A mediodía de ayer el viento desapareció. Entramos de lleno en el área central de Anticiclón, viento 0, motor a 2.200 rpm, velas out y a seguir adelante sobre un mar plano, casi aceitoso y sumamente placentero.

A la tarde, tomando el sol en la bañera, aparece un pajarín, tipo golondrina, aunque un poco más rechoncho, que se posa en el PRATI. Revolotea por la bañera, se ve reflejado en los cristales y esto le debe hacer gracia porque repite constantemente. De vez en cuando hace incursiones al interior del barco y siempre se instala junto al desfibrilador, con funda de color rojo, que llevamos sobre el armario de la entrada, a la derecha. Fija allí su puesto de observación y solo lo abandona cuando el capi le va a hacer tonterías, Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, esas cosas que se hacen incluso a los bebés. Cantidad de gilipullois a las que los niños y los animalitos miran, sospechando cierta idiotez en el personaje que tienen delante. Algunas veces en su revolotear se da un cachiporrazo contra los cristales e incluso una vez amerizó en el balde lleno de agua del fregadero. Si nadie le incordiaba, él volvía a su puesto de observación.

Adivinando las intenciones que el animalito tiene de quedarse, le ponemos una servilleta de papel con algo de comida, cacahuetes y galleta, por si quiere merendar. Se esconde bajo una visera, roja también, de la Maca, y a dormir. Así pasó toda la noche y al amanecer un aleteo advirtió de su presencia delante de la puerta de salida, que estaba cerrada, en posición de querer ir a hacer footing. La first mate, de guardia en ese momento, aprovechó para abrir la puerta y que el pájaro se largara volando. Que trauma se llevó el capi cuando se enteró, al despertar, que a su amigo le habían invitado a marcharse. Hizo la pantomima de una tragedia, lamentó la pérdida irreparable de su amigo rik y a desayunar y hacer la vida normal.

Le pusimos rik de nombre, un poco en recuerdo del pájaro de mi suegra, con perdón,
que se llamaba riky y de nuestro amigo Rik, que es simpático, juguetón y chiquitín.

Un par de horas después el capi descubre a rik en la cubierta de nuevo. Está inflado, hecho una bola con sus plumas y sigue durmiendo, ahora en el exterior. Lo coge con delicadeza, lo deja en su camita bajo la gorra y se pone tan contento. Al poco rato gira la cabeza desde la mesa de cartas y ve que rik ha vuelto a largarse. Han pasado muchas horas y parece que esta vez, definitivamente, nos ha abandonado.

Volvemos con la historia del AUTOPILOT. Ayer pusimos de nuevo a prueba el piloto principal. No aguantó más que 4 horas y volvió a dar el fallo de la vez pasada. Reseteamos todo el sistema y volvemos al secundario al que vamos a proponer para medalla. Todo esto que con buena mar resulta casi anecdótico, cuando la mar se pone dura y te falla un piloto, te cagas.

Al atardecer vemos con sorpresa, en la pantalla del radar, que estamos rodeados. Aparecen 4 veleritos a media-corta distancia y una pesquera que faena el espadarte. De esto sabemos porque a través de la VHF el capi se enrolla, primero en inglés con el “GUEIL LALLA”, o como quiera que se escriba, velero inglés en el que viaja solo su propietario, que nos cuenta que su esposa viene 100 millas detrás en otro velero. Así las discusiones se hacen más llevaderas. Nos anuncia que va a parar máquina, porque se está quedando sin combustible. Esta situación la está sufriendo buena parte de la flota de veleros retornando a Europa, por la falta de viento de estas dos últimas semanas.

El portugués del barco pesquero nos ve a todos tan animados, habla que te habla:

• Hello, ¿Cómo te llamas?
• ¿Cómo se llama tu barco?
• ¿A dónde vas?
• ¿De donde vienes?
• ¿Cuántos sois?
• bla, bla, bla,

Y otras serias conversaciones de este estilo y como en una ocasión me oyó preguntar:

• Is there anybody who speak spanish?

Entró al trapo en la frecuencia y continuamos hablando, en portuñol. Como navegábamos a buena velocidad, unos 7,5 kts. fuimos dejándolos atrás y la noche de guardia quedó tranquila.