Campo de hielo Sur

Estamos fondeados en Caleta Amalia, en el estero del glaciar del mismo nombre

Posición

Latitud.- 50º 56´25 S

Longitud.- 73º 52´22 W

Hemos navegado apenas 5 horas, de una calma absoluta, hasta adentrarnos en el Canal Peel y desde este al lugar donde ahora nos encontramos.

Nos hemos internado un poco en la gran zona de glaciares del Campo de Hielos Sur, donde los icebergs y los growlers tienen su reino. Las guías que manejamos, tanto la de los italianos Giorgio y Mariolina Ardrizzi, como la Imray, advierten del peligro que supone para los barcos de fibra y de madera navegar por estas aguas, así que nos internaremos lo justito para no tentar a la suerte. De momento, hoy está despejado el lugar. Hay unos cuantos témpanos varados en la orilla Este, nosotros estamos en la Oeste. Mañana tenemos la intención de pasar el día en las proximidades del glaciar.

Ayer la first mate recibió la felicitación de varios amigos y familiares. Gracias a todos.

La celebración de la onomástica consistió en una cena con centolla y una botellita de champán, espumoso argentino al que llaman champán. Ya en fase de lavado de platos y eso, Magdalena ayudando desde el exterior de la cocina, dio un paso en falso y rodó escaleras abajo en caída libre y de espaldas. La escalera tiene 1,1 metro de altura y el pasillo en el que quedó unos 80 cm. Yo estaba fuera, en el cokpit reparando una silla y escuche los gritos de dolor, llamándome. Asomé a la escalera de un brinco y la vi allí en el suelo, empotrada contra la pared del pasillo y con la cabeza torcida como si de un muñeco de trapo se tratara. ¡Dios mío!, se ha roto el cuello .Un escalofrió recorrió mi cuerpo. En ese instante pensé lo peor. Carlos Nieto estaba ya ayudando, los tres muy asustados y ella con la conciencia confusa. ¿Que ha pasado?, no lo entiendo, no lo entiendo.

– La cabeza, me duele mucho la cabeza y el pié derecho. Me duele mucho.

– ¡Mueve los pies!

Y los movió. El cuello lo tiene bien.

La cabeza, repetía y el pié derecho.

Así pasaron varios minutos y poco a poco la situación se fue aclarando un poco. El susto fue pasando. Con cuidado la llevamos a la cama y con calma fui pensando que hacer. Lo primero poner hielos en el tobillo por si se trata de un esguince. Para las contusiones Ibuprofeno. Efectivamente el tobillo está esguinzado, pomada de Voltaren y masaje a continuación.

Pasamos los dos la noche abrazados y sin conciliar un sueño profundo.

Esta mañana las cosas han mejorado. Magdalena sigue con todo el cuerpo dolorido y un buen chichón en la cabeza, pero eso con paciencia se arregla.

En nuestra vida en pareja solo habíamos tenido una situación similar. Aquella vez, hace muchos años, que después de una mamografía nos llamaron desde un centro de tratamiento del cáncer de Madrid para citar a Magdalena para hacer unas nuevas pruebas. También en aquel momento entré en pánico. Luego todo resulto ser una falsa alarma. A la salida de la clínica y con los resultados buenos, dimos saltos de alegría y nos fuimos a un buen restaurante a celebrar la mejor noticia de nuestras vidas.

Esta mañana, salió el sol.