Atardecer en Camamú (28 de febrero de 2010)

El sol se ha puesto hace media hora y aún persiste en el horizonte, por allá, por el oeste, el color rosa suave del crepúsculo. Por el este la luna se eleva sobre el manglar a plena potencia, tenemos luna llena, el rielado vibra con intensidad desde la orilla hasta nuestro fondeo. El lugar idílico, a nuestra popa dos veleros fondeados y un par de pequeñas escunas locales. Por una ladera del río, manglar y por la otra manglar y coqueiros. Al frente una pequeña playa de arena, que aparece y desaparece con la marea, con seis u ocho coqueiros, uno de ellos tumbado hacia el agua con un horcado que lo sujeta, a modo de postal exótica.

Por la popa otra vez la caña echada con un artificial para ver si alguien pica.

Llevamos fondeados en este lugar entre la Isla de Campinho y la de Goió, en la bahía de Camamú, desde ayer a mediodía.

El pasado viernes, de madrugada, soltamos amarras del Centro Náutico y pusimos rumbo a Morro de Sao Paulo. De la navegación apenas nada que contar, pues sin viento, ni pena ni gloria llegamos a motor a nuestro destino. Solo sirvió la navegación para probar la calibración y puesta a punto de los pilotos automáticos y del resto de instrumentación del barco, que nos está haciendo Igor, un argentino muy recomendado por otros navegantes.

Preciosa la vista del Morro, un monte con vegetación abundante, de color verde rabioso, con un faro en su parte norte y playas a ambos lados.

Entramos con la marea subiendo, a buena velocidad y pasamos por algunos bajos de escasa profundidad, para llegar al fondeadero situado enfrente de Gamboa. Un lió cojonudo, todo lleno de boyas de barcos locales y donde no hay boyas, canal con quince metros de sonda. Después de varias vueltas encontramos un pequeño resquicio y fondeamos al segundo intento en 8 metros de calado. Fuerte corriente y tenedero sospechoso. Decidimos no salir del barco ni siquiera para cenar.

Distancia recorrida desde Salvador: 36,8 Nm
Posición
Latitud : 13º 23´72 S
Longitud : 38º 56´57 W

Escunas, golondrinas, lanchas rápidas, etc. etc.pasándonos por los cuatro costados hasta altas horas de la noche. Fondea a nuestra proa un catamarán al que tenemos que llamar la atención porque quería echar el ancla encima de la nuestra. Como es habitual en estos casos, aunque voceas, diciendo lo que hay, la gente suele agachar la cabeza como que no te oye, para luego deshacer el fondeo e irse a otro lado, lógicamente. En nuestra popa llegó un yate de motor que se amarró a una boya que teníamos a pocos metros. Con el binomio viento-mareas, los barcos fondeados andan a su aire y si no tienes cuidado te puedes encontrar con alguna sorpresa. Al alba comprobamos que habíamos garreado unos cincuenta metros, en sentido favorable,
alejándonos de los demás, pero habíamos garreado. Con estos antecedentes, no lo pensamos más, ancla arriba y a Camamú, donde esperamos encontrar un poco más de tranquilidad.

Sabemos por las vistas aéreas de postales y folletos que Morro de Sao Paulo tiene un encanto especial, si bien la proximidad a Salvador lo hace muy frecuentado por turistas, sobre todo los fines de semana. Esperamos tener más suerte al regreso, porque todas las informaciones que tenemos de Morro de Sao Paulo y el río Cairú que desemboca en el morro, los hacen muy atractivos.

Salimos a toda velocidad, con la marea bajando, una fuerte corriente y olas formadas en la desembocadura.

Las dos primeras horas, motor. El viento aparece a 6-7 kts. por el través, izamos trapo y a navegar con satisfacción. A cuatro o cinco millas de la entrada a la bahía de Camamú, nos caen unos cuantos chubascos, hay role de viento, guardamos génova y sacamos el foque autovirante. Con el viento, ahora en el morro, hacemos dos bordos y al final del segundo vuelve el viento a rolar y se pone otra vez por el través. Llegamos a la entrada de la bahía, pasamos muy cerca de unos bajos, no situados en la carta, llevamos un buen susto y a partir de ese punto seguimos las indicaciones que nos ha pasado Dorival del Luthier. La entrada en la bahía es impresionante, está formada por la desembocadura de los ríos Maraú y Camamú, vamos remontando río arriba por el Maraú, hasta llegar al fondeadero de Goió, de nuevo con la marea a favor y echamos el ancla en mitad de un brazo del río, rodeados solo de vegetación. A cien metros de cada orilla.

Dejando por la aleta de babor unos pantalanes de madera con dos restaurantes bien integrados en la naturaleza y que apenas se dejan ver. La gente llega a ellos en escunas, grupos divertidos y vocingleros, como siempre en Brasil, celebrando el fin de semana. Con el atardecer llega la calma y la tranquilidad. Quedamos solos en el fondeo. A una milla de distancia luces tenues de la Ilha Grande de Camamú.

El tenedero es formidable, con cinco metros de sonda y fondo de arena y fango. El barco está clavado a pesar de la fuerte corriente del río y del borneo de 180º según la marea.

Distancia recorrida desde Morro de Sao Paulo.- 41,5 Nm
Posición
Latitud: 13º 56´06 S
Longitud: 38º 59´39 W

Esta mañana, después del baño y de algún trabajillo de mantenimiento, dimos un paseo en dinghy hasta el muelle de hormigón que hay a la entrada de la bahía y que quedó abandonado cuando se hizo un gran puerto en Ilheus en lugar del empezado aquí.

Tomamos una cerveza en un chiringuito bien auténtico y vinimos a comer al restaurante que nos queda más cerca, por aquello de la buena vecindad.

Para mañana hemos contratado una lancha local que nos lleve a ver las Islas de Penha Furada y la villa de Camamú a la que no se puede acceder en el cata por problema de calado.

Estamos encantados aquí. La única nota negativa ha sido oír por la radio, en la onda corta del transistor, el tremendo terremoto de Chile. No sabemos mucho porque no hay apenas señal ni para los móviles. Esto si que es estar aislado.
Nuestros planes son continuar por esta bahía de Camamú, en distintos fondeos, remontando el río Maraú, durante unos días, regresar a Morro de Sao Paulo y desde allí a Salvador donde haremos el papeleo de salida de Brasil y arrumbaremos directos a Trinidad y Tobago, donde pensamos hacer las reparaciones de casco, vibración de la hélice de estribor y las pequeñas cosas que van saliendo día a día.