De nuevo

De nuevo “fantaseados” para O Carnaval

El día 31 de enero de 2.013, según lo planeado, salimos de Guadalajara, con la casa bien arranchada, a son de secarral. El vuelo nos resultó curioso, pues por primera vez, sobrevolamos completo el Sahara. Nos dejó bien sorprendidos el paisaje de ese desierto que alterna grandes extensiones de arena, con muchas pequeñas cordilleras que recuerdan al far west y entre col y col, algunos guadis que completan el cuadro.

Llegamos a la noche a Rio de Janeiro. Menos mal que los aviones son bien listos, porque no vimos las luces de Rio hasta que estábamos casi tocando tierra. Un manto bem grosso de nubes cubría todo el Estado de Rio de Janeiro, presagiando lluvia y más lluvia. Estos días de atrás, nuestro marinero en Paraty, nos comentaba, vía email, que había muita chuva.

La primera en la frente. Antes de salir de la zona de aduanas, hicimos cambio de moneda en una oficina bancaria para el pago de la Marina, es decir, una cantidad importante. Nos dieron un paquete precintado con gomas de 5.000 reales, además de lo suelto. Recontando en el hotel vimos que faltaban 200 reales (80 €). Bajamos cabreaditos a la oficina del mismo banco, en la parte exterior, les explicamos lo ocurrido, llamaron al empleado de la oficina interior, para que cuadrase su caja y en unos minutos se presentó diciendo que su caja estaba çertinha, (cuadrada) pero que aquí traía los 4 billetes que faltaban, que los ponía de su bolsillo. Nosotros, lógicamente, nos lo creímos a pies juntillas. Apanhamos los cuartos y chao, chao. Salimos dando saltitos y sin poderlo creer.

Dormimos en el hotel del Aeropuerto y por la mañana, nuestro taxista favorito de Paraty, el señor Ronaldo, con su eterno chapele, (distintos modelos de gorras de lana que no sabemos cómo puede soportar) nos condujo de vuelta al PRATI, en un viaje bien pesado, de unas cuatro horas, más una parada en Angra dos Reis, para liberar el barco en la Aduana y saber cuánto tiempo nos queda oficialmente para abandonar Brasil.

Después de tantas historias como hemos tenido con el tema de la estancia en Brasil, las dificultades de la prórroga y demás, ahora, sin ningún problema, en el mismo lugar, cuando ya no nos hace falta, nos han dado autorización para quedarnos aquí hasta el día 1 de mayo.

Llegada al PRATI, que sigue tan contento, flotando en el pantalán donde han ubicado a otros catamaranes, para que hagamos piña.

La primera impresión es buena, se ve limpio y ordenado como quedó. Cuando entramos en profundidades aparecen algunos problemas: el agua ha entrado por la parte exterior de nuestro camarote, donde hay una ventana panorámica, fija, que ya dio problemas en el Caribe y que Carlos selló con sika, en Charlotte Amalie. Ahora se ha desprendido lo sellado, ha estado entrando el agua de lluvia y la pared, que está forrada de alcántara, ha quedado golosa. Limpieza profunda y a otra cosa hasta que se pueda resolver el lunes.

Nos ponemos nuestros disfraces (nos fantaseamos) de currantes y a limpiar por aquí, por allá, ordenar, testar, etc. etc.

El sábado salimos a comer y comprar víveres frescos. De vuelta al barco, ordenando la compra, descubrimos que en la sentina de estribor, había agua. Bastante agua, dulce agua, cornuda agua, puta agua, otro trabajo habemus: achicar.

La bomba eléctrica parece que gira al revés y no achica, la bomba manual, como es ya costumbre, se nos olvida que existe y achicamos y achicamos a mano más de 100 litros, en una sentina que es muy plana y dejamos nuestros riñones “al Jerez”.

El capi dice que cuando sea mayor, quiere ser bombero achicador.

A más y más, la temperatura diurna pasa bastante de los 30 grados y por la noche, los roza. La bofetada, sobre todo por el contraste de venir de bajo cero, es importante. Se debe añadir que nuestro estado físico, sobre todo el de alguno, es casi lamentable. Contractura lumbar, tirón en el hombro, además de los achaques que ya traía de casa, estómago tocado y la ferritina por las nubes. ¡Viva la alegría!

Anoche, en la Rueda Argentina, hemos contactado con Carlos del Chamán, aquella pareja argentina que fueron a las Malvinas y tuvieron un regreso muy duro, que nos mantuvo en alerta toda su travesía hasta Buenos Aires. Allí salieron a recibirles y todo acabó, como siempre, en un buen asadito que nosotros disfrutamos salivando en la distancia.

Están llegando a la Bahía de Ilha Grande y hemos quedado para vernos hoy a medido día.

El plan para estos días, además de las pijadillas de costumbre en el mantenimiento, es celebrar el carnaval aquí y después emprender la travesía hacia el Sur.