Aotearoa, el país de la gran nube blanca.- 1

Así llamaban los antiguos maoríes a Nueva Zelanda, por la gran nube blanca, que era lo primero que se veía desde el mar, antes de avistar costa.

Tras el fin de semana en Marsden Cove Marina, navegamos 8 Nm por esta gran ría de Whangarei hasta el varadero donde queda, en seco, el cata para esta temporada.

la  Ría  de Whangarei

 

 

                     

          

 

 

Varadero

 

Ahora, con el PRATI tranquilo en tierra, nos dedicaremos a visitar este país tan lejano y desconocido para nosotros.

 

Unas breves notas de nuestras primeras impresiones:

 

Climatología y paisaje, esto parece Navia (Asturias). La ría mucho más grande, pero el resto parecido. Estamos teniendo suerte y en quince días solo llovió el primer día, lluvia torrencial que venía asociada al temporal.

A partir de ahí sol y nubes. Durante el día la temperatura es buena, estamos llegando al verano, pero hacia la madrugada baja hasta 11º y hay que abrigarse.

Whangarei ha sido una agradable sorpresa. Es una pequeña city, unos 50.000 habitantes, capital de la región de Nortland, con una construcción horizontal, apenas hay segundas alturas y un centro con bonitas edificaciones y muy cuidado.

En el mismísimo centro y en zona de ambiente, la Marina Town Bassin, que alberga la mayor parte de los veleros locales y transmundistas.

Una cosa que nos ha llamado la atención son las librerías, muchas, muy cuidadas, con grandes espacios, bien decoradas y coquetas.

También llama nuestra atención la gran cantidad de Toilettes públicos que hay por doquier. Están relimpios y con su jaboncito, papel higiénico y demás. Puertas abiertas y sin cuidador. Se aprecia un civismo ejemplar.

Teníamos la idea preconcebida, por comentarios de otros navegantes, de que esto era súper aburrido y que los bares cerraban a las cuatro de la tarde. Hay que reconocer que las cenas empiezan a partir de la cinco de la tarde, pero nosotros seguimos cenando sobre las ocho y pasadas las nueve aún queda gente. Hay buen ambiente, los restaurantes, algunos incluso con barra de bar, tienen un estilo colonial inglés agradable y elegante.

La gente es amable, hasta con nosotros que nos cuesta un montón entender lo que dicen. Pero ellos repiten sin malas caras y nos vamos arreglando.

Por cierto, tienen buenos vinos, sobre todo Pinot Noir y más baratitos que por el resto del Pacífico que nos sacaban las muelas.

 

Cosa contradictoria en un país tan meticuloso y relimpio, con muchos controles medioambientales, es la cantidad de moscas, XXL, verdosas, brillantes, muy listas ellas, que pretenden enrolarse diariamente a bordo. Tenemos mosquitero en la puerta y cada vez que lo abrimos para entrar o salir, ellas se cuelan de forma sibilina y dentro se queda un enjambre zumbando, como describe Machado. A partir de ahí, empieza el safari.

Aunque no lo habíamos dicho, queda claro que vivimos a bordo, el varadero tiene buenas instalaciones en tierra para hacerlo cómodo.