El capi posando |
Una de las miles de salmoneras |
A cinco millas del destino, aparece en el plotter la indicación de línea eléctrica aérea cruzando el Canal Yal, por el que vamos navegando, que tiene una anchura de 0,5 Nm. Prismáticos a funcionar. Efectivamente por la proa aparece una línea eléctrica de “la alta traición” que diría Gila. En las cartas Cmap habla de 30 m de altura libre. La perilla de nuestro mástil está a 24 m. sobre el agua. Coincide que vamos en pleamar. Aparecen las dudas. ¿Qué pasa si el dato no es exacto y nos la comemos? En las cartas de Navionic dan una altura de 42 m disponibles para el paso. Los cables de la línea están balizados con unas esferas y a simple vista dan pánico. Aminoramos marcha y nos acercamos a la orilla de babor, donde la altura sobre el agua es mayor. Con bastante canguis, navegando tangencialmente, el capi le “echa güevos”, mete virada y a por ella. Efectivamente la línea estaba mucho más alta de lo que parecía. |
La línea eléctrica de Alta Tensión |
A media tarde llegamos a la Marina de Quinched, tras sortear filas y filas de boyas que soportan criaderos de mejillón. Posición en la marina: Latitud.- 42º 34´687 S Longitud.- 73º 45´354 W |
Se esperan para domingo y lunes fuertes vientos del N. bien amarrados a pantalán esperaremos con tranquilidad. El sábado amanece soleado. Castro, capital de la Isla Grande de Chiloé, dista de la marina unos 20 km. y hacia allá nos encaminamos. En primera instancia acudimos a la Capitanía de Puerto para dar nuestro reporte de llegada y solicitar permiso para utilizar su pantalán flotante y poder amarrar allí nuestro dinghy, cuando lleguemos al fondeo de Castro. Negativo. Ahora, en contra de lo que dice el derrotero, la Armada no permite usar sus instalaciones. Recorremos la orilla buscando otra solución y no la encontramos. No hay ningún lugar apto para dejar, durante horas y sin vigilancia, el bote auxiliar. Las mareas, que ahora son más bien pequeñas, tienen una amplitud de más de 3 m. y con la próxima luna nueva llegarán a 5 m. Como la navegación deportiva aquí es bien escasa, nadie se ocupa de estos temas y sálvese quien pueda. Es decir, nos va a pasar como en Quellón. La marina es la única opción y nos gustaría poder fondear en Castro para hacer vida urbana. Recorremos Castro. Aparecemos en el mercado de la costanera, mercado de frutas, verduras, pescado y artesanías. Muy colorista y como siempre pintoresco. Aquí destacan unos saquetes de patatas, como de 2 kg. en los que vienen mezcladas 5 ó 6 variedades. Hemos leído que Chiloé es la tierra de las patatas. Hablan de hasta 400 variedades. La señora con la que lo hablamos en su puestito en la calle, sonrió y dijo: no serán tantas. |
mercado |
Todo Castro es multicolor, también calles bien empinadas y una iglesia que es un puro colorín en el medio de la Plaza de Armas. La Iglesia de San Francisco, conocida como la catedral de Castro. Está construida enteramente de madera, sin ningún elemento metálico. Es Patrimonio de la Humanidad, como otras varias repartidas por las islas cercanas. Todas de madera y con alegre colorido. Esta de Castro se lleva la palma. |
La Iglesia de San Francisco |
Almuerzo en el restaurante Nueva Galicia. Preguntamos al camarero por el motivo del nombre y nos explica que los paisajes y el clima de Chiloé recuerdan enteramente a Galicia y que antaño se le conocía por ese nombre. Imaginamos que los numerosos criaderos de ostras y mejillones también ayuden a mantener el parecido. Mucho ambiente por la tarde de sábado. Celebración de las peñas del Colo Colo, equipo puntero de la liga chilena que ganó ayer el clásico a la “U” (creemos que se refieren al equipo de la Universidad de Chile). |
calles de Castro |
Parada obligada en los famosos palafitos. Construcciones de pescadores, de madera, también multicolores, soportadas por postes clavados en el fondo. |
Aquí están los palafitos |
Domingo, viento y lluvia, según lo previsto, hemos tenido entre 20 y 30 kts. y acuartelamiento y rico pan hecho a bordo. |
El pan de a bordo |
Mañana toca más de lo mismo, incluso con más lluvia y viento. Pasado volveremos a Castro para seguir conociendo sus gentes y particularidades. Nos habló nuestra amiga Gladys, en Puerto Aguirre, que incluso hay un cafetito desde el que se ven las clases de flamenco que se imparten en el local contiguo. Aún no lo hemos visto, pero esto no es muy gallego que digamos. Investigaremos. |
Monthly Archives: marzo 2015
Fotos de las últimas crónicas
13 Chiloe
En Puerto Melinka volvimos a los antiguos usos, reunirnos con los barcos en los fondeos. Tuvimos aperitivo a bordo del PRATI, con Benedict y Nicolás, del velero francés Zingaro. Lo de aperitivo es un decir, comer no comimos mucho, pero cayeron casi cuatro botellitas de vino y despedida con cachaça. Charla animada en inglés, o lo que sea y muchas ganas por parte de ambas tripulaciones de entretenerse y compartir experiencias. Se echaba de menos. Nunca irás de romería, que no te pese al otro día. Así fue. Bien temprano levamos ancla con la cabeza un poco cargada y ganas de seguir durmiendo. Había que aprovechar el escaso viento favorable ya que al día siguiente volvía a estar de proa. Navegación a motor y vela, larga y pesada, más de 8 horas para cubrir 51 Nm. Día soleado. El golfo del Corcovado, como un plato. Suave mar de fondo entrando directamente del Pacífico. Ésta es la tercera vez que navegamos por aguas abiertas del Pacífico desde que zarpamos de Puerto Williams. Las dos últimas horas pudimos desenrollar génova y navegar 10 millas, de babero. Montón de pesqueras arribando a puerto por ambos costados, con conversaciones por la VHF cruzadas, bromas, sexo on line, etc. etc. Se oían trozos de alguna señora “orgasmando” y todos opinaban si era la hermana o la señora de alguno. Un cachondeo. La arribada a Quellón complicada. Es una gran ensenada abarrotada de mercantes y pesqueros, unos fondeados y otros en boyas. Las cartas electrónicas que llevamos a bordo no señalan una gran zona de bajos al NW y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos con una sonda bajo la quilla de 1,5 m. después de vueltas y más vueltas logramos largar ancla en una sonda de 12 m. y con un radio de borneo excelente. Eso sí, la city a más de una milla. Posición en Quellón Latitud.- 43º 07´564 S Longitud.- 73º 38´225 W Noche tranquila y mañana soleada a la espera de la lluvia anunciada para la tarde. Hicimos la colada, que buena falta hacía y la ropa, con el viento y el sol, se secó en cero coma. Los del Zingaro necesitaban ir a tierra, el capi les acercó y les buscó más tarde, porque no hay lugar donde dejar un dinghy. Su comentario a la vuelta nos hizo desistir de desembarcar. Nueva velada, esta vez en el Zingaro, y con más prudencia en el consumo etílico ya que hoy volvíamos ambos a navegar. Y aquí estamos, en mitad de la travesía, con Queilén por el través, un pueblo chiquito, también de pescadores, en el que van a fondear nuestros colegas. Nosotros preferimos llegar a Castro y desde allí organizarnos para conocer Chiloé. |
El último de los canales
En la caleta Poza de Oro nos quedamos hasta el lunes. El sábado llovió todo el día a mares, con viento racheado y roles continuos de hasta 120º, que nos tuvieron pendientes y nerviosos hasta que nos fuimos acostumbrando. El domingo, rompiendo la previsión, salió el sol que fue muy bien recibido. Dimos un paseo en dinghy hasta un lago interior, a través de un pasaje por el que apenas cabíamos, bajo ramas y con piedras por cualquier parte y poca visibilidad del fondo. Es decir, para los pratis «una intrépida aventura» en un fin de semana bastante aburrido. La reseña final de este fondeo, es negativa. El lugar es bonito pero sin apenas protección de los vientos, amplia ensenada y sondas de entre 10 y 15 m. El lunes, temprano, levamos ancla, bien cargada de lodo denso. En la salida pudimos observar la montaña que queda al lado del fondeo, que a la entrada las nubes tan bajas no lo permitieron, un auténtico glaciar en altura. Así bajó la temperatura por la noche a 7º. Navegamos el Canal Moraleda, que es el último de los Canales Chilenos, antes de llegar a la Boca de Guafo que nos separa de Chiloé, teniendo por la proa y a estribor el Golfo de Corcovado. A mitad de esta travesía pasamos de la Región XI, la de Aysen, a la Región X, la de Los Lagos. Hemos fondeado en Puerto Melinka, otro pintoresco pueblo de pescadores, en la Islas Guaitecas, este más colorista que los anteriores y con las mismas calles muy empinadas. Latitud.- 43º 53´900 S Temperatura del aire entre 13 y 23º y la del agua a 15º C. Hay una actividad frenética con lanchas de pasaje, pesqueras, barcazas, ferrys. Anoche, bien tarde, con fuerte lluvia, en una noche muy cerrada, nos fondearon al lado dos pesqueras. Daba un poco de susto. Las lanchas que llevan gente a las islas vecinas, aminoran al llegar aquí, se aproximan hasta casi tocarnos y nos hacen fotos con sus celulares, como si fuésemos monos en su jaula. Precisamente ayer por la tarde charlamos con una pareja francesa que tiene su velero fondeado a nuestro costado, también vienen desde Puerto Williams y coinciden con nosotros en que lo más atractivo de esta travesía es Hornos y la zona del Canal de Beagle, con sus glaciares y ventisqueros del brazo NW y SW. El resto de la travesía, a pesar de sus dos campos de hielo, Norte y Sur y sus correspondientes glaciares, viene a ser más de lo mismo y bastante pesada. Hemos tenido la suerte el año pasado y éste, aún más, de no sufrir los embates de vientos fuertes de esos que te obligan a quedar confinados en una caleta días y días. El Pic la Lune, de Antonio y Sonia, que está estos días comenzando esta travesía, lleva más de una semana sin avanzar. Escondidos por las caletas esperando a que mejore la situación. Le están dando vientos a diario de entre 40 y 60 kts. Incluso nosotros hemos valorado que nos resultó más bonito el paisaje el año pasado, porque hacía más frio y estaban las cumbres más nevadas, en esa zona del Beagle que tanto nos gusta. Daba más la sensación de estar en uno de los confines del mundo. Nunca olvidaremos la vista de las cumbres nevadas de la Cordillera Darwin, en nuestro viaje de regreso de los ventisqueros, con el génova portando, en compañía de nuestros amigos Paula y Pablo, los Panautas. Si hay que dejar una sola imagen para el recuerdo de toda esta travesía, será esa. Cuando arribemos a Puerto Montt, trataremos de hacer un resumen más completo, sobre todo en temas de navegación. |
Hacia el Corcovado
Pues la semana pasó entre excursiones y pesca. Dimos largos paseos por Puyuguapi y una caminata por el «Bosque Encantado» que no se parece al «Bosque animado» del bandido Feldetestas, pero en plan naturaleza, es bien bonito. Como se ve en las fotos que enviamos a la Web, tiene un verde especial y una flora minúscula, de musgos y líquenes, que lo cubre absolutamente todo. De la pesca, poco que reseñar. Las imágenes lo han dicho todo.Más de 20 kg. a la báscula, de los que indultamos 23 ejemplares pequeñajos, en total 7 kg. Solamente un apunte en cuanto a la preparación del marisco. Por indicación de Berta, la encargada de la marina, lo hemos hecho todo al vapor. El sabor mejora de una forma notable. Esto ya tiene alto parecido con el marisco al que estamos acostumbrados. Ayer, la nasa salió sin centollas. A cambio apareció dentro un congrio dorado de un par de kilos, que finalmente regalamos por tener overbooking en la nevera y congelador. Hoy travesía. Cincuenta millas, a motor, para llegar a la caleta Poza de Oro en el Seno Gala, posición: Latitud.- 44º 08´841 S Temperatura del agua 17,5º y la del aire 17º a las 20 h. local. La travesía tranquila por el canal Jacaf, hasta las 10 últimas millas en que entró lluvia fuerte y rachas de viento importantes. El momento del fondeo, muy pasado por agua y la previsión que tenemos es de fin de semana húmedo y ventoso, todo alrededor son nubes grises pegadas a las montañas que nos rodean y de vez en cuando cae chaparrón, el viento arrecia y el cata a bornear. Para cruzar a Quellón (Chiloé) nos faltan 80 millas. Esperaremos un meteo adecuado para adentrarnos en el Canal Moraleda y cruzar el golfo Corcovado que es de los que viene precedido de mala fama. Entretendremos la espera pescando, jua, jua. |