Ahora toca hacer pruebas antes de zarpar

Hace tanto tiempo, año y medio, que estamos amarrados, que ahora que se acerca el momento de reanudar la travesía, nos sentimos inseguros con respecto a los procedimientos que nos eran tan familiares y fáciles, así que toca hacer prácticas:

Esta es la práctica de publicar en nuestra Web desde el Iridium Go.

Tenemos el catamaran bastante preparado, aunque a última hora han surgido problemas con la electrónica, !que novedad!

Hemos estado en varadero para limpiar bien los cascos, tras la larga estancia en Town Basin Marina, donde las cracas se han cebado en el antifouling, se han aplicado dos capas nuevas de pintura y realizado pequeñas reparaciones.

Esta estancia en varadero la hemos completado con unos días de fondeo, coincidiendo con la Semana Santa y hemos disfrutado de volver a vivir con el ancla como única sujeción y de las aguas transparentes.

También el capitán aprovechó para pescar un poco.

Después volvimos a la Marina, que ahora es un hervidero de barcos que van y vienen, todos estamos con los nervios de la inminente partida, el día 1 de Mayo se cierra, oficialmente, la temporada de ciclones en el hemisferio Sur.
Aquí aprovecharemos para hacer las últimas compras, poner a punto todo lo que se pueda y zarpar hacia Opua – Bahía de las Islas, donde haremos la salida oficial de New Zealand.

Primer destino: Nueva Caledonia, travesía de unas 1.000 millas.

Esta publicación se va a hacer directamente desde el Iridium Go y no admite imágenes. Si todo funciona bien, haremos otra con unas cuántas fotos por el sistema tradicional.

Turismo por la Isla Sur de New Zealand – 5

 

 

Estamos recorriendo la región de Central Otago, viñedos, campos de frutales, vacas, ovejas. Es una zona rica y una buena parte de las frutas y verduras que hemos comido en New Zealand vienen de aquí.  Sobre todo, las cerezas de las que hemos disfrutado esta temporada, con calidad y presentación perfecta. Sus vinos, son famosos, sobre todo la variedad Pinot Noir y las vacas, que nos miran desde los lados de la carretera, parecen de concurso de belleza, con su aspecto serio y esas caras anchas y claras de las variedades Souther Angus y similar.

 

Central Otago

 

Dunedin, nuestro destino final, dista bastante de Queenstow, por lo que hacemos una parada intermedia en un pueblo llamado Lawrence.

Antaño, allí hubo una explotación minera, de oro y fue una zona próspera y de mucha población. En plena fiebre del oro llegó a 20.000 habitantes, ahora son apenas 400 y hay un café, un restaurante y un bar. El bar, bien curioso, tipo Saloon del oeste, con música, billares, gente que se emborracha y mucho jolgorio. Encima, cenamos bastante bien, unas ricas hamburguesas.

Aquí pernoctamos en un palacete de época, en modalidad Bed&Breakfast.

Estos lugares, al menos los que nosotros hemos conocido, están regentados por parejas de jubilados que complementan su pequeña pensión con esta actividad. Nos han contado que la pensión de jubilación estatal es de 600 € y necesitan incrementar ingresos, sobre todo si quieren mantener sus casas, algunas preciosas como esta de Lawrence.

El sistema de pensiones de New Zealand es mixto, como ya va ocurriendo en todos los países avanzados y la parte que aporta el estado son esos 600 €, que, con el nivel de vida de aquí, no dan para nada.

 

Dunedin es nuestro último destino, es una ciudad que se escribe muy fácil, pero que resulta casi impronunciable, cada uno lo dice diferente y a cuál más retorcido.

Aquí se asentaron los primeros europeos, por lo que presume de ser la primera ciudad fundada en New Zealand.

Nada que contar de Dunedin, a excepción de un recorrido en tren turístico por la cuenca de un rio de montaña, que, exceptuando la estación del tren, que es un edificio estilo escocés precioso, del resto del recorrido, ni comentario.

La Estación de ferrocarril de Dunedin

 

 

A propósito de trenes, hemos tomado con éste 4 trenes. Todos han salido con un retraso de entre media y una hora. Eso sí, te lo dicen por megafonía y nadie rechista ni se pone nervioso.

 

Desde aquí, de nuevo en avión vía Auckland, regreso a Whangarei, a nuestro PRATI y a nuestra vida, a seguir sufriendo la informalidad bastante generalizada de las varias empresas que vienen a hacer trabajos a bordo.

Para compensar la informalidad, precios altos. Se libran apenas un par de ellos.

Pero de eso hablaremos en otro momento.

 

 

Turismo por la Isla Sur de New Zealand – 4

 

Por la mañana, muy temprano, comenzamos nuestro día de “torturismo” para visitar Milford Sound, en Fiorland, ese lugar que aparece en todos los folletos turísticos de New Zealand.

Más de cinco horas de autobús, con paradas para desayunar, para ir al servicio, para hacer fotos dos o tres veces, pero una pesadez de viaje. Carretera de curvas y recurvas, con mucho tráfico. Cada vez que paramos coincidimos con varios autobuses que están haciendo la misma ruta y a la misma hora. Somos una manada multinacional, con predominio de chinos por ser su Año Nuevo.

Camino a Milford Sound

 

Por fin abordamos un catamarán para darnos el paseo por el fiordo. Como primera actividad, comida de self services y buscar buenos lugares para hacer fotos, entre tanta gente no siempre es fácil. Porque realmente somos muchos.

Así y todo, el recorrido es bonito, sobre todo cuando el barco se aproxima a la cascada más famosa de todas, la que sale en todas las fotos y se paró para que la disfrutáramos con ducha incluida.

 

 

 

 

 

Milford Sound

 

El regreso lo organizamos en avioneta, por aquello de probar de todo y para librarnos de otras cinco horas en autobús.

Esto sí que lo hemos disfrutado, nos han dado un paseo por el fiordo y la cordillera, con cumbres nevadas, paredes afiladas, algún glaciar y después, en un saltico, ya estábamos en Queenstown.

El regreso a Queenstown

 

Tres días en Queenstown nos han sabido a poco. Da gusto pasear por sus calles, visitar sus tiendas y comer y cenar en lugares con tanto ambiente.

Otro de los atractivos de esta ciudad y sus alrededores, es la posibilidad de realizar gran variedad de turismo de aventura. Uno de los más famosos es el salto en modalidad bungy, amarrados por los pies, se tiran desde un puente.

Nosotros visitamos el del Arrow River, donde se tiran desde un puente suspendido, llamado Kawarau, de 43 m de altura. Hay gran expectación y la gente hace fila para vivir la experiencia. Nosotros, solo miramos.

 

Turismo por la Isla Sur de New Zealand – 3

 

Seguimos avanzando hacia el Sur. Por la carretera encontramos, por primera vez, un rebaño de terneros pastoreados con cuatri.

 

 

Surrealismo, tipo argentino, de un parque en Buenos Aires, donde había un cartel que decía “prohibido amarrar bicicletas en este cartel”.

Aquí vimos este semáforo:

Surrealismo

 

Hacemos noche en Bruce Bay, lugar absolutamente solitario, cuatro casas, en una de las cuales nos alojamos y una playa tremenda.

 

Desde aquí nos dirigimos a Wanaka y toca mañana de lluvia. Estamos teniendo mucha suerte con la climatología, pero, así y todo, hoy vamos a mojarnos.

La diversidad del recorrido es espectacular. Primero vegetación abigarrada, apenas la carretera se abre camino entre los árboles, cada poco cruzamos puentes, que siempre son de un solo carril y que marcan arroyos profundos, donde el agua salta sobre las piedras a toda velocidad. Hay varias paradas para visitar cataratas, solo visitamos una que tiene un recorrido corto bajo la lluvia.

Parque Nacional de Aspiring Mount 

 

De repente cambia el paisaje y volvemos a los pastos, las vacas, las ovejas y los cultivos. Se ha terminado el Parque Nacional de Aspiring Mount, que estábamos recorriendo.

Un poco más adelante, otro cambio, ahora tenemos un gran lago por nuestra derecha, pero grande, grande, Lake Wanaka.  Cuando termina este lago, aparece otro, Lake Hawea. Hay agua aquí almacenada para dar y tomar.

 

Dejó de llover y disfrutamos de Wanaka, ciudad a orillas del lago del mismo nombre, es una ciudad pequeña, de unos 4.000 habitantes y mucha animación.

Nos gustaron los mosaicos que bordean un parque y que cuentan la historia de la humanidad con hechos relevantes.

Wanaka

 

 

Camino a Queenstown, siguiente destino de nuestro viaje, nos encontramos con esto:

Sujetadores del mundo entero 

 

Cantidad de gente hace la misma parada, porque resulta muy extraño encontrar una valla con miles de sujetadores de todos los colores, calibres, modelos, etc.

Por allá por la mitad de semejante esperpento, encontramos la explicación. Todo se debe a la Organización de Lucha contra el Cáncer de Mama, que instaló allí una hucha para donaciones y poco a poco fueron adornando el sitio para animar a la gente a pararse y contribuir.

 

También nos paramos en el hotel CARDRONA, uno de los edificios más antiguos y fotografiados de New Zelanda, tiene 155 años, es muy atractivo y se mantiene funcionando.

Hotel Cardrona  (Solo tiene 155 años)

 

Queentown, siguiente parada, ambiente espectacular. Celebramos el Año Nuevo Chino y hasta aquí han venido unos cuantos a disfrutar de sus vacaciones.

El entorno es precioso, junto al lago Wakatipu y la zona del puerto, como en todos los lugares turísticos que se precien, cuenta con barcos para dar paseos, tomar copas, cenar, etc. Además de los restaurantes que se despliegan con variedad de estilos y con mucha marcha, música en vivo y ofertas culinarias de lo más variado.

También, junto al parque, hay una buena zona de botellón y como hace un tiempo estupendo, la gente está tumbada al sol hasta casi la noche. Queenstown es puro ambiente.

 

 

 

 

 

 

 

Queenstown

 

 

 

Turismo en la Isla Sur de New Zealand – 2

Desde Christchurh, el tren Transalpino nos lleva hasta la costa oeste, a la ciudad de Greymouth.

Diluvia a la llegada y la temperatura ha bajado de forma ostensible. Es la primera vez que llueve en este viaje y nos pilla vestidos de verano y con chanclas.

En cualquier caso, la lluvia no dura mucho y la tarde nos deja disfrutar de la costa del Parque Nacional Paparoa, donde está Punakaiki, los Pancakes Rocks y los Bufadores, todo un espectáculo.

Qué maravilla de litoral. Los efectos de la erosión han moldeado las rocas y formado figuras caprichosas y recodos donde el mar entra con fuerza y bate contra sus paredes. Grandes bahías, hermosas playas y una vegetación que parece el Caribe.


                                                                    Parque Nacional Paparoa – Punakaiki

 

Desde aquí, ahora con coche de alquiler, llegamos a Franz Josef Glacier, el glaciar más cercano a un bosque tropical del mundo y que lleva el nombre el emperador de Austria.

Lo hemos visitado desde el aire, en helicóptero y caminando. Un paseo de hora y media lleva a la base del glaciar y por el camino los carteles dan cuenta del retroceso que ha sufrido en el último siglo.

 

El pueblo, de 400 habitantes, es animado, con varios restaurantes, hoteles y actividades turísticas.

 

Franz Josef Glacier

Nuestra siguiente excursión nos lleva al Lago Matheson, que tiene la fama de ser uno de los paisajes más fotografiados de New Zealand. Su gracia está en las montañas que se ven desde allí, el Monte Cook, que es el más alto de NZ y el monte Tasman, ambos permanentemente cubiertos de nieve y que en circunstancias optimas se reflejan en el lago. Para eso tiene que ser muy temprano y que no haya ni una brisa que rice el agua.

Lago Matheson con el Monte Cook y el Tasman, al fondo

 

 

La siguiente visita es al Glaciar Fox. Caminata por un camino malo, cuestas pronunciadas, pero pronunciadas de verdad, quizá hasta del 40%, firme pedregoso y arroyos a cruzar con riesgo de mojadura. Nos esforzamos bajo un sol de justicia para llegar a una posición desde donde se ve el frente del glaciar, decepcionante. Morrena sucia y muy poco hielo a la vista. Sabemos que el glaciar mide 13 km, pero lo que se ve desde la base es bien poco.

Fox Glacier