Según el programa previsto salimos del Iate Clube de Cabanga, en la pleamar, con Roger en su dinghy a un costado para acompañarnos a la gasolinera y el fondeo.
Cuando el capitán fue a liquidar la cuenta, lloró un poco y de 50 €/día, consiguió una rebajilla que los dejó en 38 €/día, eso si, no admiten cartao (tarjetas de crédito) y se quedan con la mayor parte de nuestro efectivo.
En la gasolinera tampoco, aceptaban hasta la semana pasada y han dejado de hacerlo. Hay que coger el dinghy y Roger y Magdalena salen pitando para Recife a buscar pasta, mientras el capi queda amarrado a la espera. Salimos con toda la tranquilidad, con una boya por babor y por estribor unos dos metros libres y una resaca, por ir demasiado despacio, nos mete contra el último barco del pantalán que muy graciosamente nos hinca su ancla en la aleta de estribor, junto al puesto de gobierno. Susto inicial, empujamos como burros para sacar el ancla enemiga de los guardamancebos y al fondeo. Un ratito después aparece el comodoro de ese pantalán y nos dice que hemos dañado uno de los pilares que sujeta el pantalán y que habrá que ver los daños reales para la indemnización. Cuando ve que también nosotros tenemos dañado el gelcoat, recula y dice que seguramente no será nada. De momento no ha vuelto.
Noche cerrada, a las 7 de la tarde, amarrados a una boya del Pernambuco Iate Clube donde no nos querían cobrar nada por una sola noche, con una propinilla todo resuelto.
Hemos entretenido el rato preparando la ruta de mañana, que solo tiene 24 millas y 22 Waypoints, de los cuales 18 son para la entrada por detrás del arrecife de Suape, facilitados por el LUTHIER que ha estado allí la semana pasada.
14 de noviembre
A las 9.30 de la mañana, hora local, sin más incidentes que reseñar y sin indemnización que discutir, salimos por la bocana del puerto de Recife rumbo a Suape.
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Viento del NE de fuerza 3-4, mar del E y rumbo S. Navegación bastante buena y a dos millas de Suape, el viento cayó y entramos a motor. La aproximación de garabatillo. Primero se entra a un puerto comercial de grandes mercantes y por estribor hay un arrecife y pegadito una playa. Por entre ambos hay que navegar 1,5 millas. Aunque estábamos en pleamar la corriente entrante seguía siendo fuerte y saltaban las olas por encima del arrecife que llevábamos por estribor a unos quince metros. Por babor la playa, con pendiente muy suave. El calado escaso, llegamos a pasar por zonas de 60 cms. bajo el barco. Con un poco de susto y motores con buena velocidad para evitar sorpresas con las resacas, llegamos a un estuario formado por las desembocaduras de los ríos Tatuoca y Massangana. Aparentemente inofensivo después de lo del arrecife, pero también con bancos de arena que en bajamar afloran. Los waypoints facilitados por el Luthier, fueron muy útiles. Sin ellos tendríamos que haber fondeado a la entrada y pedir ayuda a un lugareño del que traíamos referencias.
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