Travesia Valencia a Melilla

Día 20 de mayo, travesía Valencia a Melilla

Por ser el día de la partida, los nervios nos acompañaron durante toda la mañana. A primera hora estábamos contactando con la agencia de transportes para conocer la situación de nuestra radiobaliza. Nos comentó la epaminondas de turno que todo bien y que el paquete estaba en el reparto. Bueno, a esperar.

Minutos después reflexionamos y volvemos a la carga. Telefoneamos una vez mas a la empresa de transportes y les pedimos, por favor, que nos de el móvil del transportista para intentar que nuestro paquete lo agilice lo más posible. Nos pasan al almacén y la persona que nos atiende confiesa que el paquete está retenido en dicho almacén y que no va en el reparto por carecer de teléfono de contacto y presuponer que en una Marina no se va a encontrar un barco, así como así. Aplausos a la imbecil y contactamos con el responsable de la empresa. Este nos da todo tipo de explicaciones y disculpas y sobre todo su voluntad de resolver. Da instrucciones para que el transportista regrese al almacén, de Paterna, a recoger nuestro paquete y lo entregue a lo largo de la mañana. Respiramos profundamente y nos ponemos en marcha.

Arranchamos el barco, a son de mar y hacemos todos los preparativos para ir a la gasolinera a repostar y esperar tranquilamente con todo resuelto, a que llegue la fragoneta.

Nuestro vecino de atraque nos ayuda con la pasarela y los amortiguadores de las amarras, tanto él como otro conocido del pantalán de enfrente nos despiden con un aplauso y sus mejores deseos, sabedores del largo periplo que ahora comenzamos.

Ana y Toni nos habían dicho repetidamente que este momento no se lo querían perder, pero tantas dilaciones y razones de trabajo de hoy, les impidieron estar con nosotros en el pantalán, aunque sabemos que anímicamente lo estaban.

A las 14,30 no había aparecido nadie y volvieron los nervios, nuevas llamadas sin respuesta, suponemos que por ser la hora de la comida. Un cuarto de hora después tenemos noticia de que el transportista está cerca de la Marina. Arrancamos para calentar motores y le arrebatamos el paquete de las manos en cuanto aparece. Verificamos que dentro está la radiobaliza y cap a Melilla.

Posición y datos en Valencia

Datos a las 13,00 horas UTC

Latitud: 39º 27,66 N

Longitud: 00º 18,72 W

Presión atmosférica: 1.016,8 mb

Temperatura del agua: 19º

Rumbos: 150 º y 222º

Velocidad: kts. SOG

Velocidad media del día: Kts.

Viento: fuerza 1 y 2 de NE

Distancia a Melilla.- 330 Nm

Salimos con vientos flojitos de F1-2 e izamos velas, más que por eficacia, por ganas de verlas arriba. Ayudados por un motor navegamos las tres primeras horas. A media tarde, bajamos velas y seguimos a motor. Al anochecer, coincidiendo con el través del Cabo la Nao, el viento comienza a subir, llegando en algún momento a F-6, pero en honor a la verdad y sin tratar de justificarnos, no nos atrevimos a izar de nuevo en la oscuridad y pensando que la primera noche de navegación siempre puede ocurrir algún percance, sobre todo con el desentreno que llevamos sobre nuestras espaldas.

A la levantá del capitán, inmediatamente velas arriba. Con vientos suaves de F 3-4 por nuestra popa, mar muy agitado, consecuencia de los vientos de la noche, la botavara no deja de dar la lata dando bandazos continuos cada vez que una ola de través alcanza el casco.

Durante un buen rato estuve atenuando los bandazos a fuerza de bíceps, sujetando la escota de mayor, pero el mar es mucho más poderoso. Luego recordé que tengo un maravilloso aparejo para montar una retenida de botavara, lo coloqué y a descansar de esfuerzo físico y del ruido que provoca el flameo del trapo cuando hay poco viento y mucha mar.

A continuación echo el aquagenerador para hacerle la prueba de fuego. Con la explicación que me dio Juan Arrazola, no se precisa parar el barco, como hacíamos antes, para largar la hélice. Se va soltando cabo, haciendo un seno gigante y al final se tira la hélice al agua y después de unos segundos ésta se pone a girar encantada de la vida y el generador a trabajar. Todo funciona Ok., con seis nudos de velocidad del barco este equipo carga 4 amperios.

El resto de la mañana transcurrió con sol en lo alto y tranquilidad absoluta.

A las tres de la tarde, con Mojacar por la amura de estribor, en menos de cero coma y sin sospecharlo entramos en un banco de niebla. Arriamos velas a carajo quitao, pa porsi las porsis y simultáneamente entró una nube de moscas, mosquitos, abejas, mariposas, todo llegó volando a excepción de los trajes de Camps, que siendo secreto el sumario no pueden salir del juzgado. Aquello parecía un despacho de carnicería con carne de camello en mitad de un pueblo del desierto bereber. Esto lo ví por primera vez en Hail, pueblo al norte de Arabía Saudí, lugar donde estuve trabajando allá por el 78, la carne de camello tenía un aspecto negruzco y asqueroso, pero el astuto carnicero sacaba la paleta de matar moscas y con una sola espantada lograba el milagro del cambio de color. Antes negruzca y unos instantes después rosada y apetitosa.

Por la tarde, aprovechando la calma chicha, una de caña de pescar. El curri llevaba casi un año sin mojar las tripas y le vino bien para ir rodándose. Resultado: nada.

A eso de las 9 de la noche el mar comenzó a ponerse picado otra vez y justo, justo por la proa. Tuvimos que bajar revoluciones al motor, reducir velocidad para conseguir una navegación lo menos incómoda posible y así fue toda la noche.

En el primer turno de mañana, habiendo mejorado un poquito la mar, subo de nuevo revoluciones y me encuentro con la sorpresa de que a las 2.200 vueltas el sistema se invierte y baja a 1.600, fluctuando entre 1.600 y 2.000 sin parar. Paro motor, compruebo prefiltros y aparentemente todo esta Ok. arranco de nuevo, acelero en vacío y se alcanzan las 2.500 rpm sin ningún problema. Repito la operación, en carga y volvemos al problema inicial. Paro finalmente el motor y arranco el de estribor, donde Magdalena está recién acostada después de una noche que pasó regularcilla.

He vuelto a arrancar y veo que a 1.500 – 1.600 vueltas obedece, con lo cual supongo que al llegar a puerto tendré motricidad también en el lado de babor.

Arranco el generador y la potabilizadora para hacer pruebas y de paso cargar los tanques con agua desalada, libre de cloro y sobre todo de cal, que en esta última temporada en Valencia ha sido un problema. Dicen que por eso se cuece tan bien el arroz.

Magdalena, no había cogido la indirecta del arranque intempestivo del motor que tiene detrás de sus orejas y amanece tranquilamente a media mañana, con la salud un poco mejorada.

 

Como ya hemos contado en muchas ocasiones, los inicios de travesía casi siempre van acompañados del poteo correspondiente, una veces al cuadrado, otras al cubo y ahí tenemos la marca.

Seguimos de pruebas, encendemos la antena satelitaria y llamamos a Javier (El súper Tabernero) para darle nuestro ETA (hora estimada de llegada). Lo del atraque que antes de ayer nos había dicho que estaba complicado, lo ha resuelto y a eso de las 7 de la tarde esperamos estar en Melilla.

Faltan tres horas para la llegada y estamos escribiendo durante la navegación para aprovechar el rato y tener trabajo adelantado. Una vez en el atraque completaremos la crónica y en días sucesivos os hablaremos y mostraremos Melilla.

Llegamos a las 7 casi en punto, nos estaban esperando nuestros amigos y a pesar del problema del motor, funcionó lo suficiente para hacer un atraque sin ningún problema.
3555682839_f38b2ca7bePrati entrando en el puerto de Melilla

Posición a la llegada

Latitud: 35º 17´3 N

Longitud: 02º 56´0 W

Presión atmosférica: 1.009 mb

Temperatura del agua: 19º

Millas recorridas desde Valencia : 322

Velocidad media de la travesía: 6,20 Kts.

Saludos desde Melilla