Para que no os quejéis

Por aquello de que no digáis que cuando estamos bien, en tierra, no nos acordamos de vosotros.

La verdad es que hay poca cosa que contar. El lunes, como teníamos previsto, con un
cochecito de alquiler, nos fuimos de compras a la zona de Fort de France. Digo a la zona, porque donde más variedad y cantidad de cosas hay es en los centros comerciales que están a los alrededores de la capital. Hemos podido reponer algunas de las cosas que nos fueron socializadas en Trinidad. Como siempre lo pasamos estupendo en un gran almacén de bricolaje, llamado precisamente Monsieur Bricolage, donde hemos comprado taladro, lijadora y un buen numero de útiles para el entretenimiento de los fondeos. Comimos en un lindo restaurante, justo enfrente de la zona portuaria, con vistas al fuerte y recordamos nuestros fondeos allí con los migueles, en la primera visita al Caribe. Menudas fotos que tiene tía María con el fuerte como fondo.

El martes, según lo previsto, los técnicos de Pochon vinieron a bordo y repararon nuestro piloto principal, ese vago redomado que falla cuando ve que hay mucho curro por delante. También dejaron lista la instalación del PACTOR 3 y salimos a la zona de St. Anne para calibrar ambos pilotos. Ahora todo está correcto.

El jueves por la tarde dejamos el fondeo para pillar sitio en el atraque del varadero. Lo de el atraque, no es un decir, sólo hay una plaza, junto al travelift, para hacer trabajos sin salir del agua. Llevábamos días a la espera y en cuanto salió el catamarán que ocupaba el sitio, vinimos a calzón quitado antes de que alguien se adelantara. El sitio es bastante paradisíaco y acogedor, pegado al varadero, con un baruco enfrente en el que se reúne gente alternativa. Rafa que no lo conocía, comentó que si ocurriría como en “Abierto hasta el amanecer” que al llegar la noche se transformarían. La verdad, resumiendo, hay más mugre que en el palo de un gallinero, las cornamusas datan de 1.800, son una especie de argollas soldadas al rail, solo tres por cierto. Una ha saltado por los aires, ante una fuerte racha de unos 10 nudos. Hemos tenido que dar una solución de emergencia, colocando un cabo alrededor de uno de los pilares que sujetan el dock y a ese cabo hemos amarrado los sprines. Dado lo estrechito del susodicho dock, cuando el travelift está de maniobras, quedamos confinados sin poder salir del barco. Parece el piso de Gila. Por supuesto, estamos de guardia permanente y por primera vez dormimos con la puerta cerrada.

Rafa, que ayer salió de paseo dominical a la zona de ambiente de Le Marin, contó en su Iphone, casi tres Km. de recorrido. El motor del dinghy sigue dando la lata y no nos atrevemos a ir tan lejos.

A más, a más, hoy es lunes y aún no ha aparecido nadie del taller a tomar medidas. Solo han pasado cuatro días. Paciencia, todo el mundo dice que paciencia, paciencia, que esto es el Caribe. Y yo me pregunto ¿Qué es paciencia?

El motor del dinghy si ha ido a revisión, en este caso a un taller normal. Nos habían dado hora para las ocho o’clock y ha habido que sacarlo por vía marítima, ya que el travelift estaba en el medio. A cambio, los supermercados, dos grandes y bien surtidos, los tenemos a tiro de piedra. Algo es algo.

Por las tardes y como única diversión del día, pasamos un rato estupendo gracias a la BLU y a la Rueda Argentina de Alejandro. Hemos contactado con Juan, del velero GRAN CAMAJAN, están viniendo de Brasil hacía Trinidad y presumen de novatillos, pero no lo serán tanto cuando están aquí. Hemos charlado de conocidos comunes, como Pep, del DORIA y de lugares que nos parecen interesantes y/o problemáticos. También hemos oído, aunque no pudimos establecer contacto directo, a José del CAPS III, que sigue por la zona de San Blas y hemos hecho de puente para facilitar meteo a un encantador navegante solitario, setentón, llamado Erwin. Según Alejandro, él nos podrá asesorar en lo referente al S. de Argentina, sobre todo para visitar Comodoro Rivadavia, donde está nuestra familia.

Aquí seguiremos, gastando un poco de la paciencia que aún nos queda.