3 de septiembre

El motivo principal de la parada en Mindelo, quedó resuelto el mismo lunes por la tarde. Se trataba de una avería tan simple como un conector suelto. En un mazo de cables que llega a una centralita de gobierno del motor, se soltó el conector de uno de los del centro, simplemente porque el capi en su tarea de achique lo pisó y dos días después cuando se precisó el arranque del motor para salir de la orzada, el motor dijo que sin estar conectado, él no arrancaba. Mira tú que miradito es este motor. En navegación lo más que se pudo hacer fue echar un vistazo por encima y destapar la centralita electrónica. No habiendo nada que destacar, se tapó todo y ¡a puerto!. El electricista que vino a bordo, tardó dos horas en resolverlo.

Como estamos en Mindelo, os vamos a contar curiosidades del lugar y sus gentes.

(Anochece en Mindelo, desde el cata)

Ambiente de finde.- muy cerca de la Marina hay una plaza que de noche se convierte en el centro neurálgico de la vida de Mindelo. Es la plaza de Amilcar Cabral (héroe de la independencia de Cabo Verde) ahora conocida como Plaza Nova. Hay un kiosco chulo, con un bar y terraza y un montón de bancos para sentarse, muy cotizados. Unos sentados y otros paseando alrededor de la plaza, todo el mundo ve a todo el mundo. Nos recordó los tiempos en que nos sentábamos a criticar en un banco del parque de Navia. Aquí no conocemos a nadie pero resulta mucho más curioso lo que vemos y eso compensa.

En una heladería muy cercana a esta plaza, hay una actuación musical en su terraza. Tiene cuatro mesas, medio vacías y alrededor un montón de gente, chupando actuación gratis. Por cierto, los helados son maluchos.

El domingo paseamos hacia una playa al NE del Puerto Grande, o sea entrando por la bahía a babor. Allí había un ambiente estupendo. Siendo ya de noche, la gente sigue en la playa, otros en los baretos cercanos y un buen número pendientes del fútbol.

El lunes vuelve la tranquilidad y cuando vamos a la plaza somos cuatro gatos y otros
tantos pedigüeños.

(Continua anocheciendo, desde el cata)

Dineros.- la moneda oficial es el escudo. Un euro equivale a 110 escudos. El día que llegamos, salimos a última hora de la tarde y cambiamos en un hotel para tomar una cervecilla y cosas así, aunque en los restaurantes, donde las tarjetas de crédito no figuran en el menú, admiten euros como moneda de pago, sin ningún problema. De todas formas el lunes (Segunda Feira) fuimos a un banco a cambiar. Tienen dispensador de números según lo que vayas a hacer. En el apartado CAJA, el nuestro, sacamos el 295 y en la pantalla aparecía el 70 ¿?????????. Preguntamos a una empleada si eso estaba bien y dijo, con bastante mal humor, que sí. Nos fuimos a otro, donde no había números y esperamos casi una hora en la cola. Por cierto, apareció un cojo, con su muleta y fue directo al mostrador, donde le atendieron sin que nadie de los esperantes rechistara. Una nota de humanidad en este mundo deshumanizado.

(Vistas desde el cata, de día)

Restaurantes.- Como estamos en temporada baja, hemos conocido varios restaurantes, en los que había ocupada una mesa, dos y en el que más tres. Eso sí, en dos de ellos, hemos disfrutado de la actuación de un curioso grupo: un violinista, tipo a los músicos de Buenavista Social Club, aspecto de tener 100 años, gafas gordas y un curioso sombrerito. El ritmo en la sangre y unas articulaciones que no le acompañan. Con él un dúo de guitarristas que parecen la alegría de la huerta. Son como autómatas, le siguen a la perfección, pero parecen de plástico. Cualquier melodía dura más que las pilas de duracel.

Los caboverdianos, son en general atléticos, bastante altos y esbeltos, piel oscura y rasgos poco negroides. Hay cierta desproporción en el tamaño de las cabezas, las tienen pequeninhas, pequeninhas. No tienen el problema de Loló y el capi para encontrar gorros. Aquí llevan las viseras tan apretadas para adaptarlas al “cabecín”, que por detrás les hace un pliegue y queda un poco ridículo, sobre todo cuando van vestidos emulando al Príncipe de Bel Air.

Shopping.- el lunes, después de hacer la entrada oficial, el finde no trabajan en aduanas ni en la autoridad portuaria, fuimos de compras.

Compramos un estupendo hule con el que estamos fabricando unos artilugios a modo de “gorros de ducha” en dientes de sierra, para la entrada a los compartimentos de motores.

La falta de estanqueidad es un problema que traía el barco de astillero. Cuando estuvimos en Belliure emplearon un montón de horas, en intentar solucionar el problema. Ahora cuesta un montón cerrar las tapas, por las gomas que se han ido poniendo en las zonas donde desde dentro se ve luz, pero el problema persiste. Así que hemos pensado cascarle encima un gorro cuando estemos en travesía y entre ésto y lo otro, algo mejorará el tema.

De todo lo demás que el capi busca por las ferreterías, aquí llamadas drogarias, no hay casi de nada.

El ambiente por la mañana es bullicioso y alegre. Hay venta ambulante de frutas, sobre todo bananas y mangos, de pescado y de chucherías. También dimos una vuelta por el Mercado Central que está en la calle principal, allí hay puestos de fruta y verduras y dos o tres tiendas de huevos, pollo y carne. Todo como lo recordaba de la vez anterior.

En la plaza de la Estrella hay pequeños puestos con ropa, collares y artículos propios de mercadillo. Las infraestructuras las ha instalado el gobierno de la isla para dar ocupación a los emigrantes africanos de Guinea, Senegal, etc.

Por la calle también hay bastantes “colgaillos”, pelos rasta, mugre en cantidad, ojos rojos, se supone que droga ……….. , aunque en esta parada hemos visto menos de estos tipos que la vez anterior. En general hemos notado una mejoría sustancial del Mindelo de hace cuatro años al de hoy. Aunque a éste le falten las luces de Navidad que tanto nos gustaron.

En el water front, hay un par de frondosos árboles a cuya sombra se cobijan cientos y cientos de ovejas. Bueno, no son ovejas, pero como si lo fueran por la densidad de
individuos por metro cuadrado. Se trata de una reunión que dura toda la mañana y una buena parte de la tarde y aparentemente concentra a los desocupados del lugar.

En uno de los árboles hay incluso mesas y asientos de cemento pintado. Vocean bastante y según hemos sabido juegan a algo con piedras sobre un tablero, pero no hemos entendido el nombre del juego.

La Bahía tiene más de 2 Nm de diámetro. Es el eje motor de la vida de Mindelo, ciudad de 70.000 habitantes. A su puerto comercial llegan cada día varios cargueros y hay dos líneas que comunican las islas: Armas y S.T.M. Lines, que hacen varios trayectos diarios y de los que vemos bajar un montón de gente.

Aquí dicen que nunca llueve, pero desde que estamos aquí, nos han caído dos o tres trombas. En cambio en la isla de Sao Antonio que está enfrente, descargan todas las nubes debido a su orografía montañosa y es de donde vienen todos los productos agrícolas que se consumen aquí.

Para mañana hemos contratado una excursión por la isla.