. Allí ya tenían la idea de que llegarían al martes por la noche.

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Esa noche de martes, después de cenar, nos dirigimos al puerto para esperar la llegada de los barcos, prevista para más de la una. Mucho viento y noche desapacible. En principio, muy poca gente dispuesta a esperar, casi nadie. En el escenario montado para la ocasión, donde todos los días hay música, pudimos seguir en pantalla gigante el avance de la flota ya en la costa neozelandesa y refugiarnos del frio con los pubs que hay delante del escenario, unos los usamos como asientos, para lo que realmente están pensados y otros de manta.

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Y por fin llegó el momento:

La línea de meta, en total obscuridad, solo las luces rojas que marcaban la finish line y un montón de barcos que acompañan en la llegada, mientras el helicóptero les sobrevuela. En media hora, entraron los cinco primeros y antes de 2 horas, estaban todos en puerto.

Parece mentira que hayan recorrido más de 6.000 millas, con distintos rumbos, con distancias entre ellos a veces grandes, con las encalmadas de los doldrums y los fuertes chubascos de las zonas tropicales y que se concentren de esa manera en la llegada y le den emoción.

Los espectadores, que ya éramos un buen número, solamente pudimos atisbar la luz de navegación en lo alto de los mástiles y como, inmediatamente superada la finish line, enrollaban las velas de proa y arriaban la mayor.

Desaparecieron de la vista del público durante un buen rato, imaginamos que habrá trámites reglamentarios que cumplir y cuando aparecieron ante sus familiares, amigos y aficionados, todo es alegría y disfrute del momento.

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Evolucionan a motor, se dan unas vueltas derrapando como un Formula 1, para disfrutar de los aplausos y van ocupando cada uno su atraque en el puerto. AKZONOBEL, SCALLYWAG, MAPFRE, DONFENG y TTTP con suficiente margen de tiempo entre ellos para tener su minuto de gloria.

Las familias están a pie de atraque, en el pantalán. Saludos, abrazos, niños a bordo, algunos muy pequeñitos e inmediatamente empieza el zafarrancho de desmontar el barco. Velas empaquetadas que se van desembarcando a la vez que los equipajes de los tripulantes. No hay un minuto de tregua.

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Por fin, una hora después, hay que ir a recoger el trofeo por esta etapa. MAPFRE hizo pódium y aumentó la ventaja en la general sobre su inmediato perseguidor, el DONGFENG. El famoso Haka recibe a cada equipo.

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Tras la entrega de trofeos y la consabida ducha con champán, felicitamos al skipper Xabi Fernández, capitán del equipo español:

“¡Enhorabuena, los estáis haciendo muy bien!”

Él, en plan humilde:

“Se hace lo que se puede”.

Después, algunos nos vamos a dormir, a más de las tres, mientras vemos entrar al BRUNEL en la línea de meta.

A media mañana, cuando llegamos al puerto, ya hay tres barcos en sus cunas y la actividad es frenética.

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Como han llegado con dos días de retraso, ahora toca acelerar los trabajos, ya que el día 9 comienzan las regatas dentro de Auckland y el 18 de marzo darán la salida de la 7ª manga, rumbo a Brasil, doblando Cabo de Hornos. Larga y dura travesía, posiblemente la que más.

Deseamos la mejor suerte al equipo MAPFRE y que la bandera española siga en primera línea hasta la definitiva Finish Line en Holanda.

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Sureste de Australia

Adelaida, siguiente etapa, zona de viñedos, pasó sin pena ni gloria, teniendo en cuenta que venimos de un país, España, con primer nivel de viñedos y bodegas en el mundo.

Apenas hicimos fotos. Tratamos con gente muy amable y el ambiente de bares y restaurantes en la city, zona centro, tremendo.

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Curiosidad en Adelaida

Melbourne, sí que nos gustó, que ciudad, que edificios espectaculares

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Melbourne

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Cena en el piso 89

En Apollo Bay, la bonita costa de esta región, están sus famosísimos Doce Apóstoles, calificados por Lonely Planet como uno de los “Veinte lugares del mundo a visitar”. Toda la costa, con formaciones producto de la erosión del viento y el mar, está llena de historias de sus más de 50 naufragios documentados, incluso la llaman “La costa de los naufragios”.

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Apollo Bay – los Doce Apóstoles

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Apollo Bay – London Bridge

Tasmania, según la expectativa que nos habíamos creado, bien, muy bien.

Hobart su capital es el destino de la famosa regata “Sídney – Hobart”.

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Hobart

También espectacular la costa. Bravos acantilados, Tasman Arch y Devils Kitchen.

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Costa de Tasmania

Visitamos el Unzoo, para conocer en directo al famoso “diablo de Tasmania”

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El famoso Diablo de Tasmania

De paso vimos por fin canguritos y otro buen número de animales que conviven casi en libertad en este No Zoo.

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El Unzoo

Algunos días de lluvia y frio en esta despedida de Australia.

Ya de vuelta en Nueva Zelanda, continuamos en Whangarei, a donde arribamos allá por noviembre de 2017.