El precio del fondeo ha causado desánimo entre aquellos que pensáis pasar por aquí algún día. En honor a la verdad y conociendo con exactitud el valor del cambio del euro, aquí el último cambio ha sido 2,5 reales/euro y teniendo en cuenta que el primer día, está exento de tasas para las personas, no el barco, como hemos reducido de 7 a 4 días nuestra estancia, el precio final sale a 80 euros. Esto ya es otra cosa. El plumazo sigue siendo plumazo, pero bien paga la pena. Resulta que Loló había entendido que nos íbamos a quedar 90 días aquí y multiplicó por 90 € y ella y Laura, su hija, se hacían cruces. Debían pensar que nos habíamos pasado de vueltas.

Efectivamente Fernando de Noronha es lo que todo el mundo nos había dicho, una reserva de la naturaleza que te va dejando boquiabierto. Ayer hicimos una excursión por la isla en una berlina, con capacidad para 11 personas, en la que afortunadamente solo íbamos 2 parejas. Así tocamos a más. La excursión estaba programada para todo el día, con un precio de 30 €/persona. Supusimos que a las 3 de la tarde, estaríamos de vuelta como hacen en todos los sitios. Error, aquí llegamos al puerto por la noche.

Empezó el recorrido por el lugar más paradisíaco de la isla, la Bahía do Sancho. Loló nos había advertido que había visto en Google ese lugar y que decía que era la playa más bonita del mundo. Si no es la más, seguro que es de las más. Bahía en forma de concha, paredes de piedra verticales o laderas muy empinadas, fauna abundante, lagartos, especie de ardillas sin cola y más gorditas, ratoncillo pequeños, pájaros de especies exóticas, todos conviviendo con el ser humano y sin inmutarse, incluso los lagartos y lagartijas, de color negruzco como las piedras, a las que casi podías tocar.

Primero estuvimos en el mirador de Bahía dos Porcos que a la derecha tiene la bahía de su nombre y en el mar, dos formaciones rocosas que sirven de marco a todas las fotografías, a la izquierda y entre las ramas de los árboles, se contempla bajo un sol radiante, aguas cristalinas y muy poca gente, una bahía de ensueño. Arena amarilla y apenas alguna sombra. La cámara fotográfica, la CANON G-9 con la que íbamos haciendo los reportajes, se descaralló el día anterior (menudo sofocón tenemos) así que estas fotos son de maravillosos lugares y calidad intermedia. Sorry.

Pare acceder a la playa, hay que meterse por una gruta vertical, con escaleras de gato, en dos largos tramos, muy angosta, la bolsa de costado va rozando por todas partes, continua por un pasadizo entre rocas y termina en una escalera de piedra, de altos peldaños, que llega hasta la playa. Unos 50 metros de bajada vertical. En la playa nos dimos un buen chapuzón de casi una hora hasta que empezó a llenarse de barcos que vienen desde el puerto, cargados de turistas que no quieren bajar por semejante sitio. Nos dice el guía que solo caben en la isla 500 turistas y que suelen permanecer una semana. También los turistas alojados en posadas, hotelitos de una altura, camuflados entre la vegetación, pagan la tasa medioambiental como nosotros, aprox. 15€/persona/día. En el regreso, tuvimos que esperar largo rato a que dejara de bajar gente. El camino es de dirección única, en esa espera vimos con sorpresa como un cojo con dos muletas descendía por semejante lugar. También habíamos visto a gente recular ante el pasadizo.

Arriba en un quiosquillo, tomamos unas cervezas con unas patatas de aperitivo y charlamos con nuestros compañeros de excursión, una pareja de brasileños que viven en Recife, que están pasando aquí 3 días. Enrique trabaja en Libia y Vivianne trabaja y estudia en Recife. El viene de vacaciones cada tres meses doce días y se les ve una pareja feliz, aprovechando cada momento al máximo.

Seguimos recorriendo todas las playas de sotavento, en esta época, pues se convierte en barlovento allá por diciembre y la historia cambia completamente. En cada playa, merguhlo, en portugués buceo, aquí se usa para darse un baño con gafas y aletas para ver los peces.

Comimos en la Plaza del Bosque Flamboyant, en un self service, con una comida rica y similar a la española. Por la tarde recorrimos las playas de barlovento, desde, Praia do Leao, Bahía do Sueste, hasta el Buraco da Raquel, en todos los casos cada playa es tan o mais linda que la anterior, seguimos viendo naturaleza salvaje y pocos turistas. En algunas playas hay restricciones de visita a partir de las 18 horas, en las épocas de desove das tartarugas (tortugas) de diciembre a junio. Vimos un cartel en una de ellas, en la que se prohíbe el uso de protectores solares. Que curioso, que bien cuidan su medio ambiente.

Estábamos llegando al puerto y pensamos que era el final del recorrido, a eso de las 5 de la tarde. Pues no, allí el guía y la otra pareja volvieron a margullarse para ver un pecio de un carguero griego que está en el medio de la fiesta. Venían muy contentos porque vieron 3 mantas raya y varias tartarugas. De aquí nos llevó el guía a un lugar muy curioso, una especie de monte acantilado, hacia poniente, donde se concentra todo el turismo para ver la puesta de sol. El lugar es bien bonito, hay un quiosco con muchas mesas, una zona chill out, música en vivo y un par de cientos de personas sentadas en el puro suelo, esperando el espectáculo.

Tomamos nuestra primera caipirinha, a tu salud raquero, y vivimos un momento bien bonito rodeados de gente con buenas vibraciones, sol tangenteando en el horizonte y dos rocas, llamadas “Los dos hermanos” para completar el escenario. Cuando el sol se ocultó, el público aplaudió. Buen fin de fiesta, lo pasamos estupendamente.

En las conversaciones con Enrique y Vivianne, les vimos mucho interés por conocer nuestro barco y les invitamos a cenar a bordo. Salimos en el dinghy de la playa, ya noche, noche y el meneito era curioso, embarcamos en el cata con bastante dificultad y estábamos enseñándoles el barco cuando la chica se puso de color verde y ambos se sentaros, casi se tiraron, en el suelo de la bañera. Suspendimos los planes y fuimos a cenar a tierra. Tuvimos una velada muy agradable, comimos tiburón de dos maneras diferentes, ambas recetas muy sabrosas, botellita de vino para los del cata, los otros no recibían demasiado y cada mochuelo a su olivo.

Esta mañana, hemos cambiado el fondeo, aproximándonos un poco a la playa y le hemos buscado en el puerto para desayunar juntos y que vieran lo que ayer se les hizo imposible. Han visto delfines y tortugas pegados al barco y se han hecho un montón de fotos. Marcharon muy agradecidos y contentos, esta tarde cogen el avión para Recife y el lunes Enrique para Libia. Cada poco decía: y yo a Libia………. Con cara de pena.

Volviendo al tema de trámites, el día que llegamos, las autoridades de Fernando de Noronha no conocían la nueva legislación que permite a un barco extranjero estar aquí por dos años. Les dimos la referencia de la pagina Web donde lo habíamos leído braziltour.com, han hecho la consulta oficial y efectivamente el barco puede estar en Brasil dos años. Nosotros solo 90 días prorrogables a otros 90. Al cabo de esos 180 días, debemos salir del país para resetear el plazo. También debemos ir al departamento de Hacienda en la primera población importante a la que arribemos, seguramente Natal, para documentar la situación del barco.

Hoy nos hemos tomado el día libre y no tenemos nada que hacer, solo labores domésticas y gandulear algo, para mañana, con el alba, levar ancla en busca del continente.

Casualmente hemos interrumpido esta crónica porque nos ha visitado Joao Bastos, skipper especializado en CATANA, que nos ha dado una lección magistral en 10 minutos, resolviendo un montón de dudas que teníamos desde el principio. El vive en Rio de Janeiro, adora este barco y puede que venga a navegar con nosotros y a enseñarnos las particularidades de navegar en este barco tan arisco, según su expresión.

Del tema fotos, que ya sabemos que es lo que gusta a la mayoría, aquí no ha habido posibilidad de mandarlas. Ya sabemos que lo tenemos pendiente y lo haremos a la mayor brevedad posible.

RESUMEN: isla preciosa, gente amable, temperatura deliciosa, todo color de rosa, menos el fondeo que te coges un mosqueo.