Puerto Williams .- Chile

Ayer, día 12 de febrero, soltamos amarras del pantalán del Club Náutico de Ushuaia y con un buen meteo de 10-15 kts. por la popa, arrumbamos hacia Puerto Williams.

Vamos en busca de nuevos horizontes  y dejamos atrás, con nostalgia,  los amigos que encontramos allí,  Sonia, del Pic’ la Lune, ya que Antonio, su pareja, está fuera y Gustavo Biancalana.

Puerto Williams es el lugar donde se hace la entrada oficial en Chile y coincide que para ir hacia el Cabo de Hornos hay que pasar por aquí delante y bordear toda la isla de Navarino.

La travesía resultó cómoda en un principio pero a mitad de recorrido el viento empezó a subir y subir y subir hasta los 35 kts. navegamos con solo foque y finalmente con el foque rizado las 30 millas que separan Ushuaia de Puerto Williams.

En la baliza de entrada, ya con el puerto cerrado por las autoridades a causa del viento, al enrollar el foque se hizo el famoso reloj de arena. Nunca nos había ocurrido cosa semejante, a excepción del primer cruce atlántico, cuando el spi asimétrico hizo lo propio. A motor dimos 3 o 4 vueltas para desenrollar el entuerto, nos llamaron por VHF de Capitanía para preguntar porque dábamos vueltas sin entrar a puerto con las condiciones que había. Finalmente dando popa al viento y con los motores a full, para deshacer el aparente, se pudo deshacer el lío y enrollar correctamente el foque.

Nuestro amigo Alberto del ARCHIBALD salió a esperarnos en un dinghy del Club MICALVI para ayudarnos en el atraque.

El Club consiste en un barco de unos 50-60 m. de eslora que en lugar de llevarlo al desguace, se varó aquí a modo de dique, al que se abarloan los veleros. Como estamos en temporada alta y fuera hay una buena rasca, los hay en 3ª, 4ª y 5ª fila, con lo que el acceso a esta especie de pequeña ría queda muy limitado. Pasamos con el PRATI muy pegados a la orilla y el motor de estribor quedó sin tracción. Con la ayuda del dinghy y supusimos suerte, las hélices volvieron a engranar. Mas tarde supimos que habíamos enganchado con la pala del timón un cable submarino que alimenta un albergue de vela que tenemos ahí enfrente. No pasó nada, siguen teniendo luz y nosotros pala de timón.

En el MICALVI (barco varado) están los servicios del Club y el famoso bar. Como en el Peter de Orta, las paredes y techos están cuajadas de banderas, gallardetes, autógrafos de tantos y tantos navegantes que pasan por aquí, camino a Hornos, a la Antártida o los ventisqueros.

Nos ha llamado la atención la facilidad con que se resuelven los trámites burocráticos y la gentileza de las autoridades. Teníamos la idea de que Chile es un país serio y amable y la primera impresión es así.

Aquí pensamos pasar unos días hasta reorganizar nuestra etapa en Chile. El tripulante que nos acompañó desde Buenos Aires abandona el proyecto y nos tenemos que buscar la vida.