Como habíamos decidido no parar en St. Helena, por las muchas dificultades que ponen tras el COVID 19, que solo hay posibilidad de fondeo en boya, no hay puerto, es una bahía muy abierta al W, no teníamos información detallada, ni habíamos notificado nuestra arribada antes de zarpar del puerto anterior, Saldanha S.A.
Le pedimos a Luis, nuestro hermano, que nos buscara todo lo necesario y le dimos los datos precisos para hacer la solicitud de arribada, por la avería, en nuestro nombre. Así se hizo y contestaron rápidamente dando la autorización y fijando las coordenadas para el amarre en boya.
Con las mejores condiciones meteorológicas que nos están acompañando esta semana, volvimos a poner en funcionamiento el piloto principal que había dado alarma de desvío durante los días de mar fuerte, el secundario que nos saca de apuros tiene algunas funciones menos. Ahora el principal funciona bien.
El día 19 cruzamos el Meridiano de Greenwich, un poco más cerca de casa. Todo esta tranquilo y estamos contentos, Carlos me despierta para la guardia tocando al ukelele “las mañanitas”, buena forma de empezar el día. El tiempo vuelve a empeorar la noche del jueves y otra vez muy mala mar y mucha velocidad del barco, hasta que tomamos rizo a las 2 de la madrugada y se estabilizó.
Así hemos llegado al fondeo de James Bay en la Isla de St. Helena. Bordeamos la isla por la cara W y mantuvimos la vela, cambiando génova por foque, hasta las inmediaciones del fondeo. En el Port Control nos dijeron que usáramos, por tonelaje, una boya amarilla, la que quisiéramos y que no había ayuda para ello.
Las boyas, un cilindro plástico, bajo, de 1,5 m. Ø, solo tienen un trocito miserable de cabo al que enganchar el bichero. La pillamos por popa y una vez amarrados dos cabos bien largos a la argolla, los fuimos llevando a proa hasta quedar a nuestro gusto, más o menos.
La autoridad nos visitó a bordo del ferry que hace el servicio desde los barcos fondeados a tierra. No hay lugar para los dinghys. Papeles, papeles y hoja de normas. No podemos salir del barco y ni siquiera tomar baños recreativos. Si hay que bañarse para inspeccionar el barco, hay que llamar a la autoridad para comunicarlo. Glub. Parece que el lunes nos harán pruebas del COVID y ya veremos.
Estamos fondeados delante de un acantilado espectacular, puede que tenga 200 m de altura, según el capitán y justo ante nosotros hay una cascada, de la que no se ve el agua, solo una masa verde de vegetación, que llega hasta el mar y que pone una nota de color espléndida. Borneamos de continuo y la superficie del mar se mueve bastante, con lo que va a ser difícil hacer ni siquiera la inspección exterior del portillo. Habrá que esperar a un momento más calmado para poder entrar con el dinghy por debajo del cata.
Nuestra posición es:
Latitud: 15° 55’55 S
Longitud: 5° 43’52 W
Desde Saldanha hemos navegado 1.887 Nm. en 295 horas.