Cerrábamos la crónica anterior hablando del vigilante que nos quería cambiar de atraque. El de la noche fue mucho más expeditivo, desalojó a los ingleses que teníamos al costado y a nosotros nos dijo que a cambiar en ese momento. Nos hicimos los ronchas y acordamos que al día siguiente hablábamos con la autoridad portuaria y haríamos lo que él decidiera y éste tomó una sabia decisión, están ustedes bien ahí y aquí estamos.
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Hemos recorrido la isla en tres etapas. El primer día bordeamos toda la costa este hasta Corralejo, pasando por Caleta de Fuste, sitio muy turístico que no nos encantó, la capital Puerto del Rosario, de la que tampoco tenemos nada que contar. Al norte de la isla, el parque natural de Corralejo, una reserva natural de dunas de arena, de grandes dimensiones, que nos gustó cantidad y que nos pareció un lugar muy adecuado para inspirar al amigo Forges. |
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Al fondo el faro de Jandia, lugar más occidental de la isla y con una curiosidad en sus inmediaciones, la gente ha ido haciendo corazones por el suelo, con piedras, poniendo en ellos los nombres de su amor. |
Desde aquí se pueden ver las costas de barlovento y sotavento |
De regreso hacia el Gran Tarajal, parada en Morro del Jable, linda playa en la que nos dimos un baño y nos zampamos un gintonic para ayudar a digerir el cherne. |
Y para finalizar: |
la cabra, la cabra, la puta de la cabra…….. |
…………..la madre que la parió, chis, chis, que resulta que es el símbolo de la isla, |
Está anocheciendo, y la luna, como un plato, está asomando por encima del dique que tenemos a nuestra popa. Mañana, al amanecer, rumbo a Las Palmas. |