Instalados en la Isla das Flores

Cuando acabó nuestra travesía, bajo un sol espléndido, rodeados de azul y verde, fondeamos en el puerto de Lajes, con otra docena de veleros, entre los que estaban La Peregrina y el Celebration.

20110603 18'52 Prati y La Peregrina en fondeo

Aparecieron a darnos la bienvenida con el dinghy cargado de oricios (erizos de mar en bable), Pablo y Nico. El resto estaban en el faro haciendo fotos de nuestra llegada. Javier había pensado, con mucho acierto, que era una estupenda forma de recibir a un asturiano.

20110531 09'40 Prati llegando a Flores (1)
20110531 09'40 Prati llegando a Flores (2)
20110531 09'39 Prati llegando a Flores (3)

Nos dimos un auténtico homenaje, saboreando oricios vivos, con un rico vino blanco y rodeados de buena gente. Debe haber mejores maneras de celebrar una arribada a puerto, pero no se me ocurre cuales son.

Al día siguiente, disfrutamos de una excursión por la isla. Por la mañana visitamos los acantilados de Baia da Ribeira do Cascalho, con unos islotes de piedra en primera línea y la isla de Corvo en la lejanía. Por la tarde recorrimos la zona de Fajä Grande. Los más atrevidos tomaron un baño en el Poço do Bacalhau, al pie de una cascada, los demás les mirábamos con los dientes apretados.

20110601 14'23 Nico los Bab ® y Corvo
20110601 14'25 La Isla de Corvo
20110601 14'27 Baia da Riveira do Cascalho

La previsión meteo es bastante mala. Los vientos van a incrementarse y además serán de componente Este, con lo que el mar entrará en el fondeo y se pondrá bien movimentado.

En la pequeña marina, escondida al fondo del puerto, terminan los trabajos de un pantalán nuevo e inmediatamente se satura de barcos. Todo el mundo quiere escapar de la que se avecina. Celebration consigue un buen lugar e inmediatamente tiene un barco abarloado a su costado y tres por su popa, el puerto se pone a tope. Nosotros, que estamos bastante alejados, empezamos a sufrir los efectos de la mala mar. Por la mañana salimos del barco en cuanto desayunamos y no volvemos hasta la noche. Cada día es más difícil embarcar y desembarcar del dinghy.

El mar va creciendo con el viento, se forma un mar de fondo bastante importante, a la par que mar de superficie, la vida a bordo se hace muy difícil. El barco en un fondeo tiene un comportamiento mucho más brusco que en navegación. El tiempo se nos ha echado encima y no hemos adoptado la mejor solución que era habernos ido de esta ratonera. Ahora nos queda ajo y agua.

El comportamiento de la cadena y del barco, técnicamente son adecuados y se valora como positivo, pero ante tantos y tantos y tantos y tantos golpes de mar, continuos y repetitivos, poco a poco la zozobra se te va apoderando y empezamos a temernos que algo pueda romper y que el barco acabe despedazado en las rocas. Hay que insistir en que son razones subjetivas las que te llevan a tener estos sentimientos. Lo objetivo es: cincuenta y seis metros de cadena de 12, ancla de más de 50 Kg. de última generación, sonda de 14 mts. y nos dicen que el tenedero es muy bueno, arena negra compacta, el barco que navega las olas con un cabeceo mucho menor que el de los monocascos que tiene a su alrededor y los tirones de cadena que no son muy bruscos. Con estas condiciones parece difícil que el barco tenga algún percance, pero según ves el mar de levantado, las olas rompiendo en la bocana, a unos ochenta metros, el tiempo gris y las horas pasando, poco a poco te va machacando el coco y el canguis se te mete para adentro. Es el momento de pensar que una segunda ancla de respeto, al menos servirá como apoyo sicológico a nosotros las personas. Mal se tiene que dar para que un buen equipo de fondeo, como el que tenemos, rompa y peor se tiene que dar para que rompa el segundo. Es decir una concatenación de mala fortuna, que no es muy previsible.

Pablo (Celebration) nos ofrece un aparejo completo y Javier (Peregrina) también nos ofrece su segunda ancla que tiene a barbas de gato y que puede dejar cuando zarpe para que la usemos nosotros. Optamos por esta solución y cuando zarpó La Peregrina, después de unos buenos abrazos y la pena de las despedidas, Pablo y Prati, en medio de la mar alborotada del fondeo, enganchan la segunda ancla y al menos quedamos con la tranquilidad de haber hecho todo lo posible y lo que está en nuestras manos.

Esa mañana habíamos tomado la decisión de salir del barco, con algunos pertrechos, para ir a vivir a tierra y librarnos de semejante marrón. Vino a buscarnos Nico, el sobrino de Cristina, un chaval de 16 años, vivaracho, ágil, buen marinero, muy despierto y voluntarioso. Tratando de aproximarse al cata, la popa de estribor se levantó bruscamente del agua, al paso de una ola, y se le puso sobre la proa del dinghy haciéndole embarcar bastante agua. El chaval quedó pálido. Hubo que darle un cabo en largo para poder esperar desde más lejos un momento más tranquilo para hacer nuestro embarque. Llegamos a pensar que no podíamos salir del PRATI. De repente, en una mínima calma, arrojamos las bolsas sobre el dinghy, saltamos como pudimos y quedamos a unos cuatro metros, sujetos al largo de popa que le habíamos largado a Nico. Soltamos el nudo y con los nervios del momento, el cabo se fue al fondo, colgado de la popa del cata. Cuando fuimos a montar la segunda ancla, lo primero fue recuperar el cabo para no tener problemas. Ya los había, el cabo por si mismo se había enredado entre las palas de la hélice. Tratamos de liberarlo con el bichero y no fue posible. El agua está a 15º, el capi no se tira ni de coña. Pablo, como siempre muy voluntarioso y valiente, se va a su barco a equiparse con el neopreno, aletas y gafas y resuelve el asunto con facilidad. Agarrándose al escape del motor de estribor con una mano y con la otra cortando el cabo y liberándolo.

El capi sigue machacando el coco, pensando que hemos hecho algo indebido, no nos debíamos haber quedado aquí, pero a lo hecho, pecho. Ahora a esperar a que el viento empiece a caer, según lo previsto, la mar se vaya calmando y todo vuelva a la normalidad.

20110603-1841-se-van-los-de-la-peregrina

Hoy sábado día 4, amanecemos en la casa de Cristina y Javier, con niebla tras los cristales y con un buen feeling. La niebla y el viento no suelen ser amigos. Quizás esto se esté empezando a arreglar. Como una hora después la niebla se va y vemos que el viento, aunque menor, continua. Entre tanto y cuanto, desde este magnífico puesto de observación que es la casa de los Babé, muy alta en la ladera, vemos como las crestas blancas van desapareciendo. La mar de fondo continúa, las olas se hacen más largas, El mal tiempo se va alejando. Probablemente mañana tengamos mejores sensaciones y realidades.

Durante nuestra estancia aquí, celebramos el cumpleaños de Javier. A él no le gustan las celebraciones pero a los demás si. De hecho tuvo dos celebraciones, una en su casa, a mediodía y otra en la casa de los Carneiro, amigos de Flores, donde colaboramos para darle la sorpresa.

20110602 19'07 Cumplea ¦os de Javier (1)
20110603 00'22 Cumplea ¦os de Javier (2)

Han decidido partir al día siguiente, como van para Galicia los vientos, del ESE les son favorables. La parte negativa es que les echaremos de menos. Son gente encantadora, apreciados en esta isla en la que llevan años pasando los veranos, siempre dispuestos a celebraciones y risas. La parte positiva, que nos prestan su casa y podemos dormir tranquilos. Les agradecemos su amabilidad y hospitalidad.

Ahora compartimos la estancia con Paula y Pablo y esperamos a que el viento nos anime a seguir travesía, quizá hasta Horta y Terceira, antes de zarpar para Galicia.

P.D.- Se han ilustrado con fotografías las crónicas:

–     21 de mayo.
–     29 de mayo.
–     30 de mayo y
–     31 de mayo.