25 de febrero 2013

Al amanecer levamos ancla en la ensenada de Pinhera, arrancamos motor de estribor y …….. rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, ruido y más ruido hasta la localidad de Laguna, lugar a 40 millas del anterior y última arribada posible antes de Rio Grande do Sul, que es la última parada en Brasil navegando hacia el Sur. Ahora nos quedan hasta allí 290 Nm.

Laguna se llama así por la extensa laguna interior que tiene a su espalda, que se extiende unos 30 kms. hacia el norte. La entrada tiene dos escolleras con la bocana enfilada al norte. Cuando soplan vientos del norte y coincide bajando la marea se monta un batiburrillo de tres pares.

Por lo cual no es aconsejable arribar aquí con vientos fuertes del norte. En ese caso hay un abrigo 15 millas atrás, en un puerto comercial, llamada Imbituba que realmente de lo que proteje es de los vientos del Sur. Su espigón tiene una orientación NNW.

En nuestro caso, como venimos sin viento, no hemos tenido ningún problema para entrar en Laguna y una vez aquí, 4 millas adentrados, el resguardo del mar es total. Aquí permaneceremos a la espera de buen meteo para continuar hacia el Sur. El QUO VADIS, que está haciendo esta parte de la travesía con nosotros, está abarloado a un Yacht Club. es tan pequeño que solo cabe él y un par de lanchas de motor a la popa. Nosotros hemos preferido el fondeo a tener que estar abarloados el uno al otro. Con tres metros de sonda y 35 de cadena, no se puede decir que nos hayamos quedado cortos.

En la entrada por el canal, contemplamos una parte de un ritual que parece ser que solo existe en este lugar del mundo. Hay un reportaje de National Geographic sobre esta historia. Se trata de la simbiosis entre humanos y delfines, para conseguir un provecho. En este caso los pescadores esperan metidos en el agua hasta la altura del pecho, con las redes dispuestas, a que los delfines les empujen el cardumen. El pescador, obviamente, se beneficia de las capturas y los delfines también, pues de no estar el hombre con sus redes cubriendo metro y medio de profundidad, los peces se irían más a la orilla y los delfines no podrían capturarlos. Así el delfín come lo que le apetece y el resto va para la red. Y debe irles bien a los delfines porque están bien gorditos y rechonchos. Lo más curioso es que dicen que esta relación delfín hombre es de un delfín concreto, con un pescador concreto, al que conocen por su silbido y que esta relación se mantiene de generación en generación.

https://www.youtube.com/watch?v=JvDisTVFzEU

Por la tarde una tormenta con mucho aparato eléctrico y fuerte lluvia, no viento, nos mantuvo confinados en el barco.

Nuestra posición en Laguna:
Latitud: 28º 29’349 S
Longitud: 48º 47’261 W