El camino ha sido un poco duro pero seguro que ha merecido la pena. Ya estamos, otra vez, en Galicia, una de nuestras tierras queridas, en la que vivimos cuando éramos jóvenes y ni navegábamos ni nada.

Ayer la previsión era vientos fuertes del N. para esa previsión estábamos preparando la estrategia durante los últimos días. Llegamos más arriba del 43º para tener cancha con la que bajar de aleta, estupendamente, cuando soplaran los duros nortes.

Todo muy bien, pero el viento siempre hace lo que le da la gana. Sopló fuerte pero no del N. solo llegamos al NE y la navegación fue un poco más incómoda. En el dispositivo de tráfico, a la altura de Finisterre, teníamos mar gruesa y vientos de 25-30 kts.

Como ya hemos explicado otras veces, el dispositivo de tráfico es una carretera virtual que ordena el tráfico de subida y bajada de los barcos, los que suben van por la derecha y los que bajan por la izquierda. Un montón de barcos, todos en la misma zona, unos detrás de otros alineados, la mayoría más grandes que nosotros, no hay ojos para controlar tanto cruce, ya que nosotros estábamos atravesando ese dispositivo, casi en perpendicular. A media milla nos pasó por la popa un portacontainers de 338 mts. que iba a 21,1 kts. contra un viento de 30 kts y sin despeinarse.

A algún otro hubo que recordarle nuestra condición de velero, para que no nos pasaran tan cerca que nos fueran a desventar.

Otro problema que hemos tenido en esta travesía es que no contábamos con las cartas electrónicas de la zona, para el ploter. Cuando empezamos esta vuelta al mundo ¿? compramos cartas para todas las zonas o eso pensábamos. Quizá en ese momento desechamos comprar las de aquí porque no entraba en nuestros planes. No lo recordamos. El caso es que después de salir de Azores, cuando fuimos a colocar la nueva carta, nos encontramos con que no había. Total, llegamos de noche con los way points que nos proporcionó por mail Dei Gloria, por si teníamos que buscar abrigo en otro sitio y con los que sacamos del Max Sea, ese que todos tenemos en el fondo de computer, como una camisa blanca en el fondo de armario. Con esos antecedentes, el capi, en un alarde de facultades, llegó hasta la ensenada de Baiona a vela, pasando por dentro entre las islas y las piedras. Un lujo.

Luego el cansancio hizo estragos y tardamos un poquito en fondear, más de una hora, en un espacio que por la mañana era inmenso y por la noche nos parecía tan pequeño. Siempre veíamos una boya demasiado cerca.

Nada más levantarnos, vimos llegar al fondeo al BEGOÑA. Nos sentimos felices al verlos llegar bien y tan contentos. Les recibimos con pitidos de bocina de gas y con mucha emoción. Hemos compartido una travesía dura y eso nos ha unido. Al capi, incluso, se le saltaron las lágrimas. Cada vez que pasábamos algún momento difícil, nos acordábamos de que ellos, pensando lo mal que lo podían estar pasando, venían detrás con sus hijos pequeños y con un barco mu chico. A cambio tienen la ventaja, Sebastián de una gran experiencia en veleros y la enorme ilusión que han puesto en este proyecto.

Vamos a quedarnos una temporada en esta zona, donde nuestro amigo Julio del URSULA, nos está ayudando a localizar buenos suministradores para los trabajos y reparaciones pendientes.